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ANA GARCIA

Carballo: Más del 40 % de los casos activos de Galicia se registran en la provincia coruñesa

Las gerencias de las áreas sanitarias destacan el esfuerzo de los profesionales sanitarios

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Desde que el coronavirus hizo acto de presencia en Galicia, la provincia de A Coruña fue la más castigada. En sus áreas sanitarias se concentran en estos momentos más del 40 % de los casos activos, a pesar de que es la de Vigo la que encabeza la lista. El dato facilitado por Sanidade ayer apunta un total de 869 casos activos en la comunidad, de los que 389 están en las áreas sanitarias de la provincia.

La curva de contagios sigue en línea descendente, pero hubo momentos en los que se temió lo peor, hasta llegar al punto de diseñarse dos hospitales de campaña. El de A Coruña se habilitó en Expocoruña aunque no se llegó a usar. En Santiago se pensó en el multiusos Fontes do Sar, donde finalmente no fue necesario ni que entrasen las camas.

«Aquí, por suerte, el sistema no se desbordó y si no se desborda, se puede atender bien a estos pacientes», reconocen los que se enfrentan en primera línea al covid-19. También en las tres gerencias informan que hubo contagios entre el personal sanitario, pero son cifras que no superan la media. El problema en este caso no es ya que haya un infectado, sino que eso supone inactivar a entre 10 y 15 personas aunque no acaben desarrollando la infección.

Trabajo en equipo

En las áreas sanitarias de A Coruña y Cee, Santiago y Barbanza y Ferrol coinciden en destacar el trabajo en equipo que se ha llevado a cabo en la atención hospitalaria y en la primaria. «Ha sido muy duro, pero se ha trabajado bien y la gente se ha puesto la camiseta del hospital», comentan desde la capital de Galicia. En Ferrol, en la gerencia apuntan que esta situación ha provocado que «la ciudadanía tenga confianza en su sistema sanitario. Y nosotros confiamos en ellos para controlar la situación».

A partir de ahora, los responsables tendrán que diseñar el regreso a la actividad habitual de una forma segura. Muchos servicios pospusieron consultas y operaciones, aunque siempre se atendieron las cuestiones urgentes. La teleconsulta es una práctica que, posiblemente, será más frecuente. Pasaron más de dos meses en los que se ha reducido mucho una actividad asistencial que, poco a poco, habrá que recuperar.

«A finales de marzo y principios de abril temimos vernos desbordados»

En Ferrol recordarán la pandemia como un período que se vivió con «intensidad, porque ya veíamos lo que ocurría en otros lugares; incertidumbre, ya que ahora es fácil ver que teníamos infraestructura suficiente, pero cuando la curva ascendía no sabíamos a donde iba a llegar, y con implicación, la de todos los profesionales, y de la población, desde el primer minuto», apunta Silvia Rodríguez, directora asistencia del área sanitaria ferrolana. Rodríguez destaca la «reestructuración completa de los circuitos asistenciales y la rapidez de actuación. Tras tomar una decisión, todo el personal comenzaba a moverse para ejecutarla lo antes posible».

La uci del hospital ferrolano tiene habitualmente diez camas y se habilitaron 22 más, aunque solo fue necesario abrir 20: «En cuestión de camas de hospitalización, podríamos llegar a más de 140, pero nunca hizo falta utilizar más de dos unidades de las cuatro que teníamos preparadas». Rodríguez asegura que «a finales de marzo y principios de abril temimos vernos desbordados. Solo había ingresos, no se concedían altas. Estuvimos francamente preocupados, pero tenemos capacidad para lo que atendimos y más». La directora asistencial del área sanitaria de Ferrol espera que «algunas costumbres sociales que hubo que adoptar se queden, como el uso de la mascarilla en invierno o medidas higiénicas como el lavado de manos».

«Tuvimos la sensación de que hubo que reinventar el hospital para dar atención»

Santiago registró el primer caso de una persona infectada por coronavirus una semana después que A Coruña, pero «ya llevábamos un mes y medio organizando circuitos», comenta Alfonso Varela, director de procesos asistenciales del área sanitaria de Santiago y Barbanza. «Diseñamos una estrategia para que vinieran al hospital el menor número de enfermos posible, solo aquellos a los que le beneficiara. El 80 % tiene un cuadro clínico leve y había que alejarlos para evitar contagios dentro».

Para ello se hicieron pruebas PCR fuera de los centros hospitalarios, tanto en Santiago como en Barbanza, y se usó la tecnología: «Utilizamos una herramienta que ya existe en el Sergas para monitorizar a los pacientes en sus casas. Tuvimos momentos con 500 personas monitorizadas a la vez y creo que fue una cuestión clave. Los ingresos desde domicilios no llegaron al 5 % y los pocos que hubo se identificaron de forma rápida y sin necesidad de que fueran a Urgencias».

«Hubo picos de tener 155 ingresados en el hospital a la vez», afirma Varela. En la capital gallega se concentraron en el Clínico, que llegó a tener a 27 pacientes en la uci, aunque había capacidad «para poder atender a 63 e, incluso, crecer a más de 90». Fue necesario reestructurar y «tuvimos la sensación de que hubo que reinventar el hospital para dar atención», asegura Varela. Destaca el trabajo de servicios como Urgencias, Medicina Interna, Preventiva, Salud Laboral y Microbiología, así como los equipos de la uci y la unidad de reanimación, pero también del resto, que colaboraron y tuvieron que reorganizar su actividad para evitar aglomeraciones en el hospital.

«La posibilidad de un rebrote existe y está contemplada en los planes de contingencia»

A Coruña vivió la llegada del coronavirus a Galicia con el paciente cero el 2 de marzo: «Venía de Madrid y tenía un cuatro clínico atípico. No contaba con antecedentes de viajes a Italia o a otra zona de riesgo y los resultados no eran concluyentes. Se confirmó en Madrid», recuerda Antón Acevedo, epidemiólogo del Chuac. En el complejo hospitalario coruñés «comenzamos a finales de enero a estudiar cómo estaba la situación a nivel mundial y en Europa y en febrero tuvimos las primeras reuniones con el comité clínico para planificar lo que podía ser si llegaba aquí».

Ya el 24 de febrero se habilitó el primer circuito para pacientes covid. La aparición de casos en España provocó que se «afinaran más los circuitos». Tras conocerse el brote en Feáns «el crecimiento fue exponencial. Había casos importados y otros en los que no se encontraba conexión epidemiológica. Cuando hay muchos ya pierdes las cadenas de transmisión».

En el área sanitaria de A Coruña y Cee se vivieron momentos críticos, que provocaron que se dispusiese en Expocoruña un hospital de campaña que finalmente no fue necesario utilizar. «Marzo fue un mes muy duro. En Semana Santa vimos que la curva ya no crecía tan rápido y que las medidas de confinamiento estaban funcionando. En la primera quincena de abril fue la época de mayor saturación».

Acevedo advierte de que «la posibilidad de un rebrote existe y está contemplada en los planes de contingencia. Es crucial que haya un sistema de vigilancia epidemiológica y diagnóstico microbiológico eficaz. Detectar casos pronto y aislarlos, para que una persona que se contagie no acabe generando un brote».