¿Qué son las alergias psicológicas?

Una investigación científica demuestra que podemos tener síntomas alérgicos al regresar al mismo lugar en el que estuvimos expuestos, aunque la sustancia que disparó la reacción no esté presente

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Los investigadores creen que una zona del encéfalo denominada hipocampo interviene en el condicionamiento del organismo para responder a su entorno. (Agencia EFE)

Los lugares donde vivimos momentos intensos no solo nos evocan recuerdos y emociones cuando volvemos a visitarlos. Pueden provocarnos goteo nasal, estornudos, picazón y otros síntomas, cuando el “momento intenso” que vivimos allí fue una reacción alérgica, ¡aunque ahora allí ya no haya hierba ni polen!

¿Podemos sufrir una “alergia psicológica”? Un estudio efectuado en Alemania demuestra que esto puede suceder y que el sueño es un factor clave en el surgimiento de este fenómeno.

“Estar en el lugar equivocado puede desencadenar una reacción alérgica”, según el equipo de investigadores de la Universidad de Tübingen que ha descubierto un mecanismo que desencadena una reacción alérgica en un entorno neutral, es decir en ausencia de una sustancia que induzca dicha reacción en el organismo.

Las reacciones alérgicas pueden ocurrir sin ser desencadenadas por un alérgeno como el polen de hierba o abedul; es suficiente que la persona regrese al mismo lugar en el que estuvo expuesta al alérgeno, según este estudio dirigido por la doctora Luciana Besedovsky y el profesor Jan Born del Institutode Psicología Médica y Neurobiología del Comportamiento de la UoT.

Los investigadores han descubierto, además, que este tipo de reacción condicionada a una situación intrínsecamente neutral e inofensiva solo ocurre después de que la persona ha pasado por una fase de sueño, es decir ha dormido, tras haber sufrido el episodio alérgico que produjo ese condicionamiento.

El equipo de investigación reclutó para su experimento a un grupo de voluntarios con rinitis alérgica, un trastorno también conocido como “fiebre del heno”, que causa signos y síntomas parecidos al resfrío, como secreción nasal, picazón en los ojos, congestión, estornudos y presión en los senos nasales.

Es una respuesta alérgica en interiores o al aire libre a alérgenos como el polen, los ácaros del polvo o las pequeñas manchas de piel y saliva que sueltan los gatos, perros y otros animales con pelo o plumas, según la ClínicaMayo.

A los participantes en el estudio se les administró un aerosol nasal que contenía sus respectivos alérgenos (polen de hierba o abedul) en una sala de pruebas y se midió la fuerza de la reacción alérgica que experimentaron al inhalar ese aerosol, por la cantidad de una enzima de sus secreciones nasales.

La mitad de los voluntarios durmieron durante ocho horas después de este experimento, mientras que la otra mitad tuvo que permanecer despierta hasta la noche siguiente, según la UoT.

Una semana después se repitió el experimentoen la misma sala de pruebas, pero esta vez no se administraron alérgenos a los participantes. “Algunas personas reaccionaron con síntomas de rinitis alérgica poco después de entrar en la habitación, pero fueron solo las del grupo que había dormido”, señala la doctora Besedovsky.

“En cambio, las personas que permanecieron despiertas no tuvieron una reacción alérgica al regresar a la habitación en la que se realizó el experimento”, agrega Besedovsky.

Los miembros del grupo que durmió tampoco sufrieron una reacción cuando fueron llevados a otro lugar.

“Al igual que en un proceso de aprendizaje convencional, la fase de sueño jugó un papel decisivo, ya que solo a través del sueño el cerebro conectó firmemente un determinado ambiente con una reacción alérgica”, señala el profesor Jan Born.

Los investigadores creen que, como sucede en muchos procesos de construcción de la memoria, una zona del encéfalo denominada hipocampo, interviene en el condicionamiento del organismo para responder a su entorno, “y el hipocampo funciona de manera dependiente del sueño”, señalan los investigadores.

En el experimento, fue suficiente una sola dosis de alérgeno para vincular la reacción alérgica con el medio ambiente.

“Se sabía que los factores psicológicos, como el estrés, pueden exacerbar las reacciones alérgicas, pero esta es la primera prueba experimental de que un lugar específico puede desencadenar por sí solo una reacción alérgica”, añaden los científicos.

“Solo probamos la reacción alérgica de los voluntarios un día, por lo que no sabemos si las exposiciones repetidas a esa misma habitación provocarían reacciones igualmente fuertes que la ocurrida la primera vez que volvieron a esa habitación”, puntualiza Besedovsky a Efe.

“Sin embargo, por lo que se sabe de investigaciones psicológicas anteriores, esperamos que la respuesta condicionada disminuya con el tiempo, siempre que la personas no se vuelva a encontrar con el alérgeno en esa misma habitación”, concluye.