#ApoyoLaEmpresaNacional

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‘The Economist’ encabezó el 16 de mayo con un artículo titulado ‘Adiós a la globalización’; Eduardo Posada Carbó, el viernes en estas páginas, pedía que esto no fuera tomado como una sentencia, sino como una alerta. Lo cierto es que las cadenas globales se han visto fracturadas, al menos temporalmente, por las estrategias de aislamiento, pero también por las evidentes decisiones nacionalistas de muchos países. Algunas de ellas venían haciendo camino desde hace ya un tiempo. Si queremos salir más o menos bien librados, debemos pensar en la empresa nacional.

Estados Unidos y China llevan un tiempo en una guerra comercial con grandes consecuencias sobre países como el nuestro. El primero, hace dos años tomó medidas proteccionistas que terminaron afectando a países como Colombia en productos como el acero y el aluminio. Por su lado, China respondió con represalias y ha arreciado sus agresivas estrategias comerciales, que incluyen comportamientos considerados desleales desde el punto de vista comercial.

En este mundo, ¿qué debe hacer un país como Colombia? Las empresas son, ante todo, el principal vehículo para generar desarrollo social. El empleo, los productos y servicios, el pago de impuestos son quizás la principal expresión de su función social y de generación de bienestar en la sociedad.

Si se nos caen las empresas, en cualquier sector, se nos cae la capacidad de generar empleo; la consecuencia será enfrentarnos, con aparatos productivos de hace 20 o 30 años, a las necesidades actuales y futuras de 50 millones de habitantes. Tenemos que defender nuestro tejido empresarial con gran decisión.

La producción nacional de bienes y servicios debe estar muy alto en las prioridades de la agenda económica y política. La capacidad del Estado para proteger empleos es limitada. Estructuralmente, lo único que defiende el empleo es la defensa del aparato productivo nacional. Esto siempre ha sido verdad, pero en el mundo actual, en el cual todos los países están pensando en defender lo suyo, sería inaceptable y torpe no defender lo nuestro. ¿Defenderlo de qué? Por supuesto, de las prácticas desleales del comercio, pero ahora también defenderlo de desaparecer en medio de la crisis.

Economistas indican que las tres etapas del aislamiento ya nos han producido pérdidas superiores a los 47 billones de pesos, 5 por ciento del PIB anual. Esta cifra está lejos de incluir el total de los daños, faltan todas las pérdidas relacionadas con el daño permanente al tejido empresarial y el golpe a la demanda, que se acumularán. Tomará años recuperarnos.

Políticas de compras públicas, controles rigurosos contra las prácticas desleales de comercio, revisión de las cláusulas excepcionales vigentes en el marco de los Acuerdos de la OMC y los tratados de libre comercio suscritos por Colombia, planes de rescate de aquellas empresas que han pagado con su viabilidad el costo de la estrategia de cuidado de salud, aplicación estricta de reglamentos técnicos, comprar nacional, incentivos a las nuevas inversiones y a la actividad empresarial son todas medidas necesarias para evitar abusos, para defender el principal instrumento de desarrollo social: las empresas. La situación amerita jugárnosla por lo nuestro, a fondo.

Finalmente, es necesario hacer énfasis en la importancia de que actuemos con gran seguridad, pero con gran celeridad, en lo económico. Cada día está cobrando empleos, ingresos familiares y viabilidad de empresas. En esto, lo prudente es actuar con rapidez.

Invito a todos a que nos unamos a ser parte de este propósito diciendo #ApoyoLaEmpresaNacional, por ser el resultado del trabajo de todos por muchos años, por ser generadora de empleo, por ser el más importante vehículo de construcción de desarrollo social.

BRUCE MAC MASTER