El asesinato del hermano de alias “la Quica” y “Tyson”, los sicarios de Pablo Escobar
Emilio Muñoz fue asesinado el pasado 19 de mayo en Bogotá. El familiar de dos de los sicarios y narcotraficantes más cercanos a Pablo Escobar viajó desde Medellín, en plena pandemia, el día anterior a su muerte.
by José David Escobar Moreno - @JoseDEM18“Sicario luciendo tapabocas del Payaso asesino mató a abuelo de 63 años”. Así fue como el programa radial Alerta Bogotá reportó el asesinato de Emilio Alberto Muñoz Mosquera, hermano de Dandeny y Brancy Muñoz Mosquera, alias la Quica y Tyson, respectivamente, dos de los sicarios y narcotraficantes del cartel de Medellín más cercanos a Pablo Escobar. El homicidio, que se produjo el pasado 19 de mayo en el barrio Villa María, en la localidad de Suba (norte de la capital del país), pasó inadvertido incluso para el medio de comunicación que reseñó la muerte del exsuboficial de la Fuerza Aérea como si se tratara de la muerte de un ciudadano común.
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“Un sicario montado en una bicicleta, con una frialdad pasmosa, le propinó en las últimas horas un certero balazo en el pecho a un veterano vecino de la localidad de Suba, en el noroccidente de Bogotá, que caminaba tranquilamente por el sitio y, no contento con eso, le dio la vuelta al ‘caballito de acero’ para regresar y rematar al pobre señor con un disparo en la cabeza”, se señaló en Alerta Bogotá. El Espectador conoció que Muñoz Mosquera fue asesinado cuando entraba a su casa y que el día anterior había llegado de Medellín, no se sabe cómo, en plena cuarentena por el COVID-19. Este diario también supo que hace pocos meses uno de sus hijos fue asesinado en esa ciudad.
Fuentes de la Sijín de la Policía señalan que se indaga en qué contexto se dio el homicidio (viejas o nuevas vendettas del narcotráfico) y si los dos asesinatos están relacionados. Según los testigos del crimen, el asesino era de contextura delgada, tenía cerca de 30 años, estaba vestido de negro y tenía un tapabocas con la sonrisa de un payaso diabólico plasmada. Luego de disparar, las balas afectaron su cerebro y el corazón, el asesino se montó otra vez en su bicicleta y siguió pedaleando. Minutos después, unidades de criminalística de la Sijón arribaron en el laboratorio móvil a la carrera 109A con calle 135A, punto exacto donde ocurrió el crimen.
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La última vez que su nombre trascendió fue en 2017, cuando este diario lo entrevistó con el fin de que diera detalles sobre la participación de la Quica en el atentado bomba del vuelo 203 de Avianca, que cobró la vida de 107 personas que iban a bordo el 27 de noviembre de 1989. Emilio Muñoz dijo hace tres años a este medio que su hermano no había participado del crimen y recordó una carta del exfiscal general Gustavo de Greiff a la justicia de Estados Unidos exculpándolo. Dandeny Muñoz se encuentra preso desde 1996 en una cárcel de máxima seguridad en el estado de Virginia cumpliendo una condena de 10 cadenas perpetuas, pues en la aeronave iban dos ciudadanos estadounidenses.
La madre de los hermanos Muñoz Mosquera, Lilia Mosquera, niega con vehemencia que sus hijos hayan integrado el ala terrorista del cartel de Pablo Escobar. En 2018 le dijo a la W Radio que de los 15 hijos que tuvo, “me dejaron 10, a los demás los mataron”. Emilio Muñoz ahora es el sexto asesinado. Los anteriores fueron Fernando, Audi, Pol Jair, Yamile y alias Tyson. Su hermana menor, Sandra, dijo en esa misma oportunidad que otros dos hermanos estuvieron secuestrados y, cuando se le preguntó sobre qué personas u organización criminal establecieron como propósito acabar con su familia, comentó que “no es prudente hablar de ese tema”.
Esa sangrienta andanada obligó a 21 miembros de la familia Muñoz Mosquera a salir de Colombia, incluido Emilio Muñoz, quien terminó viviendo en el poblado de Bakersfield, a dos horas al norte de Los Ángeles (Estados Unidos) con su madre y su hermana Sandra. El primer refugio de la familia fue Costa Rica, cuando en Colombia grupos de justicia privada pagaban $300 millones por información sobre ellos. Allí pasaron ocho años, hasta que entraron a un programa de reubicación y protección de la Fiscalía y llegaron a territorio norteamericano. Una fuente le dijo a este diario que a Emilio Muñoz se le veía más seguido en Colombia últimamente.
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Emilio es el tercero de quince hijos que tuvieron el policía de tránsito y recientemente fallecido Fernando Antonio Muñoz y Lilia Mosquera. Tyson, fue el quinto y la Quica, el décimo. La numerosa y fervorosa familia cristiana vivió en el barrio Castilla, en las comunas de Medellín. Mientras su padre trabajaba en las vías de la capital de Antioquia, la madre era voluntaria de trabajo social en la cárcel Bellavista, el mismo centro de reclusión del que después la Quica y Tyson se escaparon, con ayuda de Escobar, ya siendo miembros del cartel. La cinematográfica fuga ocurrió en agosto de 1988 cuando salieron izados por un helicóptero de uno de los patios de más alta peligrosidad. Cuando terminó el colegio, Emilio entró a la Fuerza Aérea, se casó joven y tuvo mellizas.
Como técnico subjefe, su tarea en la base de Catam consistió en tramitar la compra de repuestos para aviones. “No le gustaba que le dijeran jefe. Era callado y sencillo”, señaló una fuente que trabajó con él en los años 80. El 26 de mayo de 1990, la Policía irrumpió en la casa de Emilio Muñoz en Bogotá. Lo acusaron de ocultar más de 1.200 kilos de dinamita y de participar en el carro bomba que estalló un día antes en el barrio Las Villas en Bogotá. Esposado, lo llevaron hasta un lote donde estaba montada una escena con cajas de dinamita. Le tomaron fotos y al día siguiente lo destituyeron de la Fuerza Aérea.
“No me dejaron decir ni mu”, le dijo Emilio Muñoz a este diario en 2017. La Policía quería que delatara a su hermano Tyson, que les dijera dónde se escondía. El 29 de octubre de 1992, este terminó muriendo en el barrio Malibú de Medellín en un enfrentamiento con las autoridades mientras intentaba escapar. Las autoridades lo señalaban de participar en más de 700 crímenes, entre ellos, decenas de asesinatos. Emilio Muñoz estuvo preso durante cuatro años en el pabellón de máxima seguridad de La Modelo donde conoció al narcotraficante Iván Urdinola del cartel del Norte del Valle, a políticos del proceso 8.000 y a alias Popeye, otro de los 140 sicarios que la Quica coordinaba para Escobar.
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Sin embargo, un juez sin rostro –jueces que dictaban sus sentencias escondidos tras vidrios opacos y sin identificarse, para no ser asesinados– terminó archivando la investigación en su contra en 1994 y lo dejó libre por falta de pruebas. Al salir de la cárcel, aceptó administrar El Toboso, un billar en el centro de Bogotá donde iban a jugar expolicías, militares y narcotraficantes. Pertenecía a Juan Diego Arcila Henao, alias el Tomate, un narcotraficante que conoció mientras estuvo tras las rejas. En mayo de 1995, Emilio Muñoz fue capturado de nuevo en Girardota (Antioquia) en un operativo desarrollado en la vereda El Totumo, sitio donde se alojaba.
En ese momento a Emilio Muñoz le armaron otro expediente, esta vez por supuestamente atentar contra el entonces fiscal general Alfonso Valdivieso Sarmiento. Mientras su proceso avanzaba fue encarcelado nuevamente en La Modelo, durante 18 meses. En 1997, la justicia declaró inconcluyentes las pruebas en su contra, por lo que recobró la libertad. El Tomate y sus aliados decidieron un día que era “hora de tirar al piso al Faisán”, su principal enemigo en el narcotráfico y, por inexplicable razón, los órganos de inteligencia del Estado confundieron el mensaje y las autoridades pensaron que querían matar no al Faisán, sino al fiscal Alfonso Valdivieso Sarmiento.
Por estos hechos, en diciembre de 2013, el Consejo de Estado le dio la razón en una demanda interpuesta contra la Nación y la Fiscalía. Aunque su primer paso por la cárcel no se tuvo en cuenta en la demanda, el ente investigador ordenó indemnizarlo con un poco más de $50 millones por los perjuicios que le causó la falsa acusación. El alto tribunal fue vehemente al afirmar que los delitos de sangre no existen: “Muñoz Mosquera resultaba ajeno a los hechos investigados, aunado a que el solo vínculo de consanguinidad existente entre la víctima y los lugartenientes de Pablo Escobar, no comporta argumento razonable y suficiente para mantenerlo privado de la libertad”.
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Horas antes de ser asesinado en Bogotá el pasado 19 de mayo, Emilio Muñoz Mosquera conversó con su familia y con un excompañero suyo de la Fuerza Aérea. La Fiscalía analiza sus últimos pasos en Bogotá para determinar si el crimen tiene que ver con viejos o nuevos líos o ajustes de cuentas en las mafias del narcotráfico. A la historia de los hermanos Muñoz Mosquera, Tyson y la Quica, que lleva 30 años circulando como un capítulo de la mafia con demasiados interrogantes, se suma ahora el asesinato de Emilio, quien eludió la muerte muchas veces, pero que finalmente la encontró con el rostro cubierto con una careta de Payaso asesino.
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José David Escobar Moreno - @JoseDEM18
Judicial
El asesinato del hermano de alias “la Quica” y “Tyson”, los sicarios de Pablo Escobar
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