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PRESENTE. Mauricio Suárez es uno de los jóvenes deportistas santiagueños que viene marcando un camino en el ajedrez y con grandes expectativas.

Mauricio Suárez: “Gracias a dos viajes de terror pude festejar el subcampeonato”

En el primero se equivocó de destino cuando fue a Embalse Río Cuarto en vez de Embalse Río Tercero. En el segundo, fue salvado por su mamá que viajó de urgencia para trasladarse a Uruguay.

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Por Daniel Vera

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Mauricio Suárez, sin dudas, está tocado por la varita mágica. Y no se trata de que tenga poderes extraordinarios ni mucho menos, sino que por esas raras coincidencias, obtuvo dos importantes subcampeonatos después de pasar por situaciones complicadas durante los viajes a Río Tercero, Córdoba, y Uruguay.

“En aquel tiempo tenía 12 años”, aclaró el ajedrecista (hoy de 18 años) cuando comenzó a contar sus increíbles anécdotas.

“La primera fue cuando hice mi primer viaje a un torneo. Con mi mamá averiguamos que el campeonato se hacía en Embalse de Río Tercero”.

Y aquí se dio la primera situación inesperada.

“Cuando llegamos a Córdoba, tomamos el primer colectivo que leímos Embalse Río. Pero cometimos un grave error. Fuimos a Embalse de Río Cuarto y no a Embalse de Río Tercero”, expresó en medio de las risas el joven deportista santiagueño.

Todo concluyó con la compra de nuevos boletos y esta vez no hubo equivocación. “Andábamos medio apretados con el bolsillo y ese error nos dolió mucho ja, ja, ja”. Así volvió a ponerle un poco de humor a un tema que quedó para el recuerdo.

“Lo bueno de todo es que llegamos justo al torneo y al final obtuve el subcampeonato argentino”.

Gracias a mamá

La otra historia también va por el lado de un viaje. Uruguay era el destino fijado y su compañero de ilusión, su papá Marcelo.

“Habíamos llegado a Buenos Aires y cuando fuimos a tomar el buquebus para ir a Uruguay, ahí se presentó el problema. También en aquel momento tenía 12 años”, recordó.

La posibilidad de no viajar finalmente al vecino país era concreta y para el pequeño ajedrecista se moría el sueño del torneo Sudamericano Sub-12.

“Para poder cruzar a Uruguay necesitaba el permiso de mi mamá, cosa que no lo teníamos en ese momento con mi papá. Para colmo creo que era fin de semana y los escribanos no trabajaban para completar la documentación y viajar”.

Resignado a su suerte, Mauricio y su papá decidieron quedarse en Buenos Aires y esperar que su mamá Claudia los salve de la situación.

“Ella tuvo que viajar de urgencia a Buenos Aires con un bolso y allí se unió a nosotros al otro día para trasladarnos a Uruguay”.

Pero como dice el refrán que “no hay mal que por bien no venga”, la actuación de Mauricio fue descollante.

“Después del mal momento, recuperé la motivación y me dije a mí mismo que iba a dar lo mejor de mí en el torneo. Fue ahí que di el batacazo porque yo era un jugador que nadie conocía. Me fue muy bien y quedé en el segundo lugar”.

El logro y el reconocimiento lo llevaron a conquistar, además, el título de candidato a maestro. “A los 12 años era el único titulado en Santiago y para mí eso fue clave en la motivación”. Para el final, Mauricio dejó una frase que vendría a asemejarse con una muy original. “Mi lema ahora es a mal viaje, buen torneo”. l