https://www.publico.es/files/article_main//files/crop/uploads/2020/05/22/5ec79f364633c.r_1590384474503.207-0-1107-600.jpeg
Fotograma de 'Snowpiercer'. NETFLIX

'Snowpiercer': luchar por mantener la humanidad cuando tratan de arrebatártela a alta velocidad

by

El tren de Snowpiercer vuelve a echar a rodar en la pantalla en un nuevo salto desde las viñetas para las que fue creado a comienzos de los ochenta. Lo hace en formato serie, de la mano de TNT -en España se podrá ver en Netflix tras el estreno de hoy de los dos primeros episodios y después semanalmente- y con el creador de Orphan Black, Graeme Manson, al cargo de un proyecto que vino y fue durante años.

Como (casi) todas las historias ambientadas en un apocalipsis, sin importar la razón por la que este tuvo lugar, Snowpiercer trata sobre no perder la humanidad cuando intentan arrebatártela. En el caso de esta nueva adaptación de los cómics franceses Le Transperceneige lo que ocurrió –lo explican como contexto echando mano de la animación en el arranque del primer capítulo– fue que primero cambió el clima mientras los negacionistas hacían lo suyo. Después, la guerra calentó el planeta aún más. El hielo se derritió y los científicos intentaron arreglarlo enfriando la Tierra. Pero se les fue de las manos congelándola hasta el núcleo.

Para cuando el ser humano estaba condenado a la extinción por congelación, un hombre llamado Wilford con complejo de Noé ya había puesto en marcha un plan bíblico. En lugar de un arca con forma de barco en el que alojarse hasta que el agua bajase, lo que él creó fue un tren con 1001 vagones equipado con todo lo necesario para que la raza humana se perpetuase. Para viajar en él solo hacía falta una cosa: dinero para pagarse el billete. Siete años después de arrancar, el Rompenieves continúa dando la vuelta al mundo sobre railes a una velocidad endiablada con alrededor de 3.000 personas en su interior. Algunas de las cuales se colaron en el último momento. Son los de la cola, el resto se refiere a ellos como escoria, no tienen derechos y están planeando una revolución con la que hacer saltar por los aires el sistema que impera dentro del tren. La lucha de clases se sirve, en este caso, sobre ruedas.

https://www.publico.es/files/module_small_modules_list_horizontal/uploads/2020/05/21/5ec6c350899aa.jpeg

'Homecoming', el peligro de jugar con fuego y acabar quemándose María José Arias

A quien haya leído los cómics o visto la adaptación de los mismos que hizo el oscarizado director Boon Joon Ho en 2013 con Chris Evans en el papel de líder de la revuelta la historia que se cuenta aquí les sonará a conocida. Más allá de comparaciones, a la serie de Graeme Manson hay que reconocerle el mérito de lograr, aún siendo algo irregular, que la balanza de la mitad de la temporada vista antes del estreno se incline hacia el lado positivo. Introducir en medio de todo ese contexto político y social planteado un asesinato a resolver como si del Orient Express se tratase le da un punto extra de entretenimiento.

No hay que olvidar la dificultad inherente a convertir en serie una historia tratada anteriormente con éxito y resultado de película de culto en el cine. Es algo que Terry Matalas y Travis Ficket supieron hacer muy bien con 12 monos. La clave estuvo entonces en captar la premisa, hacerla suya y, en lugar de intentar repetir lo que tan bien funcionó antes y clonarlo, adaptarlo al nuevo medio ampliando su universo. En este sentido a Graeme Manson le queda mucho por hacer. A la espera de ver cómo se desarrolla el resto de la temporada y con la segunda confirmada, lo que se aprecia en esos primeros cinco capítulos vistos antes del estreno son buenas intenciones, ideas interesantes y un reparto, en su mayoría, con carisma para tirar del tirar del tren.

Dejando a un lado el papel de Jennifer Connelly como mano derecha del jefazo y onmipresente gobernanta a punto de venirse abajo en cualquier momento, lo más acertado es el fichaje de Daveed Diggs como líder de la cola. Eso es de lo poco que tiene en común con el personaje de Chris Evans. Antiguo detective, cuando aparece el cuerpo desmembrado y mutilado sexualmente de un pasajero de tercera, Layton es llamado a consultas por quienes tienen la sartén por el mango (o eso creen). Al parecer, eso dicen, de entre todas las personas a bordo él es el único capaz de dar con el culpable. Aceptará, claro, pero con condiciones y siempre con el objetivo final de sacar a su familia de escorias de esos vagones oscuros, fríos y húmedos en los que los pisoteados llevan hacinados desde que asaltasen el tren desesperados por seguir respirando. Entonces ganaron la primera batalla: colarse sin pagar. Ahora, en condiciones infrahumanas y tratados poco menos que como mano de obra de la que tirar cuando no queda más remedio, están listos y dispuestos para el siguiente nivel.

https://www.publico.es/files/module_small_modules_list_horizontal/uploads/2020/05/18/5ec2b7ae23f57.jpeg

'El incendio', un thriller bien planteado y resuelto con mucho más que David Tennant a su favor MARÍA JOSÉ ARIAS

Más allá de la lucha de clases inminente que se avecina y de la presentación de los personajes que se hace en esa primera mitad en la que llama la atención la pareja formada por Mickey Sumner y Susan Park, una de las partes más atrayentes es la organización de ese Rompenieves y cómo las tres clases que lo habitan (primera, segunda y tercera) se dividen los espacios. No es mucho lo que se ve de entrada, pero no deja de ser visual y narrativamente interesante echar un vistazo al vagón invernadero, al que aloja al ganado, al vagón prisión o al llamado vagón cama y el submundo generado en él.

Distinguir si el coche que recorre la cámara es de una clase u otra es sencillo. Cuanto más lujo, color y luminosidad, más caro se pagó el billete. El vestuario de sus ocupantes y su forma de moverse y hablar son otra evidencia más. También lo que hacen. Si comen y están ociosos, son de primera. Por lo demás, y pese a transcurrir en espacios reducidos, la trama no se priva de ciertas escenas de acción bien coreografiadas y no escatima en violencia y algo de gore helado de manera efectista.

Quizá su falla más notable, la que pueda hacer perder espectadores por el camino, es que se toma su tiempo para entrar en materia consciente de que tiene capítulos suficientes por delante. Lo cual dice mucho de la confianza puesta por TNT en Graeme Manson, quien se hizo cargo del proyecto tras varios años dando tumbos y cambiando de manos. Para los fans de Boon Joon Ho, su nombre figura en los títulos de crédito como productor, nada más.

https://www.publico.es/files/module_small_modules_list_horizontal/uploads/2020/05/14/5ebd605b3021d.jpeg

Nathalie Poza: "En 'La Unidad' nos vamos a adentrar en un universo absolutamente desconocido hasta ahora" María José Arias