Maya, el único enemigo es el coronavirus
by Paulina NúñezLa diputada Maya Fernández, en su columna del martes 20 de mayo, plantea una tesis a lo menos temeraria: que el Presidente Sebastián Piñera estaría aprovechando la pandemia para sacar réditos de su agenda política y no, como es obvio, ayudar a las familias chilenas. Para ello, resaltaría su carácter autoritario mediante un falso llamado a la unidad, que buscaría acallar el debate y la participación.
Tengo la convicción de que la diputada Fernández se equivoca completamente.
Veamos los hechos. El mundo vive una pandemia sin precedentes y que, ni aun con todo el potencial científico y tecnológico, es posible controlar. Incluso, las naciones más avanzadas han ido haciéndose cargo de los efectos adversos de la pandemia a medida que ellos ocurren. En esto no hay recetas ni modelos exitosos, salvo la verdadera voluntad de servicio al prójimo, cuidando a nuestros compatriotas como protegeríamos a nuestra propia familia. Hemos visto a quienes han minimizado los riesgos y otros que los han ponderado razonablemente y los resultados están a la vista para cada una de las naciones. Y seamos francos, como ha dicho tantas veces el representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Chile, nuestro país ha hecho un esfuerzo enorme, pues el Gobierno se ha preocupado de hacer todo cuanto sea necesario por los chilenos. Y no hay duda de que lo seguirá haciendo.
La verdad es que la columna de la diputada Fernández es transparente, pues refleja el verdadero temor de la izquierda: que el Gobierno lo haga bien. Cuando afirma, sin pudor, que el Presidente Piñera pareciera estar orientado a obtener ventajas pequeñas para su propia agenda política, nos está diciendo su verdadera visión del problema de la pandemia: que para ella no existe la gente, sino el motivo político; que la pandemia es un nuevo escenario político y que no importa lo que haga el Gobierno, porque es el enemigo al que hay que derrotar.
En países democráticos como el nuestro, siempre hay debate. Es cosa de abrir los diarios o leer los innumerables sitios que, como este, suelen mostrar visiones contrapuestas al Gobierno. El debate público es lo que caracteriza a las democracias y eso, en nuestro país, ocurre. Es necesario y sano que las medidas que tome el Gobierno sean comentadas para que este pueda mejorarlas y porque la ciudadanía soberana decidirá, en su momento, sobre la gestión gubernamental.
Pero, también, hay un debate político, que tiene que ver con enjuiciar al Gobierno desde la trinchera, donde la crítica no se hace para potenciar la solución, sino para dañar al oponente político. Creo que, cuando el Presidente Piñera llama a la unidad, lo hace para que se privilegie el debate público y no el político, para que enjuiciemos medidas y no autoridades. Al final del día, la columna de la diputada Maya Fernández no sirve para mejorar la situación de las personas, no aporta ideas ni soluciones, solo dice que el Presidente Piñera lo hace mal porque, a su juicio político, es autoritario.
Y, nuevamente, los hechos. El Gobierno ha creado diversas instancias de participación donde, lógicamente, hay divergencias. Y desde el mismo Palacio de La Moneda se han formulado críticas, incluso algunas rayanas en lo imprudente, al Gobierno, a sus decisiones y sus instancias de participación. Eso es democracia.
Ciertamente, hay cosas que se podrían haber hecho mejor, pero no vale ser general después de la batalla. El Gobierno ha escuchado y sigue escuchando, pero no debemos olvidar que en una democracia como la nuestra, que es participativa, que tiene elecciones libres, donde la oposición puede ejercer su rol sin temor a censura ni represión y donde los cambios de gobierno ocurren sin temor, el Gobierno se le confía exclusivamente al Presidente de la República.
Por eso, cuando el Presidente Piñera llama a la unidad, su llamado contiene dos mensajes de la mayor relevancia: el primero, es que Chile somos todos y aquí los colores y las ideologías no cuentan, porque primero están nuestros compatriotas y sus vidas. Y el segundo, especialmente relevante para los políticos, es que la crítica política tiene que esperar y de seguro tendrá su tiempo, pero mientras nuestros hospitales se llenen de chilenos que se debaten entre la vida y la muerte, hacer polémica sobre si mi opinión se tomó o no, raya en lo inhumano.
La verdad es que la columna de la diputada Fernández es transparente, pues refleja el verdadero temor de la izquierda: que el Gobierno lo haga bien. Cuando afirma, sin pudor, que el Presidente Piñera pareciera estar orientado a obtener ventajas pequeñas para su propia agenda política, nos está diciendo su verdadera visión del problema de la pandemia: que para ella no existe la gente, sino el motivo político; que la pandemia es un nuevo escenario político y que no importa lo que haga el Gobierno, porque es el enemigo al que hay que derrotar.
Maya, el único enemigo es el coronavirus.
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