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El virus ultra

No hay alienígenas en el independentismo

El independentismo no es supremacista. No es fascista. No es... no es... Pero en su seno sí hay supremacistas. Lógico. Es humano, no alienígena

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Tenía que pasar. Catalunya, además de formar parte de España (a pesar del anhelo independentista de la mitad de sus ciudadanos), está en Europa, en el mundo. Aquí no hay voluntad que valga. Está anclada a un lugar y a un tiempo, expuesta al oleaje ideológico, a las sacudidas sociopolíticas y psicológicas que producen un efecto contagio entre partidos/ciudadanos. Los problemas y los retos son nuevos, las respuestas son viejas.

Dentro del independentismo se ha colado el virus ultra. Y no podía ser de otro modo. De la misma manera que se ha filtrado en un gran número de países. El nacionalismo español tiene a Vox. Y un PP y un Cs que, en vez de marcar distancias con el partido de Abascal, demasiado a menudo desciende al lodazal de la intransigencia y la mezquindad intelectual.

La intervención de Ponsatí en el Europarlamento, tan ignorante como sectaria, se quedaría en una desafortunada y bochornosa anécdota si los suyos la hubieran enviado de modo inmediato y contundente al rincón de pensar. Se puede comprender que un movimiento que se siente perseguido injustamente (y los excesos policiales y judiciales alimentan ese sentimiento) sea reticente a la autocrítica. No es nuevo. Nada es nuevo en las defensas numantinas ideológicas. La URSS reventaba los derechos humanos mientras los comunistas europeos seguían defendiendo el régimen desde los cafés parisinos.

No, no es fácil ser crítico con los tuyos en momentos difíciles. Hay personas dentro del independentismo que están delatando esa deriva ultra. Y es importante reconocerles no solo la valentía, sino la capacidad de discernimiento en plena tempestad. Las voces que siempre se han mostrado críticas con el ‘procés’ (que no es exactamente sinónimo de independentismo) difícilmente son escuchadas, puesto que sus acusaciones son tomadas como una enmienda a la totalidad. Solo desde dentro del soberanismo se puede plantar cara.

El independentismo no es supremacista. No es fascista. No es… no es… Pero en su seno sí hay supremacistas. Lógico. Es humano, no alienígena.