Poca interconexión, distanciamiento y restricciones de movilidad, variables a tener en cuenta
Oportunidades en la economía de bajo contacto
by Ana DelgadoVALÈNCIA. Que la crisis del Covid-19 lo ha alterado todo es una realidad, lo que está por ver es durante cuánto tiempo se extenderá su efecto. Por el momento, el panorama se presenta más constrictivo que expansivo. Hay limitaciones de aforo en prácticamente todos los locales y establecimientos del mundo, fuertes restricciones a la movilidad nacional e internacional, prohibición de grandes concentraciones de personas, una vigilancia especial por las medidas de higiene y seguridad sanitaria y una recesión económica global en la que pocos están para dádivas.
En este nuevo contexto, surge lo que algunos han bautizado como la economía de bajo contacto. Corresponde a los negocios que llegan marcados por alguna de las variables señaladas y, los que no las contemplan, deberían hacerlo porque, en opinión de algunos, como la consultora Board Innovation, el cambio llega para quedarse al menos durante unos años. Dependerá en gran medida del tiempo que necesite la ciencia para dar con la vacuna o un tratamiento eficaz contra el virus, pero las consecuencias económicas puede que se dilaten en el tiempo, de aquí el llamamiento de muchos a la reinvención empresarial. Lo que sostienen en la consultora citada es que, en la Low Touch Economy, las empresas exitosas serán aquellas capaces de adaptar sus modelos para dar respuesta a algunos de los desafíos planteados crisis. “Puede que la gente termine acostumbrándose al uso de la mascarilla o al teletrabajo, pero ciertas industrias tardarán mucho tiempo en recuperarse”, advierten.
Otra consultora, en este caso la firma española HS&Co, con oficinas en Valencia y Madrid, comparte la visión del cambio de paradigma en todos los contextos, desde el social hasta el laboral o el económico. No obstante, prefiere invitar a las empresas a la reflexión y a la cautela antes de volverse locos en la toma de decisiones precipitadas y escasamente planificadas con giros o desembolsos abruptos. “Cierto que algunos hablan ya de una especie de Darwinismo empresarial, donde las que antes de adapten el entorno saldrán fortalecidas y las que se queden estancadas a la espera de tiempos mejores, desaparecerán. Pero, a mi juicio, el entorno es aún tierno y nadie puede predecir con exactitud lo que pasará de aquí a unos años. El impacto real es todavía una incógnita”, declara José Herrera, socio director de HS&Co.
Sabiendo que el tema admite muchos matices y que cada empresa es un mundo complejo, José Herrera entiende que cualquier sector, industria o nicho, con análisis y una planificación previa, es capaz de introducir variaciones en su modelo de negocio tradicional que le permitan convivir con la nueva realidad revirtiendo así a su favor lo que hoy se ve como una amenaza.
Mal para unos, año histórico para otros
Y en eso que recomienda Herrera, se hallan en este momento muchas industrias. Por ejemplo, el sector turístico, uno de los más afectados por las consecuencias de la crisis sanitaria, empieza ya a asumir que este año los clientes serán más de proximidad que extranjeros y que las playas, tal como se está planteando su disfrute, no son el destino más apetecible. En ello han encontrado su oportunidad otros negocios que proponen un turismo más diurno, más slow y más rural. De hecho, la demanda de reservas en casas rurales y campings se ha disparado y prevén para este verano un récord histórico en nuestro país. Valga el ejemplo de la cadena de hoteles rurales Rusticae, con 170 establecimientos en España y una media de 12 habitaciones por cada uno, y cuyos responsables declaran su confianza en colgar el cartel de ‘completo’ en todos ellos durante el verano.
El mundo de los eventos ha sido otra de las industrias que ha salido maltrecha. Nada de ferias ni de congresos ni de ningún otro tipo de encuentro que implica concentración de personas. Por contra, los ganadores aquí han sido las plataformas online que han visto crecer sus dígitos. En el caso de Eventbrite, plataforma global de compra de entradas y gestión de eventos, experimentó una subida del 227% entre febrero y marzo en la oferta de eventos online. En las búsquedas dominaron las relacionadas con el mundo del negocio y el desarrollo personal, además de salud y bienestar.
“Antes del coronavirus, los eventos online ya tenían una fuerza cada vez mayor, ya que son una forma fácil de acceder a contenido variado y de calidad generado en todo el mundo. La crisis del coronavirus ha incrementado este impacto de los eventos virtualizados, y muchos de los centenares de miles de organizadores de eventos que trabajan con Eventbrite han pivotado hacia los eventos online para seguir ofreciendo sus contenidos durante esta crisis. Desde Eventbrite esperamos seguir constatando el crecimiento de estos eventos online, ya que ayudan a romper el aislamiento social, y son también una oportunidad clara para la industria de los eventos, que está viviendo una crisis severa y global”, declara Ismael García, director de Eventbrite en Madrid.
Y en ese contexto actual de poca interconexión, accesos limitados y espacios preferentes al aire libre encaja también a la perfección el modelo de negocio de Autocine Madrid RACE. Se trata de un proyecto lanzado por Tamara Istambul y Cristina Porta hace más de tres años que, si ya iba bien, la pandemia ha terminado por disparar a la cumbre. “Ni adrede hubiésemos podido imaginar un modelo más acorde con los tiempos”, dice Istambul.
La propuesta consiste en un espacio de 27.000 metros cuadrados en Madrid, con capacidad para acoger 350 coches y 100 hamacas desde las que ver una película de cine o cualquier otro espectáculo en directo sin necesidad de moverte del asiento del coche. La idea, muy original no es. De hecho ellas mismas hablan de cine al estilo americano, pero ello no es obstáculo para que en estos momentos se agradezca una oferta de ocio sin restricciones que viene como traje a medida tanto a los espectadores como a ellas, que han empezado ya a acelerar el proceso de expansión por Barcelona y Andalucía.