El Gobierno levantará la cuarentena a los turistas extranjeros el 1 de julio
El Ejecutivo relaja los criterios para evitar que franceses y alemanes escojan otros destinos vacacionales
Cómo salvar la temporada de verano. Es el gran reto que tiene por delante el sector turístico español, uno de los más intensivos en mano de obra y actividad (12 % del PIB).
Para no dificultar la ya de por sí compleja situación en la que se encuentran sus profesionales, el Gobierno ha anunciado hoy que el próximo 1 de julio se pondrá fin a la cuarentena de 14 días que se venía exigiendo a los turistas extranjeros que llegaban a España, con el fin de controlar la propagación de la pandemia por el territorio.
Según ha confirmado Moncloa, la decisión se tomó hoy mismo, en la reunión Interministerial celebrada por videoconferencia y en la que han participado las vicepresidentas Teresa Ribera y Nadia Calviño, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. Esta última, en una entrevista a Onda Cero, confirmó que las cuarentenas obligatorias decaerían cuando se suspendiese el estado de alarma.
Esta maniobra viene precedida de las reiteradas llamadas del sector a facilitar la llegada de turistas internacionales para salvar, en la medida de lo posible, la temporada estival. Las restricciones de aforo, el coste de las medidas de seguridad sanitaria y la previsible caída de la facturación enturbian unas previsiones que ahora se antojan más optimistas. La Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), calcula que la apertura al turismo extranjero en el mes de julio mitigará en 20.000 millones de euros las pérdidas estimadas, que rozan los 100.000 millones de euros.
Este paso adelante del Gobierno también tiene otro objetivo: evitar que alemanes, británicos y franceses sustituyan a España por otros destinos turísticos como Portugal o Grecia. Ambos países aprovecharon la dureza de las restricciones españolas para persuadir a sus vecinos europeos, ofreciendo bajos precios y seguridad.
La cuarentena obligatoria no ha sentado nada bien en territorio galo. El Gobierno francés tomó represalias similares contra los ciudadanos españoles y ayer mismo, su ministra de Transición Ecológica, Élisabeth Borne, instó a sus compatriotas a no viajar a España e invertir su dinero en turismo nacional: «No puedo recomendar a los franceses que reserven unas vacaciones en España a día de hoy. España ha optado por abrir sus fronteras, (pero) al mismo tiempo ha establecido normas sobre las personas que llegan en avión. Es contradictorio», deslizó en una entrevista radiofónica.