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PACO RODRÍGUEZ

John Banville/ Benjamin Black: «Cada mañana me enfrento a la página en blanco en estado de pánico»

El irlandés, que usa un seudónimo para publicar novela negra, reflexiona sobre la pandemia y el oficio de escribir

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Empezó a escribir a los doce años y desde entonces ha dejado un puñado de libros deslumbrantes, guardianes de un sosegado estilo depurado cuando los firma como John Banville y vibrantes si lo hace bajo el seudónimo de Benjamin Black en su faceta como escritor de novela negra. Ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2014) y del Man Booker Prize (2005), entre otras distinciones, Banville (Wexford, Irlanda, 1945) reflexiona sobre la pandemia, por la que él mismo está aislado, como el resto de la población del continente europeo.

-¿Cómo está viviendo el confinamiento motivado por la alerta sanitaria?

-Me temo que estoy perfectamente contento. Los escritores estamos entre los pocos afortunados en este momento. Un amigo escritor me escribió el otro día para decirme que se había sentido un extraño y un paria toda su vida, pero ahora de repente se da cuenta de que todo el tiempo estuvo practicando para esto.

-¿Está de acuerdo con quienes definen esta situación como «una guerra»?

-Bueno, solo si crees que la Madre Naturaleza nos ha declarado la guerra. Más bien, creo que ella está limpiando el ático; desafortunadamente, soy una de las piezas de ese desorden allí arriba de las que está decidida a deshacerse.

-Hay quien ve la pandemia como «una oportunidad» para la humanidad. ¿Lo comparte o cree que se trata de una reflexión demasiado ingenua?

-¿Una oportunidad para que la humanidad haga qué? La gente no cambia. Decenas de millones murieron en la epidemia de gripe, llamada vergonzosamente la «gripe española», después de la Primera Guerra Mundial y lo que siguió fue la locura y la frivolidad de los locos años veinte. Como digo, las personas no cambian, y ciertamente no aprenden.

-¿Es optimista o pesimista sobre la crisis actual?

-Nunca uso las palabras «optimista» ni «pesimista». Las cosas serán como serán. Lamento las pérdidas de vidas, seres queridos y trabajos.

-¿Cree que la situación actual ofrece mejor material literario para John Banville o para Benjamin Black?

-A ninguno de los dos se le ocurriría escribir sobre el trastorno actual en el mundo. La ficción trata de lo cotidiano, lo mundano. Es mejor dejar las catástrofes a los periodistas, que son los profesionales.

-Hay novelistas, incluso filósofos, que ya han publicado libros sobre el covid-19. ¿Está la literatura contagiada por la exigencia de la inmediatez?

-¿Los hay? ¿Cómo de rápido deben escribir? Como dije anteriormente, lo inmediato es para que los periodistas le den sentido. Los novelistas y poetas viven y trabajan en el continuo.

-En su novela «El mar», Max, el narrador, dice: «El pasado late en mi interior como un segundo corazón». Como escritor, ¿es más importante para usted la imaginación o la memoria?

-Memoria e imaginación son una. Imaginamos el pasado, en el sentido de que damos forma a eventos pasados, como el arte da forma a una realidad incoherente.

-El amor, el paso del tiempo, los conflictos de pareja o la culpa surgen como asuntos recurrentes en sus obras firmadas como Banville. ¿Siente que, en esencia, escribe el mismo libro en cada libro?

-Sí, creo que cada escritor escribe solo un libro. Aunque como no debo presumir de hablar por otros, debo decir que todavía estoy trabajando en el libro que comencé hace unos sesenta años. Eso sí, ese es Banville. Benjamin Black intenta ser original cada vez.

-En sus libros el estilo parece marcar la pauta frente a la trama. ¿Cómo afronta ese proceso creativo?

-La forma es contenido, el contenido es forma y ambos son producto del estilo.

-¿Es diferente ese modo de escritura cuando enfila el proceso como Banville que cuando lo hace como Black?

-John Banville y Benjamin Black son escritores totalmente diferentes. Esta no es la primera vez que hago esta observación. Benjamin Black escribe rápidamente, espontáneamente, mientras que John Banville escribe como un caracol se arrastra, dejando un rastro brillante.

-¿Qué le debe Banville a Benjamin Black?

-Nada.

-¿Y viceversa?

-Nada.

-Siente que esa dicotomía llega a sus lectores, ¿son muy distintos los de uno y otro autor?

-Espero que ambos tengamos algunos «lectores cruzados». Me gustaría pensar que mis lectores de Benjamin Black se arriesgarían a un Banville de vez en cuando, y viceversa.

-¿Piensa en los lectores cuando escribe?

-De ningún modo. ¿Cómo podría uno escribir pensando en el lector? Escribir con una audiencia en la cabeza es escribir para nadie y aquellos que lo hacen son reconocibles por la escritura gris que producen, una especie de gachas de avena.

-¿Se escribe de manera diferente a los 20 años que a los 74?

-No mucho. He aprendido ciertos «trucos del oficio», pero cada mañana me enfrento a la página en blanco en estado de pánico, sin saber cómo escribir, como no sabía hace cincuenta años. Por cierto, comencé a escribir cuando tenía doce años.

-Ha definido a los escritores como «caníbales». ¿Quiénes serían sus víctimas?

-Cualquiera que se aventura por el camino de la jungla y entra al claro donde espera la olla.

-¿Qué historia le queda por contar?

-La mejor, la que hará que el mundo se siente y se maraville.

La Voz ofrecerá a sus lectores «El lémur», de Benjamin Black

La Voz de Galicia ofrecerá a sus lectores, dentro de su nueva colección de libros de misterio, intriga y acción, uno de los títulos más celebrados de Benjamin Black, El lémur. La novela tiene como protagonista a un periodista que hace un alto en su carrera para escribir una biografía autorizada de un agente de la CIA. Todos los días trabaja en su libro y regresa a casa para reencontrarse con su esposa, procedente de una familia acomodada. Cuando contrata un joven investigador, de gran parecido con un lémur, para que le ayude, su vida tomará un giro inesperado. La Voz ofrecerá este libro el 6 de septiembre por solo 5,95 euros, dentro de una colección que reúne libros de Stephen King, Ken Follet, Domingo Villar, Fred Vargas, Rosa Ribas y Jo Nesbo, entre otros autores destacados.