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La carrera que el ciclomontañista Miguel Londoño le ganó al destino para ser campeón

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SECRETOS DEL DEPORTE: El ciclomontañista caldense casi pierde la vida en el 2010 cuando lo arrolló una moto en el Huila. Miguel murió el año pasado.

Osvaldo Hernández

LA PATRIA | Manizales

El 14 de diciembre la muerte del ciclista caldense Miguel Londoño Naranjo conmocionó el país deportivo. "Migue", así le dicen, bajaba en su bicicleta por una ladera cercana a Medellín, se chocó contra un árbol y falleció instantáneamente.

La bicicleta fue esencial en la vida de Miguel, después de haber nacido en la cuna del ciclomontañismo manizaleño: en el Club Rueda Libre, grupo que familiarmente se denominó Los Guisos.

Este ingeniero industrial se destacó en el ciclismo, en campo traviesa, ruta, descenso (downhill) y enduro.

Fue campeón nacional de ruta en la contrarreloj individual juvenil y medalla de oro en los Juegos Intercolegiados. Fue múltiple campeón nacional de campo traviesa (cross country) y campeón de la Copa Nacional desde infantil hasta mayores. Corrió 2 veces la Leyenda del Dorado, estuvo en Italia con Giant Team, fue campeón de la Copa de Enduro en el 2018; campeón nacional de Enduro en Ebikes y subcampeón de la Copa Nacional en el año 2019.

Vivió un episodio que casi le cuesta su carrera deportiva y hasta su vida. En la tercera etapa de la Vuelta del Porvenir del 2010 se chocó con una moto que venía en contravía entre las localidades de San Agustín y Zuluaga, en el Huila.

Mientras Miguel, con el húmero de su brazo izquierdo fracturado, quedó tendido en el piso, el tipo de la moto se voló. De inmediato, el ciclista manizaleño fue traslado en ambulancia a Neiva, luego a Bogotá, Pereira y finalmente a Manizales, donde fue intervenido por Fernando Ángel en la clínica La Presentación.

Consecuencia: lesión del nervio radial, pérdida de movilidad del brazo y de la mano, y el futuro deportivo comprometido. No pudo finalizar la temporada y puso en riesgo el 2011 con el Campeonato Panamericano de Chía (Cundinamarca).

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Miguel hizo un proceso de recuperación que parecía imposible. Algunos médicos dijeron que no solo se demoraría demasiado en retornar, sino también, tampoco podría volver a montar en bicicleta.

Una vez operado, empezó el proceso intenso. Dos sesiones diarias y trabajo combinado con don Fernando Gutiérrez, su entrenador, más Blanquita, su fisioterapeuta. Hacía bicicleta estática sin usar su brazo. Nada escatimaban para recuperarlo.

"Ellos fueron determinantes en la recuperación porque lo convencieron con optimismo y ánimo que podía. Fue una contrarreloj para poder ir al Panamericano, pero siempre con los interrogantes sobre su movilidad", cuenta José Ignacio, su padre.

A finales de enero, Miguel se subió a la bici, pero no todo fue felicidad. Agarraba el timón y se tenía que ayudar con una férula para mantenerla fija. Los cambios los hacía ayudado por medio de cauchos y alambres. Todo le costaba con la mano izquierda.

"Fue un proceso complejo. Trabajaba en la pista de ciclismo o las vías tranquilas, pero no podía ir al escenario de campo traviesa en el Bosque Popular el Prado por las características del deporte y su lesión", recuerda José Ignacio.

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Pudieron más las ganas que la enfermedad, literalmente. El 20 de febrero de 2011 (3 meses después del accidente), corrió su primera competencia después del accidente en la pista del Bosque Popular. Afrontó con mucha dificultad la carrera y se retiró, cuidándose para la primera válida de la Copa Nacional, en la que debía sumar puntos para el Panamericano de Chía.

Ese fin de semana, ya en la pista, Miguel fue notificado por los comisarios de que no podía correr, por su condición física y por el uso de la férula en el brazo derecho. Le dijeron que era muy riesgoso para él y para los otros competidores. Lo dejaron correr con el aval del médico, firmando la exoneración y después de argumentar mil cosas.

Si no competía, no podía ir al Panamericano. Incluso, asegura su padre, había intereses por otros ciclistas. La sorpresa fue ver a Miguel entre los dos primeros de la competencia, aunque en la última vuelta perdió el control de la bici, se cayó y quedó tercero. ¡Logró el cupo!.

En el Panamericano, Miguel, aunque había mejorado su movilidad, corrió con su mano izquierda vendada y logró dos medallas, una de oro y otra de plata.

Lo que parecía imposible lo logró a pesar del accidente, la lesión, la demora en la recuperación y hasta las trabas en el camino.

El 14 de diciembre pasado, Miguel, ya retirado del calendario competitivo, perdió la vida en un accidente en Antioquia. Su nombre tiene un sitial en el deporte caldense y en el ciclomontañismo colombiano por sus logros, profesionalismo y calidad humana.

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