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Foto: Cortesía | José Luis García Hernández

Dulces artesanales en Xalapa, una sabrosa tradición

José Luis García Hernández recuerda que llegó a este oficio por casualidad al ayudar a un artesano a cargar sus cajas con dulces

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Para José Luis García Hernández, quien se dedica a la elaboración de dulces caseros artesanales, representa un orgullo mantener esta tradición que poco a poco se pierde en Xalapa, donde cuando mucho quedan cinco personas que se dedican a este arte.

El emprendedor xalapeño recuerda que llegó a este oficio por casualidad al ayudar a un artesano a cargar sus cajas con dulces.

Don Carlos, de quien no recuerda el apellido, entabló cierta amistad con José Luis y le enseñó a hacer una gran variedad de dulces, de los cuales muchos se han ido perdiendo, pues el oficio no interesa a los jóvenes. Eso le pasó a don Carlos, cuyos hijos al convertirse en profesionistas no continuaron con esa tradición.

Para su suerte, José Luis fue el depositario del conocimiento de don Carlos, cuya familia provenía de Palma de Mayorca, España, quienes hacían sevillanas, pañuelos españoles, tortita de harina con manjar que se freía y se rociaba con canela molida previamente tostada, entre muchos otros dulces.

El artesano asegura que el dulce número uno en el mercado es el macarrón de leche, le sigue la marina y el dulce de cacahuate; por el contrario, los que ya no se hacen son las duquesas, tortita de coco que se horneaba y llevaba merengue y una ciruela pasa o cereza, asimismo se ha perdido la cocada de frutas que se elaboraba con sobrantes de frutas en conserva y por ahí va también el gaznate.

Entre los que se conservan están las figuras de jamoncillo elaboradas con pepita de calabaza, los higos, tejocotes y limones rellenos de coco, así como la calabaza, chilacayote, marinitas de rompope, dulces de cajeta, cocadas, peras y bolitas de coco, entre muchos otros.

Actualmente y ante la falta de financiamiento, trabaja solo, en la cocina de su hogar, y distribuye personalmente los dulces en tiendas de Xalapa, donde han tenido una muy buena aceptación al ser artesanales, sin conservadores y sobre todo, elaborados con mucho amor, concluyó.