Llega un mensaje desde la playa do Ancoradoiro, uno de esos arenales en los que los compostelanos suelen poner la pica en cuanto el tiempo acompaña. Resume con rapidez la situación: muchas ganas, menos gente y ningún problema ni medida de restricción excepcional. Tampoco es que hiciese falta. Esa, la de la afluencia discreta, fue la tónica de la primera mañana en fase 2. «De momento hay distancia entre las familias», decía una bañista a primera hora de la tarde en Broña, sin control de acceso ni socorristas.
En Muros había tranquilidad a primera hora de la tarde y lo mismo en las playas de Barbanza, aunque no hay que relajarse. La Policía Local de Ribeira vigilará más las playas urbanas porque es donde se pueden producir aglomeraciones. Por lo demás, en Noia parcelaron por la mañana la playa de Boa Pequena, que quedará con capacidad para unas cien personas, y si la idea funciona se extenderá a Boa Grande y Testal.
Las medidas de información, higiene y control también han sido la tónica en los arenales de la Costa da Morte, en los que hizo acto de presencia, sobre todo, el viento. El Ayuntamiento de Camariñas ya encargó unos carteles informativos para los accesos a las playas. El de Ponteceso hizo restricciones en los aparcamientos, y Dumbría contratará varias personas para extremar la limpieza en O Ézaro.
En Samil, bañistas a discreción por la mañana con la policía controlando la zona y plazas libres de sobra en el entorno de los arenales y mucha más afluencia por la tarde, aunque guardando las necesarias distancias. Lo mismo ha ocurrido en el más de centenar de arenales distribuidos por el área metropolitana viguesa. Muy pocas personas se habían decidido a darse un baño por la mañana, pero a primera hora de la tarde comenzaba a haber movimiento en arenales como los de Nigrán y Baiona. En Barra y Viñó, en Cangas, usuarios autorizados por la Policía Local retiraron las vallas que había en el entorno para acceder a las dos playas, al igual que en la de Nerga, donde desde primera hora disfrutaban vecinos de baños y paseos.
Tranquilidad también en las playas de Arousa, en las que sí ha habido afluencia, especialmente en O Grove, Vilagarcía y A Illa. Este lunes la gente estaba comportándose «razonablemente bien». Lo mismo ha ocurrido en los arenales de la zona de Pontevedra, en la que excepto contadas excepciones, lo que primaba era la distancia social.
En A Coruña la conducta fue ejemplar y, aunque la policía se desplegó por las seis playas urbanas, imperó el «sentidiño» que pedía el Concello. Y en A Mariña, como en la Costa da Morte, lo primero que visitó las playas fue el fuerte viento. Poca gente en los arenales, pero los más atrevidos aprovecharon para darse un buen baño, ya que la temperatura del agua es superior a la de otras zonas de Galicia.
Con las aportaciones de López Penide, Alejandro Martínez, Mónica Torres, Alberto Mahía, Tamara Montero, A. Lorenzo, Melissa Rodríguez, Serxio González y Miguel Sande