Restricciones a EDP Renovables
El 'perro guardián' de Trump muerde a las empresas españolas con capital chino
by Jesús MartínezEl CFIUS, vigilante de las inversiones en EEUU, impone un control férreo a las compañías de nuestro país que tienen relación con el gigante asiático.
El Gobierno de Donald Trump pone en el radar también a empresas españolas con capital chino. Lo hace a través del organismo conocido por su siglas, CFIUS, encargado de la inspección de las inversiones extranjeras en el país. Durante los últimos meses se han endurecido los controles para compañías que cuenten con inversores del gigante asiático que tengan cierta capacidad de control. La última que lo ha sufrido es EDPR, la filial de energías renovables con sede en España del grupo energético. No ha sido la única. Grifols tuvo que pasar por sus 'garras' el último trimestre de 2019.
El CFIUS es un comité presidido por el Tesoro de Estados Unidos y compuesto por representantes de nueve agencias federales del país. Fue creado en 1988, pero ganó mucho más poder desde la reforma que el Ejecutivo de Trump aprobó en el año 2018 y con el que se podían bloquear inversiones o transacciones comerciales por motivos de seguridad nacional en una serie de sectores estratégicos o restringir la operativa en el país en caso de que se confirme un control claro del accionista chino. En plena guerra comercial, su actividad se ha intensificado. En el caso de España, ya se han producido algunos casos.
Según confirman fuentes conocedoras, EDPR es una de ellas. Se trata de la filial renovable del grupo EDP, que tiene su sede en España. La compañía aterrizó en el mercado estadounidense en 2007 con la adquisición de Horizon Wind Energy del banco de inversión Goldman Sachs. En los últimos meses ha recibido el escrutinio del CFIUS, que ha puesto la lupa sobre sus operaciones y, sobre todo, sobre el poder de decisión de China Three Gorges, el gigante estatal chino que controla el 23% de las acciones de EDP. Hay que tener en cuenta que la división 'verde' del grupo tiene un total de siete explotaciones de energía eólica en construcción en varios estados del país.
EDPR no es la única que ha tenido que pasar por las manos del comité presidido por el secretario de Estado del Tesoro, Steve Mnuchin. En octubre pasado, Grifols firmó una transacción sobre su filial estadounidense Grifols Diagnostic Solutions con el grupo chino Shanghai Rass. En concreto, vendió el 45% de sus participaciones en la americana (40% de derechos de voto) a cambio de controlar el 26% de la compañía asiática. La operación, que recibió la bendición del organismo estadounidense, acabó cerrándose en marzo.
El pasado mes de noviembre, este particular 'vigilante' de Donald Trump ofreció cifras concretas de su actividad en los tres últimos años dentro del reporte anual entregado al Congreso de los Estados Unidos. Según esa estadística pública, en España revisó dos transacciones entre 2016 y 2017. En 2018, el último año sobre el que ha aportado luz, suma un total de dos. ¿Y en 2019? No se han hecho públicas, pero todo apunta a que será mayor. Los sectores en los que operaban las compañías examinadas eran el de las finanzas y servicios (3) y la manufactura (1).
Después de años con el grifo de la inversión abierto de par en par, las empresas chinas ganaron posiciones en los accionariados de firmas españolas con intereses en Estados Unidos en los últimos años. Hoy cuentan con participaciones relevantes o de control en empresas como el grupo mediático fundado por Jaume Roures Mediapro (Hontai Capital) o Urbaser (China Tianying). En los últimos meses se han sumado otras como la ingeniería Eptisa, que fue absorbida por JSTI y que tenía varios proyectos en territorio norteamericano como la autopista I-595 Express en Florida, donde trabajo de la mano de Dragados (que vendió su participación en la concesionaria a dos fondos de inversión).
Estas cifras contrastan con lo sucedido en el año 2019, cuando la inversión china en empresas españolas se desplomó, según un informe elaborado por Baker McKenzie. En concreto se pasó de 1.060 millones de euros a algo más de 72. La razón hay que encontrarla en la desaceleración económica en el país asiático, a las restricciones de capitales por parte de su Gobierno y a la guerra comercial entre esta potencia y Estados Unidos. En los primeros meses de 2020, las operaciones han despertado. Energy China cerró la compra a Técnicas Reunidas, Iberdrola y Naturgy de varias ingenierías, mientras que China Railway Construction Corporation acordaron en diciembre la toma del 75% de Aldesa por unos 250 millones de euros.
Cómo funciona el CFIUS
Pero, ¿cómo funciona por dentro el CFIUS? Básicamente el comité tiene la tarea de revisar inversiones extranjeras no sólo que impliquen el control de un negocio estadounidense, sino también de otras que no sean mayoritarias pero que se encuentren en sectores determinantes para el país como la tecnología, la infraestructura y los datos o el inmobiliario. Antes de la reforma de finales del año pasado, las empresas comunicaban voluntariamente la operación, transacción o inversión -aunque podía haber una actuación de oficio del organismo-. Tras los cambios, la nueva regulación ha introducido las declaraciones obligatorias. Estas se circunscriben a dos casos: una transacción de una firma extranjera en la que un gobierno extranjero (hay muchas empresas chinas con control estatal) tenga un interés sustancial o que impliquen tecnología crítica.
La respuesta del continente europeo a este planteamiento llegó con el nuevo régimen europeo de control de inversiones extranjeras que entró en vigor justo ahora hace un año y que también implica un escrutinio mayor por la seguridad y el orden público. ¿Y en España? La crisis del coronavirus llevó al Gobierno español a poner en marcha una medida dentro del decreto ley de medidas urgentes con la que se resucitaba la llamada 'Golden Share' para las cotizadas españolas. Con este movimiento se blindaban a las grandes empresas sistémicas del Ibex 35, impidiendo que ningún accionista de fuera de la Unión Europea pueda tomar más del 10% del capital.