Irene Noguera: «Un buen placaje es muy estético»
La talonadora de Les Abelles explica su experiencia como capitana del equipo con tan solo 21 años: «La gente piensa que el rugby es muy agresivo, pero si alguien viene y lo prueba, se queda. Tiene algo que engancha»
by CAYETANO ROSEl rugby femenino puede llegar a ser un arte, explica la capitana de Les Abelles, Irene Noguera, que el sábado se mide al Industriales (16.00) en el campo Jorge Diego, Pantera, de Quatre Carreres.
-Perdone, pero tiene las piernas llenas de moratones.
-Siempre me salen un montón, más de lo normal. Me hice pruebas en la circulación, pero estoy bien.
-El lema del club es la triple C: cabeza, corazón y cojones. ¿Se identifica?
-Sí, lo llevas escuchando desde pequeña. Salió antes de que hubiera equipo femenino. Para jugar necesitas inteligencia e intuición, corazón y cojones porque a veces no tienes más remedio que echar para adelante.
-Usted, sin embargo, estudia Bellas Artes. ¿Hay belleza en el rugby?
-Sí, es bastante estratégico y bonito, no es solo leches y leches. Yo soy delantera y para mí son muy estéticas las touche, las melés, un buen placaje... De hecho, las fotografías molan mucho. Tengo algunas muy chulas pegando un placaje. A veces les hago fotos a las chicas y a los chicos.
-¿Quién es su fotógrafo favorito?
-Desiree Delgado, una chica 'instagramer'. Y mi cuadro favorito es 'La gran ola', de Hokusai. Me gustaría hacer algo de ilustración o fotografía.
-¿Entre ustedes se llaman «las gordas» sin complejos a las delanteras?
-Sí, nos llamamos «las gordas», pero nosotras somos un equipo más bien veloz y bajito. Somos más móviles y técnicas. En el rugby caben todos: la más alta, la más bajita, una delgadísima...
-¿Qué siente al conseguir un ensayo?
-Me gusta más un placaje. Porque el ensayo no es mío, es de todas: una fase tras otra tras otra. Y placar es un duelo individual. Es una lucha entre fuerzas aunque, a veces, también hay placajes dobles: viene una compañera a ayudarte ante una rival muy grande.
-Lo dice como si el placaje fuera algo sofisticado.
-Sí. Si tienes buena técnica, no necesitas tanta fuerza: hay gente bajita que derriba a otra mucho más fuerte. Prima la técnica: si metes bien el hombro, si agarras bien... después hay placajes laterales, frontales, por detrás, los positivos (yo te derribo hacia tu campo)... A veces me pongo metas: me gustaría placar más bajo.
-El rugby ha sido tradicionalmente de hombres. ¿Ha cambiado?
-Poco a poco va cambiando, igual que todo, como en el fútbol. Ya hay gente que viene adrede a ver partidos del femenino. Tenemos apoyo del primer equipo masculino, del club e incluso de Teika, que solo patrocina a equipos femeninos. En Valencia ha habido muy poco. Pero ahora somos la comunidad detrás de Castilla León con más fichas federativas. Y en Les Abelles tenemos 50 fichas con dos equipos.
-¿Cómo empezó?
-Mi padre y mi hermano jugaban en el club. Cuando hicieron Quatre Carrers, vine a la inauguración y estaban Pepa y Marga, jugadoras de toda la vida. 'Vamos a hacer un equipo femenino, ¿te apuntas?' Tenía 12 años. Yo venía de haber practicado un año equitación. Mi madre era reacia porque mi hermano se rompió las 'palas' al no ser entonces obligatorio el protector bucal. Yo no tengo nada roto: una vez me hice un esguince y un edema en la rodilla, nada grave.
-¿Por qué la han hecho capitana con tan solo 21 años?
-Es mi segunda temporada de capitana. Confiarán en mí, supongo, me preocupo por ellas fuera del campo, pero dentro me dicen que me cuesta hablar con el árbitro (en el rugby solo el capitán puede dirigirse al árbitro). Me llevo muy bien con el entrenador, Guillermo Ahuir, y hablo todos los días con él. Tengo buen rollo con todas. Tenemos veteranas y dos mamás. La capitanía me ha ayudado a madurar.
-¿Es muy autoexigente?
-Sí. Soy crítica, pero no sufro: 'Tengo este fallo, tengo que arreglarlo'.
-¿Lo mejor y lo peor de su juego?
-Soy fiable en defensa y bastante rápida para mi posición. Juego de talonadora: las que lanzan la touch y las que se ponen en medio de la melé y se llevan el primer contacto. Soy una 'talona' flaca y alta (mido 1,70 metros y peso 1,70 kilos), cuando lo normal de toda la vida era que fuera bajita y rechoncheta. Tengo bastantes puntos débiles: me falta conocimiento de juego, debo mejorar los lanzamientos con la mano...
-La melé también lleva mucho trabajo.
-Tenemos que entrar y empujar todas a la vez porque, cuando una deja de hacerlo, todo se descompensa. Tienes que entrenar mucho. Es una mezcla de técnica y de fuerza.
-¿Le molesta mucho perder?
-Solo me molesta si no hacemos lo que sabemos hacer. Si pierdes, mejoras.
-¿Contextualice el rugby femenino valenciano en el español?
-Nos vamos haciendo un hueco, estamos en División de Honor B y vamos segundas, tenemos opciones de subir.
-¿No es hipócrita El Tercer Tiempo (la reunión tras el partido de los dos equipos en torno a unas cervezas)?
-No, no, no, muchas nos conocemos porque nos vemos en la Universidad o en la selección valenciana, y hay buen rollo. Cada una hace una cosa de comida y la trae; unas salado, otras dulce...
-¿Son más finas que los chicos?
-De hecho, ellos primero lo encargaban y luego empezaron a currárselo mucho más porque venían a nuestro Tercer Tiempo y se lo comían. Yo creo que nos han copiado. Beber cerveza, bebemos igual chicos y chicas. El árbitro también viene y le preguntamos cosas. '¿Por qué ha pitado esto o lo otro?'
-¿Cómo está tras el partido?
-Depende: si me quedo en mi casa, estoy para el arrastre; si salimos por ahí, un poco mejor. Hay jugadoras delgadas que al día siguiente están destrozadas. Es que estás corriendo, placando, la melé, la touch... Por eso el trabajo de gimnasio es tan importante.
-¿Quién es su referente?
-Hay una jugadora en Sudáfrica, Ellia Green, que es una bestia. Juega Seven y aparte es muy graciosa.
-En el fútbol americano ha habido muchos casos de secuelas graves entre exjugadores.
-Pero porque ellos, a veces, uno se rompe un ligamento y poco después ya está jugando. El cuerpo es sabio y no tienes que meterte nada para seguir jugando. Hay que respetar el tiempo natural de las lesiones. Sí tenemos control antidopaje, pero esporádico. Yo una vez me tomé una pastilla de cafeína o alguna bebida energética y no me hizo nada.
-¿Por qué el rugby no atrae al público?
-Porque piensan que es un deporte muy agresivo, que te vas a lesionar por nada. Pero si alguien viene y lo prueba, se queda. Tiene algo que engancha. He notado un pico de gente: jugadores de otras categorías, veteranos, afición de otros equipos... Mucha gente que pregunta: '¿Cuándo juegan las chicas?' Antes solo venían nuestros padres.
-¿Cobra algo?
-No, estoy aquí porque me gusta y me lo paso muy bien. El club paga los viajes y este año nos han dado la ropa. Pero sí pagamos la ficha federativa, que son 400 euros.
-¿Qué supone estar en un cromo?
-Me hace mucha gracia. Se lo dije a mis amigas y todas: 'Ay, yo quiero un cromo'. Y de hecho, como salimos en las estaciones de tren (en las máquinas de 'vending' de Teika, la empresa valenciana que presenta la semana que viene el primer álbum de cromos de nueve equipos femeninos de diferentes deportes), siempre que pasan por ahí me manda una foto: 'Mira, Irene'. Me voy a hacer famosa.
-¿Qué otros deportes practica?
-En el Instituto dábamos voleibol en El Saler, pero también me gustan el baloncesto, el tenis y la natación. He estado siempre rodeada de deporte. Me llena. La equitación era por hobby, no para competir. Me gustan mucho los animales. Y la repostería: hago magdalenas muy ricas.
-¿El fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby un juego de villanos jugado por caballeros?
-Eso me lo dijo mi profesora de Biología cuando estaba en el Instituto. En rugby, no nos solemos quejar al árbitro; somos bastante disciplinados. En el fútbol, te pitan algo y van todos a protestar, y pienso: 'Pobre señor, ¿no?'. Sí, a la hora de placar, somos brutos, pero no solemos hacernos daño, nos enseñan a caer. A veces me dicen: 'Joder, me has dado una buena leche', 'Pero, ¿te he hecho daño?', 'No'. Pues ya está. Si placas bien, no tienes porqué hacer daño a nadie.
-¿Le gusta el fútbol?
-Como siempre estaba todo en mundo con 'fútbol, fútbol, fútbol', le cogí de pequeña algo de tirria. De hecho, mi padre a veces lo pone y no lo miro. Y encima unas tonterías de los futbolistas, que si no sé qué, que si no sé cuántos: '¡Juega y ya está!'.
-¿Qué es el rugby-playa?
-El rugby-playa lo descubrí el año pasado: me llegó al correo la convocatoria de la selección española y dije: 'Papá, ¿y esto?' 'Tú, di que sí'. Ninguna conocíamos las reglas: sin melé, ni touch, cinco contra cinco... Y nos fuimos a Moscú a jugar en un recinto con playa artificial.
-¿Y el Seven?
-El Seven es parecido al 15, pero con siete jugadoras y juegan una parte de siete minutos y otra de siete, con el campo entero, una exigencia física muy grande. Es olímpico.