Federico Villagra y David Nalbandian, unidos por la misma pasión: el rally
"El Coyote" y "el rey David", que tienen un presente en común, contaron a Mundo D cómo viven esta locura fierrera.
by Gabriela MartinEn 1997, Federico Villagra, a bordo de un Peugeot 405, corría el Gran Premio de La Falda. En esa misma época, David Nalbandian participaba de la gira juniors de tenis. Cada uno tenía sus objetivos bien definidos; “el Coyote” comenzaba a perfilarse en una actividad que lo llevaría a convertirse en múltiple campeón, y el unquillense iba camino a transformarse en “el Rey” de la Copa Davis.
Ahora, poco más de 20 años después, los dos son protagonistas de la categoría con mayor cantidad de adeptos en Córdoba. Ambos comparten la pasión por el rally y, en un encuentro virtual, Mundo D los reunió para conocer cómo viven el presente que tienen en común.
Bromean, se divierten, pero sobre todo se respetan y se admiran. “Claramente, me hubiese gustado jugar al tenis como David”, lanza Villagra entre risas, y admite que “hay cosas” que, en su caso, ya no se van a dar. Y con una devolución como en sus épocas en el circuito de la ATP, Nalbandian responde con picardía: “Ustedes llevan 20 años corriendo y yo, en dos o tres, cómo hago para ponerme a su altura”.
Para “el Coyote”, el crecimiento de David en la categoría ha sido exponencial y se lo adjudica al profesionalismo con el que encara la actividad, a sus ganas de aprender y de hacer las cosas bien.
“Me acuerdo de cuando empezó y venía a ver los videos a casa. Se preocupaba. Noté ese profesionalismo que empezó a trasladar al rally y que lo hizo llegar rápidamente a estar en la punta de una categoría que no es fácil”, comenta Federico, mientras afirma que su colega es de los que quieren aprender rápido. “No había pasado un día o dos de la carrera, yo no quería ni prender la computadora y me sorprendió viniendo a casa para ver los videos. Quería ver los tramos, cómo había ido uno comparado con el tramo de él. Eso pasa cuando alguien tiene realmente ganas de aprender y de hacer las cosas bien. Lo lleva adentro”, agrega Villagra.
Y Nalbandian parece ser un “buen alumno”. Pregunta, observa, se preocupa y, aunque le guste referirse a la actividad como un hobby, no deja de mostrarse competitivo y con el deseo de seguir creciendo y aprendiendo. “Me gustaría tener la lectura que tiene ‘Fede’ de los pisos. Creo que el haber corrido en motocrós le ha dado mucha lectura de piso, de cómo va a reaccionar o de qué va a hacer el auto, pero no en lo que pasó, sino en lo que viene. En ese aspecto es en el que tiene mucha experiencia y nos saca ventaja”, relata el extenista, quien, cuando en algún rincón del mundo le preguntan sobre lo que significa el rally en Córdoba, invita a venir a la provincia y vivir la experiencia.
“Es muy difícil explicarle a la gente la pasión por el rally, la montaña, el folklore que envuelve a la categoría. Es como cuando te preguntan qué sensación tenés arriba del auto; yo siempre digo exactamente lo mismo: ‘Subí al auto un día o vení al rally un día, vivilo y después tratá de explicarlo’. Son sensaciones totalmente diferentes de las que uno puede experimentar en la vida cotidiana y son muy difíciles de transmitir; hay que vivirlo para darse cuenta”, indica Nalbandian, mientras recuerda la cantidad de veces que estuvo en la montaña disfrutando de la competencia como espectador.
Y continúa: “Cuando el Campeonato Argentino corre el Mundial, la sensación es increíble. Poder correrlo te da una sensación de nostalgia, de alegría, de disfrute, el momento en el que estás entre una pancarta y la otra, la largada llena de gente que te grita de todo... Es un folklore impresionante. Eso sí, una vez que largás ya estás concentrado, pensando en cómo hacer la mejor carrera posible”.
Villagra ha recorrido el mundo compitiendo en distintos países, pero esa experiencia no le facilita las cosas. Para “el Coyote”, tampoco es fácil poner en palabras todo lo que significa la categoría para el pueblo cordobés: “Es difícil transmitir lo que hay en Argentina con respecto al rally; claramente, es uno de los pocos países del mundo en los que se vive de esta manera la competencia. A mí me tocó correr en muchos países y realmente te sorprende estar corriendo en lugares donde no hay gente, tramos en los que no hay público”.
Este año, la pandemia de coronavirus obligó a suspender la edición número 40 del Rally de Argentina, y la peregrinación a la montaña, prevista para fines de abril pasado, tendrá que esperar. La incertidumbre domina el calendario deportivo mundial y, a nivel nacional, tampoco hay certezas sobre cuándo podrá reiniciarse la actividad. Mientras tanto, Nalbandian y Villagra se adaptan a la cuarentena que envuelve a todos.
“La mayor adrenalina que tengo es cuando voy con la motito al supermercado”, cuenta entre risas “el Coyote”, quien asegura que aprovecha este momento para compartir más tiempo con su hijo y admite que, al tener el taller al lado de su casa, se entretiene un poco con los autos.
David, en cambio, se reparte entre los requerimientos de entrevistas y el entrenamiento físico. “El Rey” fue invitado a participar en carreras virtuales, pero prefiere esperar a poder subirse “a un auto” real. “No tengo Play Station y hace como ocho años que no hago nada de eso; estoy un poco desactualizado. Me han invitado, pero no tengo nada como para poder hacerlo”, cierra Nalbandian, y le abre la puerta a un nuevo desafío: cuando vuelva la actividad quiere organizar un torneo de tenis entre todos los que componen la familia del rally. “Ahí me voy a reír yo”, dispara con la precisión de un tiro ganador.
Federico Villagra. “El Coyote” es un hombre del deporte motor. Se inició en el motocross pero luego se pasó al rally y es el máximo ganador del Campeonato Argentino, con 19 títulos. Ostenta además títulos sudamericanos, buenos pasos por el Rally Mundial (terminó cuarto en las fechas de Argentina y Grecia 2009) y también por el Rally Dakar. Además de manejar el auto, también comanda su propio equipo, el Villagra Racing Sport.
David Nalbandian. El unquillense llegó a ser 3º del ranking mundial y la ATP lo eligió como uno de los mejores tenistas de todos los tiempos que no ganó ningún Grand Slam. Sin embargo, siempre fue seguidor del rally y, cuando se retiró de los courts, se subió a los autos. Debutó en el Rally Argentino en 2014 y el año pasado, después de 53 carreras, logró su primer triunfo en una prueba emblemática como el Rally del Poncho, en Catamarca.