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El primer ministro francés, Édouard Philippe, al inaugurar la conferencia sobre la reforma del sistema de salud, este lunes, en París.MICHEL EULER / AFP

El Gobierno de Macron aborda una amplia reforma sanitaria en plena crisis del coronavirus

El Ejecutivo francés de Macron abre siete semanas de negociaciones para realizar una “renovación profunda” del sistema de salud y promete una “revalorización significativa” de los salarios

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Los aplausos diarios para el personal sanitario no bastan. Así lo han dicho los médicos y así lo ha comprendido el Gobierno francés. Tras hacer oídos sordos durante meses a las demandas de mejoras de las condiciones salariales y de trabajo de hospitales del país, cuando estalló la crisis del coronavirus, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, hizo una promesa: un “plan masivo de inversión y revalorización” del sector sanitario. El primer paso se dio este lunes, con el comienzo de las negociaciones para una “renovación profunda” del sistema de salud.

“Sería difícilmente comprensible, y probablemente insoportable, que esta crisis que hemos atravesado no sea la ocasión de cambios radicales (…), que no usáramos este momento para desbloquear el sistema”, ha declarado el primer ministro, Édouard Philippe, al inaugurar una reunión telemática con 300 representantes de sindicatos, hospitales y residencias de ancianos. Es la primera cita de un proceso negociador que, según ha confirmado el jefe de Gobierno, durará unas siete semanas y redundará en “cambios radicales” y “rápidos” de todo el sistema de salud francés.

De acuerdo con el Ejecutivo, el plan que se diseñe durante este “calendario ajustado” debe basarse en cuatro “pilares”: una “revalorización” de la carrera y desarrollo de los profesionales de los hospitales y residencias de ancianos; la “definición de un plan de inversión y reforma de los modos de financiación” del sistema sanitario; una “simplificación” de la burocracia y que el sistema se base “en el territorio”, mediante una mejor integración de los servicios de médicos de cabecera y los hospitales.

“Sacudiremos los corporativismos, las costumbres, las inercias. Seremos transgresores si hace falta”, prometió la semana pasada el ministro de Sanidad, Olivier Véran. Aun así, Philippe ha defendido este lunes, más que un cambio de rumbo, un “cambio de ritmo” para la reforma de un sistema sanitario que, pese a todo “ha resistido un embate como el que ha supuesto la epidemia de covid-19″, ha subrayado. Eso sí, Philippe se ha apresurado a aceptar una de las principales demandas del personal sanitario: habrá una “revalorización significativa” de la remuneración salarial.

Las negociaciones llegan en un momento de tensión máxima del sector. Y no solo por el coronavirus, que ha causado en Francia más de 28.000 muertos y ha saturado sus hospitales —el Gobierno tuvo que duplicar el número de camas en reanimación, que inicialmente eran de 5.000, para afrontar la epidemia—. Aunque gobiernos de diverso signo han lanzado en los últimos años hasta tres planes distintos, los profesionales de la salud siguen reclamando más esfuerzos, sobre todo en el plano salarial, pero también en materia de reducción de burocracia —que muchos médicos consideran excesiva y que les impide concentrarse en su tarea principal— y de una atención más completa, centrada en curar pacientes y no en rentabilizar costes.

Insatisfechos por la respuesta del Gobierno, a mediados de enero, 1.300 jefes de servicio hospitalario dimitieron de sus funciones administrativas (no así de sus responsabilidades médicas) en protesta por la “degradación de las condiciones de trabajo” de los profesionales médicos y en reclamo de una mejora salarial, menos recortes en hospitales y la “revisión” del sistema de financiación, entre otros. Para entonces, numerosos servicios de urgencia de hospitales de todo el país llevaban meses de protestas y huelgas por sus condiciones de trabajo. “Sin duda, cometimos un error en la estrategia anunciada” en septiembre de 2018, que “no tuvo una amplitud suficiente ante el estado de los hospitales”, reconoció Macron durante una visita a un hospital de París hace unos días.

Aunque las protestas quedaron rápidamente diluidas por la urgencia que impuso el coronavirus, muchos de estos reclamos han vuelto a resurgir en vísperas del comienzo de esta concertación. Durante la epidemia, “usted ha podido contar con nosotros, señor presidente, demuéstrenos ahora que podemos contar con usted”, reclamaron un centenar de profesionales de la salud en una carta abierta publicada el domingo en Libération, diario que este lunes imprimió también un “manifiesto” de los mismos sanitarios exponiendo sus principales demandas de cara a esta nueva fase de negociaciones. A largo plazo, escriben, será necesario un replanteamiento profundo tanto de los servicios médicos como de su financiación para garantizar que todos los ciudadanos tienen acceso a igual tratamiento y a cuidados preventivos básicos bajo principios que no se rijan por su eficiencia presupuestaria. Pero urge, por el momento, hacer reformas inmediatas que pasen por una “revalorización de las bases salariales” de personal hospitalario y de residencias de ancianos, el “fin de la política del cierre de camas” o la contratación y formación de personal.

Francia ha comprometido el 20% de su riqueza nacional para salvar la economía

Francia empieza a conocer el precio de intentar salvar su economía de la crisis del coronavirus: el plan del Gobierno para evitar la debacle total y la pérdida masiva de empleos ha costado 450.000 millones de euros, casi la cuarta parte de su PIB.

“El 20% de la riqueza nacional ha sido puesto sobre la mesa para salvar la economía”, reveló el ministro de Economía, Bruno Le Maire, en la cadena BFM TV. Aunque 315.000 millones de euros no son ayudas directas sino préstamos garantizados por el Estado, el riesgo está ahí. “Si una empresa a la que hemos prestado 3.000 o 4.000 millones acaba declarándose en bancarrota, y hay una garantía del Estado al 90%, hay que ser claros, el Estado perderá 4.000 millones de euros”.