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Pere Aragonès, vicepresidente de la GeneralitatSUSANA VERA

La fecha de las elecciones catalanas aviva la pugna entre Esquerra y Junts

Los republicanos exigen al presidente de la Generalitat que no alargue «en exceso» la legislatura

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En el PSOE prefieren ser cautelosos y no lanzar las campanas al vuelo, pero admiten su optimismo sobre la posibilidad de que los Presupuestos Generales del Estado acaben saliendo adelante antes de que acabe el verano con el apoyo de Esquerra Republicana de Catalunya. No es descartable, incluso, que con un coste político menor al que inicialmente calcularon. El vicepresidente de la Generalitat y hombre fuerte del partido secesionista, Pere Aragonès, alimentó este viernes esa esperanza. «No vamos a renunciar a ningún espacio que mejore el día a día de nuestros ciudadanos», aseguró.

Aragonès dejó claro que no tiene intención de poner a los socialistas las cosas fáciles. «Deben estar preparados para una negociación -avisó en una entrevista en la Cadena Ser- que va a ser dura». Aun así, no vinculó tanto los eventuales contratiempos a problemas en la mesa de negociación sobre el futuro de Cataluña sino a exigencias de caracter económico y social como la financiación de la dependencia o inversiones en innovación y ayudas a la exportación de determinadas industrias, como la del sector automovilístico.

No es que, de pronto, los republicanos estén dispuestos a ignorar sus demandas sobre los condenados del procés o la autodeterminación. De hecho, como hizo el portavoz parlamentario de su formación, Gabriel Rufián, en el debate de investidura, el más que posible candidato de ERC a las elecciones catalanas, advirtió de que sin mesa no habrá cuentas públicas y aseguró que, aunque su formación nunca será la primera en levantarse, sí será muy exigente. Sin embargo, fuentes de la formación independentista reconocen que tiene poco sentido esperar que ese foro arroje resultados antes de que en Cataluña se elija al futuro Gobierno. «Ahora se ha entendido que tenemos un problema de naturaleza política; ya sé que no se va resolver de la noche a la mañana», dijo Aragonès, en consonancia con ese análisis y con el mensaje lanzado en las últimas semanas desde el Gobierno. «Pero que el diálogo eche a andar», añadió.

Temblor de piernas

Las palabras del hombre de confianza de Oriol Junqueras ayudan a disipar, al menos en parte, los temores que surgieron entre los socialistas cuando Quim Torra anunció su intención de convocar elecciones una vez se hayan aprobado los presupuestos catalanes (en torno al 18 de marzo). La guerra sin cuartel de JxCAT con Esquerra por el electorado secesionista hizo pensar a algunos que a los republicanos les «temblarían las piernas» ante la campaña de sus adversarios, centrada en desacreditarlos por haber facilitado el Gobierno de Sánchez.

De momento, no ha sido así. Esta semana, ERC no solo votó a favor de tramitar la proposicón de ley socialista sobre la eutanasia (también lo hizo Ciudadanos) sino que, a diferencia de la portavoz de los posconvergentes, Laura Borràs, Rufián evitó meter el dedo en el ojo a Sánchez con asuntos relacionados con el procés en la sesión de control al Gobierno y, en la comisión constitucional, en la que compareció la vicepresidenta Carmen Calvo, mantuvo un discurso más bien conciliador. Con todo, tanto la dirección del PSOE como la del PSC prefiere ser prudente. «Yo soy optimista, pero por no saber no sabemos, ni nosotros ni ellos, cuándo serán las elecciones y Esquerra -dice un importante dirigente catalán- navega sin apartar el ojo de las encuestas y con el aliento de Puigdemont en el cogote», En la cúpula del grupo parlamentario socialista también rebajan el entusiasmo. No quieren dar excesiva importancia a la actitud de los republicanos durante esta semana en la Cámara Baja. «En el día a día del Congreso casi siempre hemos podido contar con ellos», dicen. También avanzan que aún no han empezado a hablar con el resto de fuerzas de los Prespuetos, pero al tiempo se muestran confiados en que los números les salgan en el debate de totalidad para el que an no hay fecha. 

JxCat y ERC se enfrentan por la fecha de las elecciones catalanas

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, anunció el pasado 29 de enero que adelantará las elecciones catalanas en cuanto el Parlamento catalán apruebe los Presupuestos -algo que podría producirse en torno al 18 de marzo-. En un primer momento, dio a entender que ese día firmaría el decreto de convocatoria, pero más tarde desde su entorno matizaron que lo que hará cuando la Cámara catalana valide las cuentas es anunciar la fecha de los comicios.

Las elecciones catalanas, por tanto, no serán tan inmediatas como se preveía, sino que Torra tiene intención de alargar al máximo su mandato, aunque él mismo dijera que la legislatura estaba agotada. Todo apunta al otoño, aprovechando que es un periodo de agitación soberanista. ERC, en cambio, cree que Torra debería llamar a los catalanes a votar en cuanto se aprueben los Presupuestos. País Vasco y Galicia votan el 5 de abril y Cataluña, según Esquerra, no tendría que tardar mucho más.

El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se mostró este viernes partidario de «no alargar exceso la legislatura, ya que en términos políticos se ha de hacer un reset». JxCat y ERC mantienen una fuerte pugna por la hegemonía del soberanismo. Lo que está en juego en las elecciones catalanas es qué fuerza secesionista se hace con el poder. Esquerra reclama a Torra poder consensuar la fecha electoral, pero el presidente de la Generalitat no está dispuesto a compartir la prerrogativa legal que le faculta para disolver la Cámara autonómica.

Quien domina el calendario, controla la iniciativa. Y los posconvergentes quieren marcar los tiempos de la legislatura catalana. Aún buscan candidato y el espacio de JxCat no se ha constituido todavía como partido, por lo que carecen de una estructura organizativa y, además, quieren tratar de desgastar a ERC, que está por delante en las encuestas pero que históricamente acostumbra a pinchar en el esprint final. Los republicanos temen que Torra actúe como Artur Mas, que anunció el adelanto electoral con ocho meses de antelación. Durante todo ese tiempo la antigua Convergència consiguió atraer a ERC a una candidatura unitaria, que al final se llamó Junts pel Sí.

Batalla abierta

Además de pugnar por la fecha electoral, JxCat y ERC chocan también por la figura del mediador para la mesa de diálogo entre el Gobierno y Generalitat. Los posconvergentes abrieron la semana pasada la precampaña con fuertes críticas contra sus socios, a los que califican de autonomistas de toda la vida y de ser «cómplices» de la represión del Estado. En ERC reconocen que sus socios les ganan en tacticismo y en épica y que además cuentan con el factor Puigdemont, que es un valor seguro para los comicios.

Aragonès no quiso confirmar este viernes si los comicios deberían ser antes o después de verano durante una entrevista en la cadena Ser. Pero los republicanos admiten que el periodo hasta los comicios (que podrían celebrarse el 1-O para buscar el carácter plebiscitario) puede hacerse muy largo, teniendo en cuenta que la pelea cuerpo a cuerpo ha empezado pronto. Torra trata de apuntarse el mérito de que los Presupuestos vayan a salir adelante y quiere marcar perfil propio en el diálogo con el Gobierno. Antes rechazaba la mesa y ahora quiere liderarla. Si sale mal, las culpas serán para Esquerra, que es el autor intelectual, pero si esta avanza, será gracias a la presión de los postconvergentes.