El relato que hizo en el juicio
Cómo asesinó a su esposa, sus hijas y su suegra
La confesión del cuádruple femicida Rircardo Barreda, que perpetró uno de los casos resonantes de la historia policial argentina. Murió este lunes.
by El SolEl odontólogo platense Ricardo Barreda perpetró uno de los casos más resonantes de la historia policial argentina. Este lunes murió en un geriátrico de la localidad de José C. Paz.
El 15 de noviembre de 1992, en su casona de calle 48 entre 11 y 12 de La Plata, Barreda (82) mató a escopetazos a su esposa Gladys Margarita Mac Donald (57), su suegra Elena Arreche (86) y sus hijas Celina (26) y Adriana (24).
El odontólogo primero negó la acusación del cuádruple crimen e intentó hacer pasar el hecho como un robo a su casa, pero finalmente confesó; y en 1995 fue condenado a reclusión perpetua por triple homicidio calificado y un homicidio simple.
Según contó él mismo en el juicio, los homicidios fueron una reacción suya a los maltratos y humillaciones que recibía de todas ellas.
"Lo siento por mi hija más chica, que fue a la que menos le di y de quien más recibí", declaró en aquel debate oral que terminó con él en la cárcel, donde con los años se dedicó a estudiar Derecho.
Barreda, cuando terminó la “faena”, se sentó en un sillón y abrazó con fuerza la escopeta “Víctor Sarrasqueta” calibre 16 que su suegra le había regalado para un cumpleaños cuando la vida familiar era totalmente distinta.
Minutos antes había entrado a la casona de 48 entre 11 y 12, en pleno centro platense, para “hablar” con Gladys.
El odontólogo sólo podía utilizar el consultorio y un pequeño departamentito, con salida independiente, tal como lo habían acordado en el divorcio.
Esa casa la habían comprado años antes, luego de vender la primera vivienda, y recibir la ayuda financiera de la suegra.
Recién en mayo de 2008 Barreda abandonó la Unidad Penal 9 de La Plata al ser beneficiado con un arresto domiciliario y se fue vivir con su nueva pareja, Berta "Pochi" André, quien murió en julio de 2015 como consecuencia del deterioro de su salud a raíz de graves problemas neurológicos.
En diciembre de ese mismo año, y luego de varias idas y vueltas judiciales, Barreda recibió la libertad condicional, mientras que en mayo de 2016 se declaró "extinguida la pena impuesta" y se hicieron "cesar las accesorias legales impuestas".
A partir de esta resolución, Barreda quedó en plena libertad y ya no tuvo que ser controlado por la Justicia.
Poco después de haber quedado absolutamente libre, Barreda se presentó solo en un hospital de la localidad de General Pacheco con una identidad falsa y visiblemente desmejorado, donde permaneció internado durante 457 días.
En ese momento, los médicos informaron que el odontólogo padecía "un cuadro de salud mental"; posteriormente, Barreda tuvo problemas con algunas enfermeras que denunciaron que las maltrataba.
Al salir del hospital en julio de 2017, el odontólogo fue enviado a una pensión de General Pacheco.
Por último, en septiembre pasado, Barreda volvió, sólo por unas horas, a la casona donde cometió la masacre pero para acompañar a un equipo periodístico que pretendía realizar una reconstrucción de los hechos.
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