Un test para ligar

by

Desde que el mundo es mundo, los humanos hemos aprendido a sacar partido a las situaciones más desventajosas de las maneras más disparatadas. Esta no iba a ser la excepción. No lo es.

–Hola, me llamo Octavia Laurencia y tengo algo que contarte.

Hace unas semanas una sesuda revista científica se interrogaba en un artículo sobre si la cuestión de los anticuerpos lo iba a cambiar todo respecto al coronavirus, pero, ojo al dato, no se refería al conocimiento de la enfermedad ni tratamientos ni tal, quería decir si el estatus de (supuesta) inmunidad iba a cambiar nuestro (no tan supuesto) estatus laboral. O amatorio.

–Hola, me llamo Fernando Toribio y también soy inmune.

También hace unas semanas The New York Post publicaba que las webs de citas y eso habían apreciado un incremento en las consultas sobre los anticuerpos de la Covid-19, dando por supuesto que si la has pasado: 1) ya no la vuelves a pasar; 2) tampoco la transmites, circunstancias ambas que están por ver; lo que no está por ver es el grado de desarrollo de nuestro cerebro. Una recuerda cuando en los años de plomo del sida los tests negativos se convirtieron en un requisito tantas veces exigido antes de iniciar una relación. Llegaron los condones y la cosa, un decir, se racionalizó. Ahora han llegado las mascarillas.

“Muchos de nuestros clientes quieren saber si la persona con la que la hemos emparejado tiene garantías sanitarias”, explicaba en el citado diario la responsable de una allí conocida app de folleteo, por llamar a las cosas por su nombre. Y una se queda pensando, ¿están los/las susodichos/as buscando un ligue o una empresa de desinfección? La búsqueda de seguridad es una comprensible obsesión de nuestra especie, gracias a la cual aún andamos por aquí , pero en algunos casos llega al extremo. También hay siempre el típico/a listillo/a que sabe sacar partido de cualquier circunstancia para promocionarse, también en los menesteres que ahora nos ocupan.

Decía Quim Monzó el sábado pasado y aquí mismito que este mundo ya no es el suyo. Y digo yo que la sociedad post y concovid es lo que tiene, bastante chalado, unos cuantos aprovechados, mucho miedo y un punto de tontería. Y eso, maestro Monzó, no es nada nuevo bajo este sol ya de verano.

Yo propongo que en lugar de perder el tiempo y hacerle perder un precioso material a los demás con los PCR preamatorios, prueben a autopracticarse un test de inteligencia, que los hay a montones en internet y gratuitos. Igual estos sí sirven para algo.