La visión del médico

Una vacuna: ¿grandes esperanzas?

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La conocida novela de Dickens facilita este título. Con una gran dosis de ciencia y esfuerzo y una parte de buena suerte, es probable que en un futuro no muy lejano (meses o años) dispongamos de una vacuna o vacunas seguras y efectivas frente al SARS-CoV-2. El doctor Joan Miró me envió una reflexión al respecto de las incertidumbres y limitaciones que este importante objetivo conlleva. Vamos a situarlo en un contexto general, para analizar en próximos artículos los avances concretos registrados hasta hoy.

La vacunación es una de las medidas más efectivas en salud pública. Pero no hay que esperar que necesariamente demos con una “bala mágica” que controle definitivamente este coronavirus. La gente tiende a creer que una vacuna debe protegerte al 100% (o casi) y para siempre de una enfermedad. Así sucede en algunos casos (la polio). En otros son necesarias dosis repetidas a lo largo del tiempo para mantener la protección (el tétanos). Esta protección absoluta es la denominada inmunidad completa. En otros casos son necesarias dosis anuales de la vacuna para llegar a un nivel de protección del 30%-60%, según el año y tipo de virus (la gripe). Una vacuna, aunque no proporcione inmunidad completa, puede reducir el riesgo de infección así como el número de casos graves, complicaciones, secuelas y muertes asociadas a una enfermedad.

No va a ser fácil obtener una vacuna frente al SARS-CoV-2. Ninguno de sus predecesores (SARS, MERS) fue controlado con una vacuna: no las había y aún no las hay. Tampoco disponemos de vacunas contra ninguno de los coronavirus que causan el resfriado común. La inmunidad que se produce tras este tipo de infecciones del sistema respiratorio suele ser además de duración limitada.

Estaremos de acuerdo en que una vacuna capaz de atenuar la gravedad de los casos de Covid-19 sería de gran ayuda: si las personas vacunadas sufrieran una enfermedad más leve veríamos menos pacientes con neumonía ingresados en las UCI. Se podría proteger así a la población más vulnerable (la de mayor edad y la que tiene factores de riesgo de gravedad) y al personal sanitario que debe atenderles. Como indicaba un comentario publicado en Cell Host and Microbe, debemos preguntarnos si el objetivo realista a alcanzar es prevenir todas las infecciones por SARS-CoV-2 o prevenir las formas graves y las muertes por la Covid-19. En cualquier caso, hay que seguir manteniendo grandes esperanzas.