“Cartilla de inmunidad”: podría intensificar la discriminación mundial
De acuerdo a especialistas la “cartilla de inmunidad”, no afianza a la población, pues en la mayoría de los casos la presencia de anticuerpos es mínima, además de que esta iniciativa podría intensificar los actos de discriminación y la extrañeza del otro
by Mariana Lebrija ClavelAnte la emergencia sanitaria producida por el coronavirus del Covid-19, especialistas en distintas disciplinas como es el caso de la biología y filosofía, juntan esfuerzos para analizar la problemática que conllevan las medidas aplicadas por las autoridades sanitarias, como es el caso de “las cartillas de inmunidad” y cómo estas afectan e impactan no sólo en la salud de la población, sino en los aspectos sociales que inexorablemente cambiarán el rumbo de la vida en comunidad.
Por ello, la doctora Gabriela García Pérez explicó en entrevista con EL UNIVERSAL que la “inmunidad de grupo” ha sido practicada de forma masiva desde tiempo atrás, cuando los progenitores en búsqueda de prevenir enfermedades que con el paso del tiempo podrían resultar más graves, como la viruela y el sarampión, efectuaban este tipo de prácticas de manera no oficial.
“Cuando no existía una vacuna en contra de la varicela, y en las escuelas de los infantes se presentaba un caso positivo de la enfermedad, algunas madres reunían a varios niños para que la contrajeran de una vez”, explicó la especialista en patología experimental, “eso no quiere decir que sea una buena idea, ni que aplique en todos los virus”, por lo que confirmó que no es recomendable para ningún tipo de padecimiento.
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La investigadora perteneciente a la Facultad de Medicina (FM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), declaró, qué tan absuelta estará la sociedad civil de contraer una enfermedad ante la presencia de una vacuna, pues su duración depende del comportamiento particular de cada virus.
"Por ejemplo, en el caso del remedio contra el sarampión, no se ha cambiado en lo absoluto desde que fue diseñada, porque sigue concediendo una buena protección ante la variabilidad del virus, por ello quien está vacunado, sigue protegido”, detalló.
En contraparte determinó que hay otras vacunas con una temporalidad efectiva mucho menor, como la vacuna contra la influenza, “en la que la población tiene que inmunizarse de manera estacional, pues son virus que mutan muy rápido”, por lo que el suministro de dicha preparación no neutralizará al 100% las partículas virales, sin embargo protegerá hasta cierto grado al sistema inmune.
“Las vacunas podrían conferir una protección entre el 80% a 90%, esto ¿qué quiere decir? Hay un 10% de posibilidades de cursar con la infección, pese a estar vacunado, lo que daría oportunidad al cuerpo de reaccionar y resolver la infección de manera mucho más eficiente que si no se cuenta con un antecedente vacunal”, detalló la doctora, quien advirtió que cualquier pronostico puede resultar incierto, pues el SARS-CoV-2 es un virus nuevo, del cual se desconoce su comportamiento.
La líder del laboratorio de Microbiología Molecular del departamento de Microbiología y Parasitología expuso que parte de la incerteza que existe sobre el Covid-19, ha provocado decisiones tales como la presencia de la denominada “cartilla de inmunidad”.
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"Consiste en la demostración de inmunidad ante un segundo reto con el mismo virus (…) sin embargo, lo que se detectó en algunos individuos es que la respuesta inmune no contaba con la suficiente cantidad de anticuerpos necesarios para la obtención de esta”, propuesta que le parece insegura y absurda, aunado a ello, esta clase de iniciativas no sólo afectan a nivel de salud pública sino que impactan en la vida social de la población.
En conjunción, el maestro en filosofía por parte de la Máxima Casa de Estudios, Gabriel Alejandro Mancilla Yáñez reparó en que este tipo de decisiones, responden a necesidades económicas por encima de los requerimientos sociales.
“Una cartilla de inmunidad está dirigida principalmente a cuestiones laborales: los más beneficiados y con mayor posibilidad de obtener un empleo serán quienes puedan acceder a ellas”, situación que recae directamente en el individuo, ante el descuido del Estado en los aspectos sociales.
“La cartilla de inmunidad, por supuesto que está dirigida a que el propio ciudadano se haga cargo de sus pruebas, si tú quieres acceder a ella, vas a tener que pagar. Estas tendrían que aplicarse consecutivamente, lo que implicaría un control constante de lo que hacen los ciudadanos”, ahondó el catedrático de la UNAM, ante el tipo de estrategias que existen dentro del “estado de excepción”.
De acuerdo a los postulados del filosofo italiano, Giorgio Agamben, el “estado de excepción”, significa un momento clave para los gobiernos, puesto que pretextean la aparición de crisis específicas para ejercer un mayor control en la autonomía de sus poblaciones, “donde las cuestiones de la ciudadanía y los derechos individuales se pueden disminuir, reemplazar y rechazar en el proceso de demanda de esta extensión del poder, ejercida por un gobierno”.
Planteamiento con el que coincide el filósofo Mancilla Yáñez, quien puntualizó en el aspecto de que nos enfrentamos a una situación completamente nueva: “De pronto, nos da la impresión de que vamos a regresar a la normalidad, como si algo así existiera”, y recordó que, “´lo normal´ está trazado por el propio sistema, y si nos preguntamos ahora ¿qué es lo normal? Responderemos que ´lo normal´ es desinfectarte constantemente, estar en confinamiento, serán los encuentros sociales con muchas restricciones, la vigilancia y medidas constantes”, ahondó respecto a este modelo de control social.
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Analógicamente, el miembro del Círculo Mexicano de Profesores de Filosofía, expuso que los postulados de Michel Foucault y Gilles Deleuze, teóricos filosóficos, ayudan a entender el proceso de cambio que sucede durante la pandemia, “ellos proponen que transitábamos hacia un régimen disciplinar, donde las instituciones de reclusión como la escuela y la familia marcaban las pautas de cómo debíamos comportarnos, y te formabas como ciudadano dentro de un rol social especifico”, donde se buscaban mayores oportunidades a partir de una “sana competencia”, explicó que, “la pandemia está potenciando justamente eso, ya no basta con ser o demostrar tus capacidades sino que ahora tendrás que demostrar que estás saludable” a través de someterse a pruebas de inmunidad constantes.
“Lo que está de fondo es la deuda, mientras que tú estés en deuda con un sistema, te seguirán tomando en cuenta y aquellos que no quieran hacerse las pruebas, por supuesto que quedarán relegados, hechos a un lado”, precisó.
Hecho que se replicará no sólo en la vida profesional sino que tensaría el vínculo social entre las personas, lo que incitaría a la discriminación en cuanto a quién se encuentra apto para enfrentar la enfermedad y quien no.
“Estos mecanismos se sustentan en la desconfianza de los otros, y se cuartea la comunicación, que golpea directamente en la cuestión anímica de relación con el otro; sales a la calle y le temes, el otro es el enfermo, el gran tirano, al que tengo que excluir hasta que no me demuestre que esté sano”, por lo que consideró que una especie de resistencia sería la confianza del prójimo, como un gesto de rebeldía.
Mancilla Yáñez reflexionó que la resistencia reside en mantener la comunicación, “pues las propias redes sociales nos lo permiten, y en la medida en que nos sigamos preguntando ´¿cómo estás?, ¿cómo te sientes?´ y exploremos hacía adentro, me parece que es un gran mecanismo de resistencia”, mencionó como una posibilidad que brinda la filosofía, de hablar con nosotros mismos y como una apuesta reflexiva ante el siniestro que enfrentamos actualmente.
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