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Luego de padecer la COVID-19, Elier Jesús Lima ofrece su sangre, de la cual se extrae el plasma, rico en anticuerpos específicos para eliminar el virus en los enfermos en estado grave o de cuidado. Foto: Yudy Castro Morales

«Hay que salvar la vida de la gente»

Elier Jesús Lima con esa tranquilidad de quien ya lo ha superado «todo», cuenta cómo llegó a una camilla del Banco de Sangre Municipal de Diez de Octubre, todavía convaleciente, para donar su plasma

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Elier Jesús Lima ya había aceptado donar su sangre antes de que se lo pidieran. Él tiene 24 años, es bailarín y modelo, y vive en Dubái; pero es cubano. El 1ro. de abril, fecha que se antoja lejana, en medio de semanas y meses tan «largos», dio positivo a la prueba de la covid-19. Había llegado a Cuba unos días antes, luego de un viaje con algunos contratiempos y una escala demorada.

«Fui directo para un centro de aislamiento en la Villa Panamericana y de ahí para el Naval (Hospital Militar Luis Díaz Soto)», dice Elier, como quien narra la novela de su vida.

Sin dejar de abrir y cerrar su mano derecha para que la sangre fluya mejor, agrega otros datos: estuvo 15 días ingresado, sin síntomas prácticamente, apenas una tos escasa el primer día. «Lo duro, en mi caso, fue el encierro, aquello de permanecer, cada mañana y cada noche, entre cuatro paredes».

Y con esa tranquilidad de quien ya lo ha superado «todo», cuenta cómo llegó a una camilla del Banco de Sangre Municipal de Diez de Octubre, todavía convaleciente, para donar su plasma.

«Durante los días en el hospital leí muchas cosas sobre la pandemia en las redes, cosas ciertas y otras no tanto; pero me quedé conectado con la historia de un hombre enfermo de la covid-19, no recuerdo el país, que pedía una donación de sangre.

«Si fuera aquí, le daba la mía, pensé en aquel momento, y seguí leyendo cosas. Pasaron los días, llegó mi pcr negativo y, por fin, mi alta. Recién llegado a la casa, fueron a verme dos enfermeras de mi área de Salud y, en cuanto mencionaron la palabra donación, no fue preciso decir más».

Y allí estaba cuando lo vi, conectado a una máquina que separa el plasma de los demás componentes de la sangre, con una bolsa de 600 mililitros casi llena, dispuesto a hacerlo otra vez.

«Estoy agradecido de Cuba, de su Medicina, y qué mejor manera de agradecer que donar mi sangre».

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Ya Henry Osvel Tavier Sánchez ha dado varias entrevistas. Fue de los primeros casos confirmados en el país. Y, coincidentemente, también fue de los primeros en donar su plasma para ayudar a otros que todavía luchan contra la covid-19.

Llegó a Cuba, procedente de Francia, el 14 de marzo. No tenía síntoma alguno, pero decidió, por su cuenta, mantenerse en aislamiento, tanto, que ninguno de sus familiares se contagió.

Porque provenía de una zona de alto riesgo se presentó en los servicios de Salud y las sospechas fueron confirmadas, definitivamente, el 20 de marzo.

Cuando conversamos en el Banco de Sangre Municipal de Diez Octubre, ya había pasado una semana de su primera donación y estaba casi listo para la segunda. Allí supe que tiene 31 años, que es guía turístico en un crucero y que solo había donado sangre una vez.

«Hay que salvar la vida de la gente», me dice. «Es triste ver a tantas personas enfermas. Uno tiene abuelos, vecinos… me curé; pero donar mi sangre es un modo de seguir sanando. Esto, simplemente, me hace feliz».

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Cuando en Cuba aparecieron los primeros casos positivos de la covid-19, ya se trabajaba en protocolos de tratamiento para, de ser necesario, hacerle frente a la enfermedad, según explica a Granma Delia Esther Porto González, jefa del Programa Nacional de Sangre, del Ministerio de Salud Pública.

La misión de este Programa, y de un grupo importante de expertos de varias instituciones, en particular del Instituto de Hematología e Inmunología, consistió en investigar cómo estaba aplicándose en el mundo el plasma de pacientes convalecientes de la covid-19.

La propuesta de tratamiento presentada, al decir de la doctora Consuelo Macías Abraham, directora del Instituto de Hematología e Inmunología, tuvo en cuenta las orientaciones de las Organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud, así como los resultados satisfactorios reportados en otros países con incidencia de la enfermedad.

Se trata de utilizar el plasma de pacientes convalecientes, rico en anticuerpos específicos para eliminar el virus, en los enfermos en estado grave o de cuidado y, si una persona en estado crítico requiriera una transfusión de plasma por cualquier complicación, pues se recomienda el uso de este.

INFRAESTRUCTURA

Y SENSIBILIDAD

En Cuba, enfatiza Delia Esther Porto, existe un Programa de Sangre bien diseñado, que cuenta con el apoyo insustituible de organizaciones como los Comités de Defensa de la Revolución. Y para llevar a cabo el programa de plasmaféresis, específicamente, o sea, la donación de plasma, que forma parte de esta estructura nacional, se cuenta con equipamientos distribuidos en el país.

Ya a finales de marzo e inicios de abril, rememora, comenzó el trabajo enfocado hacia las provincias, en pos de localizar a los pacientes que habían sido dados de alta y estaban dispuestos a donar. Ya hasta el 23 de mayo, la cifra de personas recuperadas ascendía a 1 689. Además, se previó que cada provincia designara una institución para atender a este tipo de pacientes, pues los demás programas de sangre continúan.

Con la cooperación de las direcciones territoriales de Salud y de Higiene y Epidemiología, así como de la atención primaria en las comunidades, iniciaron las captaciones de los pacientes convalecientes, que deseaban participar y cumplían con los requisitos establecidos para ser donantes.

En este caso, entre los requerimientos fundamentales figuran, de acuerdo con la doctora Porto González, tener entre 18 y 60 años de edad, no presentar ninguna enfermedad crónica u otro criterio que impida donar, tener una prueba de pcr negativa al alta y que, desde el inicio de los síntomas, hayan pasado 21 días o más.

Resalta, de igual modo, los exámenes que se realizan para liberar cada donación, entre ellos, la biología molecular para las Hepatitis, vih, serología, se repite el pcr y, además, se hacen pruebas de titulación para identificar el nivel de anticuerpos que tiene el plasma.

LA CAPITAL Y EL MAYOR

NÚMERO DE DONACIONES

En La Habana, en palabras de Ariel Legrá Ayala, subdirector del Banco de Sangre Provincial de la capital, existen, además de esta institución, dos bancos municipales, uno en Guanabacoa y otro en Diez de Octubre. Y fue precisamente este último el seleccionado para realizar las donaciones de plasma convaleciente.

A juicio de Milaidys Rodríguez Hernández, su directora, entre esos programas sensibles y extremadamente humanos, que nos enorgullecen, está el de sangre, en todas sus variantes; pero en estos días cualquier agradecimiento se multiplica.

Nosotros, añade, seguimos trabajando en la captación de pacientes recuperados de la covid-19 para continuar sumando voluntarios a esta lucha, sin tregua, por la vida.