Vence a la muerte pero debe aprender a vivir otra vez
by Graciela Tapia CorralesEspaña.- Rosa María Fernández, una paciente española que a sus 71 años fue contagiada con el COVID-19, tiene que aprender a vivir de nuevo.
“Estaba muy mal, muy mal, muy mal… Estaba más para allá que para acá. Parece que Dios me ha dejado un poco de tiempo”, relata la anciana que cerca de un mes estuvo luchando por vivir.
La mujer recuerda esas semanas como “vivir en agonía”.
El 6 de marzo fue hospitalizada, pocos días antes de que las infecciones se dispararan en España que acumuló casi 29 mil muertes por el virus.
Estuvo profundamente sedada e intubada hasta que pudo volver a respirar por sí misma.
Tras 8 semanas de agonía ha progresado mucho y ahora puede sentarse y empezar a comer.
“Hablaba muy mal hasta hace una semana”, dice sentada en una silla de ruedas junto a su cama.
Se sorprende que pueda hablar y de que la entrevistadora pueda entender lo que ella dice mientras un monitor constantemente revisa sus niveles de oxígeno.
Las secuelas por las largas estancias en el hospital pueden dejar huellas difíciles de borrar como desgaste muscular, problemas cognitivos, problemas del habla, pérdida de la memoria y ansiedad entre otros problemas que deben tratarse con rehabilitación.
En el caso de los pacientes de COVID que estuvieron graves deben hacer terapias para recuperar la capacidad pulmonar.
Además de sentarse, Rosa puede utilizar nuevamente sus manos y está aprendiendo a emplear cubiertos.
“Se está observando que muchos pacientes están perdiendo la autonomía y la capacidad de volver a manejar las manos como hacían antes, para poder vestirse o simplemente poder llevarse la cuchara a la boca”, señala una de los médicos.
Fuente: Línea Directa