Las baterías usadas de coches eléctricos valen diez años más para granjas solares
Un nuevo estudio llevado a cabo por el MIT revela que las baterías usadas de los vehículos eléctricos podrían tener una segunda vida útil y rentable para instalaciones fotovoltaicas solares a escala de red.
by Andrea Núñez-Torrón StockUno de los problemas que plantea el crecimiento de la popularidad de los coches eléctricos en todo el mundo es qué sucederá con las baterías usadas cuyo rendimiento ya no es suficiente. Sin embargo, una investigación del MIT arroja luz y optimismo sobre su “resurrección”, ya que estos dispositivos de carga podrían emplearse durante una década más para granjas solares.
El estudio, publicado en la revista Applied Energy, fue realizado por seis investigadores actuales y anteriores del MIT, incluido el postdoc Ian Mathews y el profesor de ingeniería mecánica Tonio Buonassisi, jefe del Laboratorio de Investigación de Fotovoltaica.
Como un caso de prueba, los investigadores examinaron en detalle una granja solar hipotética a escala de red en California. Estudiaron la economía de varios escenarios: construir una granja solar de 2.5 megavatios, construir la misma matriz junto con un nuevo sistema de almacenamiento de batería de iones de litio y construirlo con un conjunto de baterías hechas de baterías EV reutilizadas que habían disminuido al 80% de su capacidad original, y que por tanto ya no valdrían para el uso continuado del vehículo.
Los resultados del experimento revelaron que la instalación de la nueva batería no proporcionaría un retorno neto razonable de la inversión, pero que un sistema administrado adecuadamente de baterías usadas podría ser una inversión buena y rentable siempre que las baterías cuesten menos del 60% de su precio original. No es un asunto sencillo, pues cabe resolver múltiples cuestiones, como la revisión y el transporte de las baterías.
Toyota crea un sonido para el coche eléctrico que estimula el crecimiento de las plantas
El estudio utilizó un modelo semiempírico de degradación de la batería, entrenado utilizando datos medidos, para predecir el desvanecimiento de la capacidad en estas baterías de iones de litio en diferentes condiciones de funcionamiento. Estas podrían alcanzar la vida útil y el valor máximos al operar en ciclos de carga y descarga relativamente suaves – nunca por encima del 65 por ciento de la carga completa ni por debajo del 15 por ciento.- Este hallazgo desafía algunos supuestos anteriores de que hacer funcionar las baterías a la capacidad máxima inicialmente proporcionaría el mayor valor.
Hacen falta más estudios piloto a largo plazo para determinar con mayor exactitud cuánto tiempo pueden las baterías seguir funcionando de manera útil en esta segunda aplicación. El estudio del MIT se sirvió de la suposición conservadora de que las baterías serían retiradas de su servicio de respaldo de la granja solar después de haber disminuido al 70 por ciento de su capacidad nominal, desde su 80 por ciento inicial -el punto en que se retiraron del coche eléctrico-.
Sin embargo, este plazo podría ser mayor porque “la batería típica tiene múltiples vías de degradación”, según señalan los autores. Métodos método inteligentes y predictivos basados en aprendizaje automático podrían explorar este aspecto en mayor profundidad.
Por otra parte, los investigadores destacan que la economía real de cada proyecto puede variar ampliamente dependiendo de las estructuras locales de regulación y fijación de tarifas de almacenamiento para la fotovoltaica. Su estudio de caso basado en California pretende ser paradigma ilustrativo en Estados Unidos.
Un informe reciente de McKinsey también muestra que a medida que la demanda de almacenamiento de respaldo para proyectos de energía renovable aumenta entre ahora y 2030, las baterías de segundo uso podrían satisfacer la mitad de esa demanda. En este contexto diversas compañías de vehículos eléctricos ya están diseñando sus paquetes de baterías específicamente para facilitar la reutilización futura de estos dispositivos de carga.
Puedes acceder a la investigación en este enlace.
Fuente | MIT News