Urbanismo y sociedad

Los microbios patógenos, “viejos compañeros”

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¿Qué va primero, el cebo o la manteca? En un artículo anterior, explicaba los aspectos referentes a que desde la conquista española han existido las pandemias. Esto se inicia entre 1519 y 1600, como consecuencia de una serie de enfermedades, entre estas la viruela, el sarampión, introducidas por Hernán Cortes, recién llegado de Cuba. Entre 1519 y 1600, la población indígena de México pasó de entre 15 y 30 millones a dos millones, por la peste de la salmonella, introducida por los soldados españoles. La epidemia de cocoliztli, 1576, fue una prolongación de la salmonella, una fiebre hemorrágica de origen desconocido, que mató entre dos y cuatro millones de la población de México y Guatemala, en el sureño estado mexicano de Oaxaca.

A mediados del siglo XIV, entre 1346 y 1347, estalló la llamada “peste negra”. Esta fue la mayor epidemia de peste de la historia de Europa, hasta su último brote a principios del siglo XVIII. El origen de la peste fue la bacteria Yersinia pestis, que afectaba a las ratas negras y a otros roedores. En el siglo XX, tenemos la gripe española, que fue descubierta por la prensa española, por eso su nombre. Esta mató entre 1918 y 1920 a más de 40 millones de personas en todo el mundo. Esta provino cuando cientos de miles de soldados estadounidenses llegaron a Europa para lo que serían las últimas ofensivas de la Primera Guerra Mundial y que portaban esta gripe, pero el virus desapareció antes de que se pudiera siquiera aislarlo.

Ahora, tenemos al coronavirus, que fue notificado por primera vez en Wuhan, China, el 31 de diciembre del 2019. La OMS ha colaborado con expertos mundiales, gobiernos y asociados para ampliar rápidamente los conocimientos científicos sobre este nuevo virus, rastrear su propagación, virulencia y asesorar a los países y las personas sobre las medidas para proteger la salud y prevenir la propagación del brote.

El coronavirus fue anunciado oficialmente en Guatemala el 13 de marzo del 2020. Para el sector informal, el “quédate en casa”, que Giammattei repite a todas horas, no tiene sentido. Son hombres y mujeres que, en medio de una crisis de salud que amenaza con cobrar vidas, salen a trabajar desde temprano. Y es así como llenan los mercados y las calles más transitadas, como la Sexta Avenida de la zona 1. Su lógica de sobrevivencia es: “Si no trabajamos, no comemos”. Estos representan el 70% de la población (casi seis millones de personas), que creen que es una simple enfermedad de carácter moderado o leve que con taparse la cara no necesitará tratamiento con hospitalización, como la vieja gripe, cuando México, nuestro vecino, lleva 4,220 muertos.

Dionisio Gutiérrez, en su programa de cable, entrevistó al consultor, economista y empresario chileno Nicolás Shea: “A quien le llamó la atención la cantidad de carros y de gente que circula dentro del sistema de alarma de Guatemala y que menosprecian la situación”, y dijo: “Aquí, a diferencia de Dinamarca o de China, es que los “daneses ricos dominaron el problema con dinero y los chinos pobres con disciplina”. Cosa que aquí no se ve.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que el continente americano registra ya 1.74 millones de casos confirmados de coronavirus, y superó a Europa, que totaliza 1.73 millones. Giammattei apretó el cinturón del estado de Calamidad Pública, pero luego aflojó ante la presión popular. Si pensamos en el largo plazo sobre el impacto de la pandemia, muchas personas entrarán en más pobreza.