Largo invierno para las pymes

Quedan dos meses muy duros, en los que las pymes sufrirán la falta de ingresos por la baja facturación.

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El gobierno nacional ya no sabe qué hacer para manejar los ánimos de una sociedad que hoy tiene tiempo para hacer todos los análisis informativos y en las redes respecto a la cuarentena, la economía y el futuro del país. La situación es extremadamente compleja y en Neuquén tiene consecuencias que dejan un sabor agridulce. Por un lado, desde lo sanitario, hace muchos días, con algunas interrupciones, que no se registran nuevos casos de coronavirus (COVID-19), y el escenario pareciera que entró en un terreno controlado, sin por ello pecar de exitismo. Pero por otro, hay un conflicto en puerta que identifica a la provincia, relacionado con el impacto de miles de puestos de trabajo por el parate de dos meses que tuvo la actividad hidrocarburífera, básicamente por la baja en la demanda de combustibles que llegó al 90% en todo el país. La cuenta es clara. Si no hay demanda de naftas, hay sobreoferta de petróleo, no se produce y cae la actividad. La cadena sigue con la baja de las regalías (se estima que en la pandemia Neuquén recibirá 8700 millones de pesos menos) y, si no hay actividad económica, también cae la coparticipación. La seguidilla de problemas sigue en los municipios, en el pago de los aguinaldos y toda la economía que, por mal que pese, depende de la actividad hidrocarburífera en doble sentido: por las arcas del Estado y por el movimiento económico en el sector privado. Según los informes que tiene las empresas neuquinas, se sabe que la demanda puede recuperarse al 90% hasta antes de la pandemia recién a fin de año. Mientas quedan dos meses durísimos, junio y julio, donde las pymes petroleras no van a cobrar por la caída de la facturación en la pandemia, en un clima incierto.