José Agustín “Agucho” Sachetti, un símbolo de la “V”azulada

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“AGUCHO” SACHETTI, un símbolo del Vélez Sársfield de fines de los 60 y comienzos de los 70.
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ESTRELLAS VELEZANAS. Agustín Sachetti, acompañado de Agustín “Pepa” Argañaraz, “Lucho” Brizuela y Ramón Espeche en un homenaje a las glorias de nuestro fútbol que se llevó a cabo, en 2013, en el estadio Bicentenario.
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EN FAMILIA. “Agucho”, próximo a cumplir 68 años, junto a su hijo mayor, José María, durante la nota con El Esquiú.

Eran otros tiempos. Posiblemente, entonces, la magia del fútbol tenía otros matices y la pasión se trasladaba a la gente que, siguiendo a una divisa, solía poblar el centenario estadio de la Liga Catamarqueña. No importa que jugaras en la “A” o el Ascenso. Todos los clubes afiliados le ponían marco especial a cada partido. A diferencia de ahora, cuando se nota la falta de calor popular y los jugadores, en la mayoría de los casos, no mudaban de una institución a otra. Se afianzaban en el club que terminaría marcándolos para siempre. Es el caso de nuestro entrevistado de hoy, José Agustín Sachetti (67), un símbolo del Vélez Sársfield de fines de los 60 y comienzos de los 70.

Junto a Luis Brizuela, Agustín Argañaraz, Juan Carlos Barros, Ochoa o Rafael Herrera les tocó la misión nada fácil de suplantar a otra máquina velezana que, en los años anteriores, alistaba a “Palito” Guzmán, Santos Carrizo, “Rupachico” Barrionuevo, “Minuta” Barrionuevo, Enrique Romero, “Alo” Barros, “Medio litro” Corro, “Nino” Barrionuevo, “Coyoyo” Vega, “Nano” Rizo, “Negro” Segura, “Perro” Ovejero, “Chacho” Ayala, “Cachencho” González y tantos otros que vistieron la gloriosa “V” azulada.

La aparición de “Agucho”

El Esquiú, en la casa de su hijo José María, lo ayudó a desgranar los recuerdos a quien fue uno de los wines más notables y explosivos de todos los tiempos.

De esta forma, el popular “Agucho” Sachetti, nos recuerda una trayectoria plagada de éxitos.

“Debuté en primera división a los 14 años, vistiendo los colores de Estudiantes de La Tablada. Para la temporada siguiente, por rápida gestión de los dirigentes, me adquirió Vélez Sársfield, donde iba a pasar los mejores años de mi carrera. Gané numerosos torneos, entre ellos tres en forma con consecutiva. Fue en 1971, 1972 y 1973. Aparte, se nos escapó el de 1974 que consagró a un gran equipo de Unión. En todo ese tiempo tuve marcadores implacables como el “Zuri” Gutiérrez”, “Arobe” Bazán, “Zorro” Heredia o Angel “Avión” Rodríguez”.

Sobre aquel multicampeón, Sachetti nos recuerda sus integrantes. “En el arco estaba el tinogasteño que llamábamos Gatti, después vino el “Gato” Ordoñez; en defensa lo hacían Ochoa, “Puka” Nieto, “Saeta” Barros y el “Rafa” Herrera; en el medio el recreíno Morales, el “Negro” Aguirre y “La Pepa” Argañaraz; arriba “Chola” Herrera, “Lucho” Brizuela y yo. Con los años también alternaron “Alo” Barros, Ramón Naranjo, Juan González, “Chuscha” López, Ramoncito Espeche, “Chicho” Gutiérrez, “Chito” Olveira y muchos otros que escapan a la memoria”.

El servicio militar, obligatorio en aquellas épocas, lo llevó al fútbol mendocino. Ocurrió después del ’74 cuando vivió momentos de turbulencia política. “Fue por el derrocamiento del presidente chileno Salvador Allende y la asunción de PInochet, lo que determinaba que debíamos cumplir tareas cerca de la frontera con Chile”.

Pero por sus innegables condiciones (“con la instrucción militar era una liebre por la punta izquierda”) fue avistado por Independiente Rivadavia, un grande del fútbol argentino que lo contó en sus filas.

Legrotaglie y un gol olímpico

“En los dos primeros años tenía varios monstruos por delante. Por ejemplo Víctor Legrotaglie, un jugador de novela, y Darío Feldmán, que después llegó a ser campeón del mundo con Boca Juniors. Igual alterné con ellos y tengo un recuerdo imborrable. Fue una final con San Martín, a estadio lleno, que ganamos 1 a 0 y nos consagramos campeones. Entré faltando 20’ y Legrotaglie me dijo que me iba a poner todas las pelotas a mi. Así forzamos situaciones y varios corner. En uno de ellos; ‘Legro’ me pide que se la ponga al segundo palo.

No le hice caso. Le pegué con tres dedos y la clavé en el primer palo. Fue gol olímpico, alegría inmensa, vuelta olímpica. Todo junto. Después de tres años pasé a Huracán Las Heras y también me supo pedir Godoy Cruz, pero ya la nostalgia y la familia me obligaban a regresar

a Catamarca. Volví a Vélez y terminé jugando algunos partidos en Sumalao y Villa Dolores, en la Liga Chacarera. En los veteranos defendí a Rev Constructora y a El Auténtico, pero ya tenía problemas en una rodilla y una alevosa agresión apuró para siempre mi retiro”.

Volviendo a Vélez, Sachetti tuvo especial reconocimiento para los dirigentes que actuaron en su época de jugador. “Ellos fueron fundamentales en la historia del club.

Estaban el doctor Mario Luna, que era el presidente, pero lo acompañaban señores dirigentes como Daniel Lozada (fue mi padrino de casamiento), Felipe Bolillo, David Dabhar, Granados, etc. Estaban en todas. Desde los entrenamientos hasta el cuidado de nuestra vida familiar”.

Un proyecto trunco

Por razones familiares, Agustín Sachetti construyó su casa en cercanías de la cancha de Vélez, allá en el sur de la ciudad, en la avenida Manuel Navarro.

“Era la única casa de la zona. Después se hicieron otras, pero fui quien le puso el nombre de Vélez Sársfield a ese barrio. Aparte, con mi amigo Francisco Pawlosky, desarrollamos un proyecto para trabajar con las inferiores y meter a los chicos en el fútbol, antes que hagan otras cosas nocivas para la salud. Recuerdo que trabajaba en Obras Sanitarias y era plomero, lo que me ayudó mucho para mejorar la cancha, a la que pusimos riego por aspersión y hablamos con la Universidad para que nos proveyera de semillas para césped y el aporte de sus ingenieros. En eso hablamos con las autoridades velezanas para hacernos cargos de las inferiores. Lo hicimos con Santos Carrizo, pero al parecer el proyecto no convenció y todo quedó en la nada. Pero, si, con Francisco hicimos mucho por los chicos del barrio”.

Sencillo, llano y honesto consigo mismo, a los 67 años, “Agucho” Sachetti renueva con nostalgia lo que le tocó vivir futbolísticamente que, por supuesto, no fue poco.

Producción y textos: Rafael Andrés Bruno.

Ficha personal

Nombre: José Agustín Sachetti.

Fecha de nacimiento: 19 de agosto de 1952.

Edad: 67 años.

Esposa: Graciela Luna.

Hijos: José María, Anabela Soledad, Héctor Iván, Vanesa

Amalia y María Emilia.

Nietos: 13.

Bisnietos: 2.

Padres: Luis Arcángel Sachetti y María del Valle Arpirez.

Hermanos: 12.

Equipo favorito del fútbol local: Vélez Sársfield.

Del fútbol argentino: Boca Juniors.

Mejores futbolistas del país: el mendocino Víctor Legrotaglie, Diego Maradona y Lionel Messi.

Del fútbol local: “Lucho” Brizuela, “Rafa” Herrera, “Negro” Aguirre, “Chichilo” Naranjo y “Beto”

Bracamonte.

Los mejores en tu puesto: “Quirquincho” Echevarria y “Hueso” Ibáñez.

El mejor marcador que tuviste: “Pedro “Zuri” Gutiérrez.

Comida preferida: el asado del domingo.

“Convencí y me escapé de Ferro”

Dicen que para algunos “el tren pasa una sola vez”. Y si no lo tomas, perdiste. La predicción se cumplió con Agucho” Sachetti que, a los 12 años, se fue a probar a Ferrocarril Oeste de la Capital Federal.

“Esa fue experiencia por la que siempre me lamenté. Fui a las pruebas y convencí plenamente a la dirigencia y a los técnicos de una institución que, a mediados de los 60, era una de las principales del fútbol argentino. Yo vivía en la misma cancha, con otros dos chicos del interior, uno de La Rioja y otro de Santiago. Allí funcionaba la escuela de Ferro. Un fin de semana nos dieron franco y yo sin saber qué hacer en Buenos Aires tomé la peor decisión. Fui y saqué un boleto para volverme a Catamarca. Por largos meses, los dirigentes de Ferro me llamaban que volviera, pero ya no quería hacerlo. Ese tren, lamentablemente, pasó para mí y mucho lo lamento”.