¡Sí, acepto!
by Verónica MastrettaCuando hace un tiempo leí que uno de los lujos del siglo XXI sería la privacidad no entendí bien los alcances de esa idea. Hoy, cada día sabemos más que para que para poder gozar de este lujo tendremos que tener mucho cuidado y atención cuando usemos un teléfono celular, una cuenta en internet, o cualquier accesorio que nos lleve a navegar por las redes. Cuando aparecieron los teléfonos celulares, básicamente su función eran los de un teléfono de casa que se movía contigo. No servía más que para llamar y que te llamaran. Poco después empezaste a saber quién te hablaba. En un rato más, ya el teléfono podía ubicar no solo en dónde estás, sino dónde estuviste. En poquísimo tiempo esos aparatos ya traen dentro nuestra vida entera y han ido enviando nuestra información a bases de datos ajenas a nosotros; tu teléfono es un espía inteligentísimo que averigua de ti todo lo posible con tu total complacencia. El avance en las tecnologías ha sido rápido y eficaz y nos ha ido enganchando en sus múltiples usos. En un simple chat me llegó un libro fantástico diseñado para ser gratuito : un estudio sobre el nuevo poder de las redes y quienes las operan. Cito el libro para que ustedes puedan buscarlo "Cobo, Cristóbal (2019): Acepto las Condiciones:usos y abusos de las tecnologías digitales, Fundación Santillana". Usted es libre de compartir, copiar, y redistribuir el material en cualquier medio o formato, únicamente dando el crédito de la manera en que lo acabo de hacer. Imprescindible leer este libro acerca del presente y el futuro digital ¿Seremos jugadores o juguetes al servicio de nuestros teléfonos celulares y las compañías que nos dan servicios mientras recopilan toda la información posible acerca de nosotros.¿Viviremos al servicio de nuestros teléfonos, dedicándoles más tiempo que a nadie, cediéndoles el poder sobre nuestras vidas, nuestro tiempo y nuestra capacidad de pensar por nosotros mismos, adictos a la información que nos ofrece de manera inmediata? ¿Aceptaremos seguir cediendo nuestros datos, nuestra privacidad, nuestra psique con un solo clic de "Sí, acepto" ? Casi nadie lee la letra chiquita que aparece cuando adquirimos un plan de teléfono o internet, o cuando una página digital te pone "aviso de privacidad" y luego las palabras "aceptar" o "rechazar". Al dar el sí de manera impulsiva, alimentas las bases de datos de las empresas más poderosas del planeta, Google, Facebook, Amazon, Apple o Microsoft. Cada vez que damos un clic , estamos abriendo la puerta de nuestra mente a quienes tienen el manejo de las redes. El acceso a nuestra vida privada vía estos aparatos ha dejado de ser interesante y divertido para volverse un potencial peligro. Ha pasado de ser una herramienta de inclusión a ser una nueva forma de control, poder y vigilancia. Se acabó la inocencia, perdimos la privacidad y es el fin de la luna de miel digital. ¿Quién observará y regulará a los que nos observan? ¿Porqué estamos renunciando a nuestros derechos de privacidad de manera tan inconsciente? Con 250 búsquedas en Google es posible que la base de datos sepa más de ti que tú mismo. Ni tus seres más cercanos podrían hacer un diagnóstico de quién eres y qué te gusta de una manera tan certera como esas plataformas. Así de fácil se metieron hasta las cocinas de los votantes en Estados Unidos en la elección de 2016 y en el el referéndum del Brexit de ese mismo año. Fue fácil que una empresa comprara bases de datos de manera ilegal para saber cómo y con qué información llegar a los votantes e influenciarlos de acuerdo al pedido de sus clientes. Tu información, tu privacidad, tus gustos, todo lo que tu regalas alegremente cuando das un "clic", vale dinero y alguien está haciendo grandes cosas, buena y malas, con esa información. Lo que el libro propone es salir de la era de la ingenuidad , afrontar los retos del panorama tecnológico actual y pensar en cómo prepararnos como sociedad para actuar con inteligencia con respecto al nuevo mundo digital. Desde que leí este libro lúcido y propositivo , he empezado a tratar a mi celular como a un perfecto desconocido al que no puedes meter en tu vida de manera inocente porque puedes terminar siendo su juguete.