Terror y autocines: cómo los EE.UU. salen de la cuarentena
by Leonardo DespositoUna película de terror está batiendo récords -relativos, se verá en esta nota- en los los Estados Unidos. Se llama The Wretched y, desde su estreno el pasado primero de mayo, ha recaudado más de medio millón de dólares. No es una cifra espectacular, por cierto, si consideramos el tamaño de ese mercado con más de 5400 cines (no "pantallas"; la cifra se triplica en ese caso). Pero es muy importante si se tienen en cuenta dos cosas: que el miedo por la pandemia es gigante, y que la mayor parte de estas entradas se vendieron en autocines.
Primero, unas palabras respecto de la cuarentena en los EE.UU. No es obligatoria (es inconstitucional de acuerdo con la décima enmienda de la Carta Magna de ese país), y la Casa Blanca solo puede recomendar hacerla, no imponerla; mucho menos, por la fuerza. El crecimiento en el número de muertos especialmente en Nueva York -por lejos la ciudad más cosmopolita del país, y la más visitada; ergo, la que tuvo mayor cantidad de "llegada" del virus- tiene que ver con esa falta de obligatoriedad. Los cines cerraron no por obligación, sino por iniciativa de sus dueños. La apertura del 1° de Mayo fue consensuada con los gobiernos de los Estados. Pero siempre hubo en funcionamiento, sobre todo, autocines.
Dicho esto, la película de terror resultó una apuesta ganadora. Realizada con bajo presupuesto, se estrenó cuando solo había 21 autocines abiertos, y en la actualidad hay 169. Es importante esa cifra porque en total, contándolos, en los EE.UU. hay abiertas 348 salas. El autocine tiene varias ventajas: el aislamiento social está garantizado, puede ir una familia entera (o varias personas), lo que recupera la salida social, y hoy, al menos en ese país, la tecnología permite buena imagen y sonido (el gran problema de esta clase de locales). Por eso es que nunca dejaron de funcionar ni ser una alternativa. En estos momentos, se volvieron un sostén central para el negocio de la exhibición en salas, cuando ya los grandes estudios discuten la posibilidad de estrenar más en digital que en cines.
Es importante lo que pasó con Trolls World Tour, que recaudó más que su costo en alquileres digitales, y será central ver cómo funcionará Scoob, la película animada de Warner que relata el origen del perro Scooby-Doo. El filme tenía estreno previsto en salas para la temporada alta, pero tras el cierre de los cines por la pandemia, los ejecutivos de Warner decidieron enviarlo directamente a digital. Si la película funciona bien -y dado que mucha gente en los Estados Unidos piensa permanecer bastante tiempo aún en sus hogares, muchos con niños- el negocio de la exhibición va a recibir un replanteo muy fuerte.
Mientras tanto, The Wretched se está convirtiendo en un fenómeno del boca a boca. No porque adelante el futuro del cine sino, paradójicamente, por lo contrario: un lanzamiento pequeño (forzosamente) en pantallas en general dedicadas a cine clase B y género (una parte importante de la producción estadounidense incluso hoy, que no sale de las fronteras y es casi exclusivamente de consumo interno) y con una publicidad que basa gran parte de su impacto en la satisfacción de los espectadores y cómo estos lo difunden. Es decir, el modelo clásico del cine hasta que llegó Internet. Quizás detrás de esta película sobre un chico que descubre un aquelarre de brujas en un bosque, con mucho aire a cuento de hadas (y bastante efectivo) se esconda un cambio que aúne lo tradicional con lo nuevo.