Huelga y Pancho, el cátcher de Fidel
Cuando el pasado 29 de marzo Tirándole abordó a uno de los mejores lanzadores de la pelota cubana, José Antonio Huelga, en el recuerdo de su compañero del campo corto, Rodolfo Puente, quedamos en deuda
by Oscar Sánchez SerraCuando el pasado 29 de marzo Tirándole abordó a uno de los mejores lanzadores de la pelota cubana, José Antonio Huelga, en el recuerdo de su compañero del campo corto, Rodolfo Puente, quedamos en deuda. Entonces, citamos el dato que nos aportaba Sergio Manuel Rodríguez Aguilar, de que al Héroe de Cartagena solo le pegaron nueve jonrones en 881 entradas y un tercio de actuación en series nacionales, pero él no sabía los nombres de aquellos que tuvieron el privilegio de sacarle la bola del parque.
Una combinación perfecta desde La Habana hasta Matanzas, nos reconectó con el Premio Nacional de Periodismo Deportivo por la Obra de la Vida, Francisco Soriano. Pancho –porque si no nadie sabría de quién estamos hablando-, la inconfundible voz del béisbol cubano y yumurino en Radio 26, de la Atenas de Cuba, nos «libró» de las exigentes rectas de varios de los aficionados de Ciego de Ávila, Holguín, La Habana y Pinar del Río, quienes nos demandaban el dato.
Según el narrador, periodista, y también profesor de pelota, al singular monticulista espirituano le pegaron cuatro cuadrangulares en la sexta campaña. El primero en hacerlo fue el camagüeyano Miguel Cuevas, jugando con Orientales, el 12 de febrero de 1967, en el estadio Augusto C. Sandino. Nueve días después, en el mismo escenario, Daniel Hernández se acreditó el segundo, vistiendo la franela de Granjeros. El 11 de marzo, Ángel Suárez, de Occidentales, se convirtió en el único que le dio un bambinazo con bases llenas, lo cual ocurrió en el Latinoamericano. Y el último de esa temporada se lo permitió a Germán Águila, tercera base del Habana, el 31 de enero de 1968, en el Sandino.
Hasta el 5 de abril de 1970 nadie le conectó un batazo de vuelta completa, pero se volvió a aparecer, en la recordada Serie de los Diez Millones, Don Miguel Cuevas, para desaparecerla en el estadio Cándido González, de la ciudad de Camagüey, y guardar para sí el altísimo mérito de ser el único mortal que le disparó dos vuelacercas al eximio serpentinero. Casi dos meses después, en la misma temporada, el 4 de junio, el «Jabaito» Puente le botó la esférica en el Latinoamericano.
Los tres restantes fueron en el mes de febrero. En 1971 lo lograron el industrialista Raúl Reyes, el día 13, en Cienfuegos, y Pedro Cruz, de Granjeros, el 24, en el Cándido González, en partidos correspondientes a la x Serie Nacional. También con el uniforme de ese equipo agramontino, y en el propio estadio de la urbe de los tinajones, Máximo Pérez le despachó el último estacazo, el día primero del segundo mes del año 1973, durante el duodécimo clásico beisbolero del país.
Estos hombres firmaron una verdadera hazaña con esos batazos, pues a Huelga en su carrera le pegaron un jonrón cada 98 entradas.
Aunque Pancho, quien además trabajó de entrenador en las categorías juveniles y escolares con los equipos Matanzas, y se alistó en la meta de arrancada de varios maratones, no narró ninguno de esos jonrones, él también tiene el suyo. Entre sus recuerdos más sagrados atesora el día en que fue el receptor de un singular lanzador: el Comandante en Jefe Fidel Castro.
«Fue algo muy sorpresivo. Se había suspendido un partido entre juveniles, en La Habana, y en eso, como dice el poema, llegó Fidel, y dijo que íbamos a jugar pelota. Entonces pidió la bola para lanzar con mi equipo, y yo era el receptor. Aquello resultó muy emocionante, y todavía lo recuerdo con la misma adrenalina de entonces, pero la verdad es que estaba preocupadísimo.
«No sabía si mirarlo a él o seguir la bola cuando salía del bate, y los innings se demoraban siglos. Me inquietaba que una línea lo golpeara, pero el juego terminó, y lo ganamos, pues él no perdía ni en pelota. Después compartió allí con todos los muchachos».