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Évariste Ndayishimiye deposita su voto durante las elecciones celebradas el pasado miércoles en su colegio electoral de Gitega, en Burundi.Evrard Ngendakumana / Reuters

El candidato oficialista Ndayishimiye es elegido presidente de Burundi entre denuncias de fraude

El líder de la oposición anuncia recurso ante el Tribunal Constitucional

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Évariste Ndayishimiye, de 52 años y conocido popularmente como el general Neva, será el próximo presidente de Burundi para un periodo de siete años tras vencer con un 68,72% de los votos en las elecciones celebradas el pasado miércoles, según la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI). El líder del partido en el poder se convierte así en el sucesor del controvertido Pierre Nkurunziza, quien ha gobernado Burundi durante 15 años. El dirigente opositor Agathon Rwasa, que obtuvo el 24,19% de las papeletas, ha denunciado fraude y anuncia recurso ante el Tribunal Constitucional.

Sin sorpresas en Burundi. Los comicios presidenciales se han saldado con una rotunda victoria del partido gobernante, el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia-Fuerzas para la Defensa de la Democracia (CNDD-FDD). “Las elecciones han sido tranquilas, el escrutinio se llevó a cabo en el lugar de votación y las actas electorales fueron entregadas. El recuento se hizo con transparencia”, aseguró este lunes Pierre-Claver Kazihise, presidente de la CENI, quien también reveló una tasa de participación anormalmente elevada del 87,7%.

Sin embargo, el partido opositor Congreso Nacional por la Libertad (CNL) ha denunciado la existencia de numerosas irregularidades. Ya cuando se publicaron las primeras tendencias, su líder, Agathon Rwasa, calificó los resultados de “fantasiosos” y acusó al régimen de hacer trampas y de “pura manipulación”. En este sentido, la CNL reveló la detención de unos 200 apoderados y la intimidación hacia sus seguidores, así como llenado de urnas. Los comicios se celebraron sin observadores internacionales debido a las trabas puestas por el Gobierno burundés y el día de la votación hubo un bloqueo total de redes sociales y servicios de mensajería.

La incógnita que se revelará en los próximos días será la reacción de los simpatizantes de la oposición en un país que lleva cinco años instalado en la violencia política, con el resultado de unos 2.800 muertos y desaparecidos a manos del régimen, según han constatado una misión de Naciones Unidas y organizaciones de derechos humanos. La comunidad internacional ha dado señales de estar dispuesta a aceptar al general Ndayishimiye como nuevo presidente del país en la esperanza de que su Gobierno suponga una cierta ruptura con el régimen de Nkurunziza, pero la amenaza de nuevas protestas reprimidas con violencia planea sobre el proceso y podrían alterar esta percepción.

Salvo que el Tribunal Constitucional diga lo contrario, algo que la mayoría de analistas descarta dado el control que el régimen ejerce sobre todos los poderes del Estado, la investidura del general Neva tendrá lugar el próximo mes de agosto, momento en que acaba el mandato de Nkurunziza. Évariste Ndayishimiye ha prometido poner todo su empeño en combatir los altos índices de pobreza, superiores al 75% según el Banco Mundial, de este pequeño país de 12 millones de habitantes sumido en la inestabilidad.

El próximo presidente de Burundi, considerado el heredero de Nkurunziza, ha sido uno de los militares más influyentes del régimen desde su nombramiento como jefe de Estado Mayor de la Defensa en 2005 con rango de general, cargo al que accede tras una década como comandante de la rebelión hutu. Posteriormente ocupó los puestos de ministro de Interior, jefe del gabinete militar de la Presidencia y, por último, responsable de la oficina del presidente. Desde hace cuatro años y tras jubilarse como general es también el secretario general del partido en el poder y número dos del régimen.

Pese a su proximidad al poder, la designación de Ndayishimiye fue acogida con una relativa esperanza de cambio tanto por la oposición como por la comunidad internacional ya que su nombre no se ha vinculado directamente a las matanzas y asesinatos del régimen en los últimos cinco años, cometidas según Naciones Unidas por la liga juvenil Imbonerakure y por el servicio secreto. Su perfil es más dialogante que el de su predecesor, pero nadie duda de que defenderá al régimen que le ha aupado a la Jefatura de Estado.

Mientras tanto, Pierre Nkurunziza, quien mantuvo el suspense respecto a su posible presentación para un cuarto mandato para acabar cediendo a favor de Ndayishimiye, se ha buscado un retiro dorado como “guía supremo del patriotismo” y presidente del comité de sabios de su partido, con una prima de 500.000 euros en un país azotado por la miseria, un chalet de lujo, inmunidad judicial y un salario de diputado durante el resto de su vida.