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FERRAN NADEU
AL CONTRATAQUE

¿Barcelona para los barceloneses?

Me han gustado la quietud y la sensación de estar en un pueblo sin moverme de casa, pero ese silencio es inquietante

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He visto cosas insólitas: niños jugando a las cinco de la tarde en la Rambla de Catalunya como si fueran los de mi barrio que, con confinamiento o sin, aún salen a jugar a la calles porque el piso es pequeño, para ver la tele tienes que pelearte con otros 'miembros convivientes' y no hay Netflix ni wifi ni nada. Es extraño el silencio en la Rambla de Catalunya, en toda la ciudad roto por los gritos de los más pequeños.

También he visto una ciudad desinflamada del ruido constante de coches, cláxones e ir y venir incesante. No recordaba el choque sonoro que sientes cuando aterrizas aquí por primera vez y piensas: ¿cómo hace esta gente para vivir con esta ansiedad ambiental? Me había acostumbrado al ruido día y noche y con el confinamiento he vivido Barcelona como no la había vivido nunca. Ni los domingos por la tarde ni en pleno agosto.

Los habitantes que ni llegan ni van

He visto una Barcelona sin turistas, sin colas en la casa Batlló, sin gente que viniera de compras o a pasear, sin ferias ni congresos, con los carteristas teniendo que trabajar con autóctonos. Y he visto a barceloneses que hacía siglos que no pasaban un fin de semana en el domicilio en el que viven de lunes a viernes. O sea, que todos estos somos nosotros, los barceloneses, los habitantes que ni llegan ni se van.

Me han gustado el silencio y la quietud y tener la sensación de estar en un pueblo sin moverme de casa. Y el aire puro y las noches plácidas con las ventanas abiertas. Pero es un silencio inquietante, un poco como una última cena. ¿Alguien puede saborear una última cena? Queríamos una ciudad sin coche, pero ¿qué va a pasar con quienes se ganan con él el pan? ¿Qué alternativa se ha previsto para los trabajadores del sector? Nos estorbaba el turismo por lo masivo y por la enorme presión que ejercía sobre los vecinos, pero resulta aterrador pensar en la cantidad de personas que han perdido el trabajo. ¿Hay alternativas para quienes dependen del turismo?

No sé si Barcelona es poderosa como dice el anuncio con un lema que nos devuelve al principio de su gentrificación. Ahora mismo parece frágil y extremadamente dependiente.