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Varios civiles este jueves en un campamento informal de desplazados levantado en la localidad de Azaz, al noreste de Siria REUTERS/KHALIL ASHAWI

La ONU alerta sobre la situación humanitaria en Idlib

Más de 800.000 personas han sido desplazadas conforme se intensifican los combates y diversas ONG manifiestan la incapacidad de los servicios médicos para hacer frente a la avalancha de heridos y enfermos

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Más de 800.000 personas han tenido que abandonar sus hogares desde el 1 de diciembre, cuando las tropas sirias lanzaron una ofensiva con apoyo aéreo ruso contra las facciones yihadistas apostadas en Idlib, al noroeste y última provincia insurrecta del país. “Cerca del 60% son menores y otro 21% mujeres”, precisó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). De ellos, al menos 140.000 han huido de forma masiva esta semana en lo que la ONU ha calificado como “una de las peores crisis desde el inicio de la guerra”.

La intensidad de los bombardeos y los combates han dificultado la entrada, desde la vecina Turquía, de camiones cargados con suministros y ayuda humanitaria. “Nos hemos visto obligados a detener el reparto durante 24 horas”, informó este viernes el Programa Mundial de Alimentos (PMA). “En Siria, los civiles siguen pagando el precio del conflicto en curso”, lamentaba su director regional, Muhannad Hadi. Las organizaciones locales e internacionales se encuentran “sobrepasadas por la escalada de necesidades”, y han pedido “el cese inmediato de las hostilidades”.

El Ejército regular sirio lanzó la última ofensiva a mediados de enero para expulsar de Idlib, calculan, a entre 10.000 y 15.000 combatientes de Hayat Tahrir al Sham, alianza yihadista liderada por la filial local de Al Qaeda. Una operación que se integra en otra más amplia iniciada nueve meses atrás. “La gente intenta huir hacia Turquía, pero el cruce está cerrado a los civiles y los campos de desplazados que lindan con la frontera están completamente saturados con más de un millón de personas”, cuenta desde la ciudad de Idlib, Mohamed Jafa, miembro de la ONG local Grupo de Coordinación de Respuesta Siria. “No hay tiendas suficientes por lo que o se hacinan cuatro familias dentro de una o campan bajo los olivos”, acota. “El 10% de los desplazados están durmiendo bajo los árboles o en zonas a la intemperie y sobre la nieve”, ha denunciado por su parte Joseph Ashmore, de la Organización Mundial para las Migraciones (OIM).

Con temperaturas de hasta 10 grados bajo cero, la organización Save The Children ha recalcado las condiciones extremas a las que están expuestos los más de 290.000 menores desplazados de los que, según la ONU, “varios han muerto ya de frío”. Asimismo, diversas ONG han alertado de la incapacidad de los servicios médicos para hacer frente a la avalancha de heridos y enfermos. Más de 150 personas han perdido la vida en este frente en lo que va de año, según el cómputo que hace el Consejo Local opositor de salud. OCHA eleva a 72 el número de centros de atención médica —entre hospitales, clínicas móviles y centros de salud— que han sido suspendidos en Idlib y periferia occidental de Alepo en las últimas 10 semanas. Por su parte, los médicos locales han denunciado “el bombardeo deliberado por parte de las aviaciones siria y rusa” de estas instalaciones. En Idlib permanecen tres millones de civiles.

Los rápidos avances de las tropas gubernamentales y las milicias aliadas les han devuelto el control del 45% de la provincia de Idlib. Tras ocho años de combates, sus efectivos han logrado hacerse esta semana con la integridad de la autopista internacional M5, que conecta la industrial Alepo con la capital siria, Damasco. Se trata de una estratégica victoria ya que antes de la guerra —que comenzó en marzo de 2011— era la principal arteria comercial del país, con sus 450 kilómetros desde la frontera turca a la jordana pasando por las principales urbes de Siria. El presidente sirio, Bachar el Asad, ha logrado recobrar más del 75% del territorio nacional —en 2014 controlaba el 45%— tras sellar un pacto con las milicias kurdas.

Derribo de un helicóptero sirio

N. S.

La reciente escalada entre Ankara y Damasco en Idlib ha dejado a 20 uniformados muertos entre ambos bandos. Turquía ha enviado a más de 5.000 soldados y mil vehículos militares para reforzar los 12 puestos de observación que mantiene y apoyar a los grupos insurrectos salafistas. En ese mismo frente, dos helicópteros del Ejército regular sirio han sido abatidos esta semana, cuyas tripulaciones han perecido. Damasco confirmaba este viernes el derribo de uno de los aparatos sin especificar la procedencia del fuego. Por su parte, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha señalado que el helicóptero fue derribado “por un misil guiado por fuerzas turcas” y cayó en la campiña de Alepo.