Jóvenes, universitarios y menores salarios: los gráficos que explican cómo las generaciones más preparadas se van por el desagüe
by Francisco S. JiménezLa anterior crisis truncó la mejora progresiva de salarios entre generaciones. A partir de 2008, supuso un antes y después para el incremento de las rentas. El Banco de España entra de lleno en el debate de si las perspectivas laborales de los jóvenes son ahora peores que las de la generación de sus padres. Y advierte de que los grandes perdedores están siendo las generaciones con una mayor formación. Mientras los salarios se mantienen estables, ajustados al ciclo, sin tener en cuenta el impacto de la crisis, en las nuevas generaciones de trabajadores con menor formación; los empleados con estudios superiores que han ido entrando en el mercado de trabajo han visto como se han reducido sus salarios desde que empezó este siglo, mucho antes del estallido de la crisis financiera (las líneas discontinuas representa el período entre 2008 y 2003, el tiempo que duró la anterior crisis).
Antes de la crisis de 2008, los salarios medios mensuales antes de los 30 años de las generaciones nacidas más tarde eran similares a los recibidos por las generaciones anteriores. Con una salvedad, los trabajadores de veinte de años con menor formación llegaron a cobrar hasta tres veces más que las generaciones anteriores. Los felices años del boom inmobiliario hizo que un trabajador a los 20 años recibiera de promedio una renta de casi 6.000 euros anuales. Diez o veinte años atrás un trabajador nacido en 1967 o en 1977 con estudios bajos recibía, en promedio, en torno a 2.000 euros anuales cuando tenía 20 años.
Este incremento de los salarios en los años dorados del ladrillo, como se puede observar en el gráfico del estudio del Banco de España Tendencias laborales intergeneracionales en España en las últimas décadas elaborado por Sergio Puente y Ana Regil, de la Dirección General de Economía y Estadística, fue experimentado por todas las generaciones que se iban incorporando al mercado laboral, salvo para trabajadores con una mayor cualificación.
Esta mejora de las rentas sirvió para que la siguiente generación tuviera mejoras respecto a las anteriores hasta 2008, sobre todo en empleos que necesitan escasa formación. Un trabajador de baja cualificación nacido en 1967 conseguía unas rentas de 9.000 euros anuales a los 30 años, mientras que el nacido 10 años después llegaba a percibir 12.000 euros a esa misma edad.
Una evolución similar se observa para los trabajadores de alta formación. Así, la renta anual típica de un trabajador universitario nacido en 1967 era algo superior a 20.000 euros anuales a los 30 años, mientras que, a esa misma edad, la renta de uno nacido 10 años después aumentaba a 25.000 euros.
"La anterior crisis provocó la caída de los salarios por hora de los más formados, provocaron una disminución de las rentas anuales"
Pero con la llegada de la crisis financiera las curvas de renta anual empeoraron significativamente en todos los trabajadores independencia de su nivel de formación. Durante la crisis, las menores oportunidades de empleo, especialmente importantes para los trabajadores de menor nivel de formación, así como la caída de los salarios por hora de los más formados, provocaron una disminución de las rentas anuales.
Sin embargo, el impacto de la crisis esconde oculta una tendencia preocupante de fondo. El análisis del Banco de España incluye la evolución de salarios de las generaciones ajustadas al ciclo, es decir,sin tener en cuenta el impacto de la crisis, en el que se descubre la caída de rentas es superior entre los trabajadores más formados, especialmente entre los más jóvenes. Una tendencia que se remonta mucho antes a la crisis económica de 2008.
Los investigadores apuntan a que el fenómeno de salarios medios más bajos observado tras la crisis financiera para las generaciones más recientes podría obedecer no a causas relacionadas principalmente con la posición cíclica de la economía, sino a factores de naturaleza estructural, y, por tanto, tendría un carácter más permanente. El Banco de España señala a un desajuste laboral del mercado de trabajo para los más jóvenes. Las nuevas generaciones están mejor formadas que las anteriores, pero no hay puestos de trabajo suficientes para estos perfiles. El incremento de empleados jóvenes con mayor formación no ha venido "acompañado de un incremento equivalente de la demanda de trabajo cualificado".
"Existen dudas acerca de si las habilidades concretas que poseen los trabajadores cualificados, aprendidas tanto en su etapa formativa como en su experiencia previa, son acordes con las demandadas recientemente en los puestos de trabajo", plantean los economistas.
Y lo peor está por venir. En las cifras del estudio, los jóvenes con menor formación no han salido tan mal parados a largo plazo. Hasta la crisis de 2008 sus sueldos han salido reforzados respecto a las generaciones anteriores. Sin embargo, el desempleo que provocó la anterior crisis plantea problemas a futuro. "Los episodios de paro pueden lastrar el desarrollo futuro de las carreras laborales al acumular menos experiencia", subrayan. Y añaden más problemas, "existe el temor de que el proceso de automatización afecte a sus posibilidades de empleo". Puede provocar una caída de la demanda de trabajo no cualificado parecida a los jóvenes con mayor formación. El mercado laboral no será capaz de absorber la alta oferta de empleo poco cualificado.
"Los nuevos modelos de trabajo aumenta el riesgo de un mayor grado de precariedad laboral para los jóvenes"
Los economistas del Banco de España dibujan un panorama poco halagüeño para los trabajadores más jóvenes. Las nuevas formas de organización del trabajo, propiciadas por el desarrollo de las tecnologías de la información, aumenta el riesgo de un mayor grado de precariedad laboral.
Las generaciones más jóvenes parten de una tasa temporalidad más alta, aunque en los últimos años se ha ido reduciendo. Los expertos señalan que las nuevas generaciones no parecen enfrentarse a un mercado de trabajo más precario que las anteriores, ya que tanto la tasa de temporalidad que sufren al iniciar sus carreras como la edad a la que obtienen su primer contrato indefinido han ido cayendo progresivamente en las últimas décadas. Aunque reconocen que los trabajos temporales son cada vez más cortos.
Los expertos ponen el acento en que cada el mercado de trabajo que ofrece a los más jóvenes menor horas de empleo. Una circunstancia que sobre todo se nota en los empleos con menos de ocho horas de trabajo diarios. La parcialidad se incrementa se van incrementando significativamente cuanto más joven es la generación, y lo que es peor también involuntariedad. Las diferencias por estudios o por edades son mucho menores que en el caso de la temporalidad. Además, se observa una tendencia de incremento en la parcialidad que es estable en todos los grupos, siendo la mayor parte del incremento involuntario. "Parece haber una clara tendencia estructural hacia una menor duración de la jornada que afectaría a todos los grupos de edad y de nivel de educación. Además, en los últimos años esa tendencia se ha acelerado en las edades más tempranas, tanto para los menos formados como entre los jóvenes con estudios medios".