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Robledo dice no ser mesiánico y sí un conocedor de los problemas económicos y sociales del país. En 2018, obtuvo 226.099 votos de los 736.367 que logró el Polo para Senado. Es decir, casi uno de cada tres.
Gustavo Torrijos

“Estoy intentando salirme del Senado hace rato”: Jorge Robledo

El congresista más votado del Polo revela que, tras más de 20 años, no seguirá en el Legislativo. Explica por qué quiere llegar a la Casa de Nariño, insiste en su pacto nacional y aunque se declara sorprendido por la simpatía que ha causado su aspiración, admite que no sabe qué va a pasar "a la hora de los votos".

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Hace casi dos décadas, en 2002, Jorge Robledo llegó al Senado y desde entonces ha logrado posicionarse como una de las figuras más respetadas del Legislativo. Si bien hace días anunció que insistirá en ser candidato presidencial –esta vez sí hasta el final–, en diálogo con El Espectador revela que en el próximo cuatrienio no seguirá en el Congreso, e incluso admite que ha seguido para que el Polo no pierda el umbral.

Habla también de sus desencuentros con Gustavo Petro, aunque no se descarta de tajo una alianza, insiste en su pacto nacional, dice que acabaría el Esmad y se despacha contra otros precandidatos.

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¿Por qué lanzarse tan temprano a la contienda electoral?

Petro anunció su candidatura el día que ganó Duque, y Fajardo, el martes siguiente. Otras campañas se van a dar y lo que hago es el anuncio. Por supuesto la contienda de verdad es posterior, pero era importante quedar en la retina. El país está en una crisis profunda y estoy convencido de que puedo encarrilarlo. Si paso a segunda vuelta soy capaz de unir.

¿Cómo percibe la llegada de Fajardo, otrora su aliado?

Está en todo su derecho, él y todos. Es el momento de “patos al agua”. Que cada uno haga sus propuestas y los colombianos vayan tomando decisiones.

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¿Y qué lo hace diferente a usted?

La comprensión de los problemas económicos y sociales del país. No en vano llevo 30 años diciendo que el modelo económico de destrucción de la industria y del agro nos lleva al fracaso. Y la lucha contra la corrupción. Así podría plantear otras cosas, que tienen que ver nada menos que con crear empleo.

En el pacto nacional que propongo caben los productores menores (campesinos e indígenas), pero también los medianos y grandes, así como el sector financiero. Defiendo además la paz, la salud y la educación, y digo algo que nadie dice en Colombia: sustituir importaciones como política capital.

Algunos dicen que se cree mesiánico...

No, de eso no tengo nada, sí hago esfuerzos por no actuar como idiota. Supermán no existe.

¿Qué le han dicho de su candidatura?

Estoy impresionado de la simpatía inmensa que ha causado. No sé a la hora de los votos qué va a pasar.

¿Cómo derrumbar el mito de que solo hace debates y es poco lo que propone en el Congreso?

Sobre eso han engañado a Colombia. Hay mucha gente que piensa que no he presentado un solo proyecto y Congreso Visible, de la Universidad de los Andes, dice que llevo más de 60. También es verdad que mi énfasis ha estado en el control político, eso es propio de quien está en la oposición. También dicen que soy castrochavista, que fui guerrillero y me presentan como un rico cafetero, cuando no tengo más tierra que la de mi ombligo.

¿El éxito de una candidatura de izquierda está supeditado al desempeño de Claudia López?

Soy optimista en que le va a ir muy bien. Esa preocupación no la tengo, pero claro que todo afecta.

¿Le preocupa que como presidente le pase lo que de alguna manera está padeciendo ella, y son proyectos andando que no pueda reversar?

Sé bien que llego a un gobierno de cuatro años, enmarcado en una constitucionalidad que no voy a violar. Uno no llega a escribir sobre una hoja en blanco, sino sobre una llena de marañacos, letras, dibujos y de todo. Lo que voy a hacer es poner unas cuantas letras que empiecen a encarrilar este país.

Y si, por ejemplo, encuentra proyectos de fracking, a los que tanto se opone…

Si están legalmente establecidos y no hay cómo reversarlos, se cumplirán. Yo le estoy poniendo unos límites a lo que puedo hacer. No soy politiquero, nunca lo he sido y no me voy a volver en uno ahora. Primero, porque no me podría mirar en el espejo, y segundo, porque tendría un pleito grande con Carmen, mi señora, que no tolera ese tipo de cosas.

¿Cómo lograr el pacto nacional que pregona en un país tan polarizado?

Con paciencia y un palito. Conversando con la gente. Si Colombia quiere, me respaldarán las mayorías, si no, votarán por otro y me daré el gusto de no volver al Senado.

¿En serio no va a volver?

Estoy intentando salirme desde hace rato, pero en parte no he podido porque he jugado a ayudarle al Polo a mantener el umbral. Pero ya no es posible, es una cosa que se agotó. No voy más porque la decisión es ser candidato a presidente.

¿Está descartado aliarse con Petro?

No voté por Petro porque tengo grandes desacuerdos, el más reciente: su conducta contra Claudia López. Cometió un error grave. Ahora vamos a ver qué pasa, falta mucho tiempo.

Ha dicho que Petro se fue del Polo por un supuesto acuerdo con Santos, ¿cómo es eso?

Le di tres vueltas a Colombia en 2009 y 2010, haciéndole campaña a Petro. Ganó Santos, el partido se declaró en oposición y al otro día él, saltándose al Polo, le mandó una carta proponiéndole un acuerdo. Dos días después se reunieron en la Casa de Nariño y salieron abrazados, rompiendo los estatutos del Polo. Luego, dijo que lo nombráramos presidente del partido para ejecutar ese acuerdo. Dijimos no, que la presidenta sería Clara López, entonces rompió relaciones y nunca más lo volvimos a ver.

¿Y Clara López no hizo lo mismo con Santos?

Sí, pero en ese momento actuó correctamente, y como ella hizo lo mismo después, también se tuvo que ir del Polo. Aquí los que se ponen de lado del Gobierno, cuando acordamos estar en oposición, se someten y aceptan democráticamente los estatutos o toman la decisión que quieran tomar.

¿Y de qué era el acuerdo de Petro con Santos?

Eran distintos puntos, pero no importan mucho los detalles.

Claro que importan los detalles...

No, era un acuerdo con Santos, que era el ministro de Uribe y al que le habíamos declarado la oposición. Él se fue porque quiso irse, no tenía los votos para ser presidente.

¿Y si el acuerdo tenía que ver, por ejemplo, con el proceso de paz que se estaba gestando con las Farc?

Este es un problema de los estatutos. El Polo no se iba a volver santista porque Petro quisiera. No íbamos a dejar de ser oposición, así de simple.

¿Uribe ya cumplió su ciclo en la política? Lo digo por lo que significa a nivel electoral…

Su desgaste político es inmenso y se ha convertido en un problema para su propio partido y, ciertamente, para el país. Su nombre se usa casi como espantapájaros. Pero él tomará sus decisiones.

¿Hay futuro en el Centro Democrático sin Uribe?

El día que no esté va a haber una crisis grande, por su propia fuerza política y su protagonismo. Habrá mucha dificultad para sustituirlo eficazmente.

O sea, más o menos lo que le pasaría a un Polo sin Robledo...

No, no es lo mismo, no es comparable ni de lejos. Espero que el Polo pase los umbrales sin mí. Estoy convencido de que casi la totalidad de mis votos se irán para candidatos nuestros. Siento que terminó mi ciclo en el Congreso. Hay que hacer otras cosas en beneficio del país, como ser presidente.

¿Le inquieta una candidatura de Néstor Humberto Martínez?

No. No tendría ni la más remota posibilidad de ser presidente. La resistencia que hay contra él es bárbara, pero sería el súmmum del cinismo que eso pudiera suceder.

¿Y Alejandro Char?, de quien se dice congregaría al santismo, uribismo y vargasllerismo…

Sería un candidato de la Casa de Nariño o de los mismos con las mismas. Sería continuismo, y hay un asunto que lo afecta mucho: que no ha dado ninguna explicación de cómo, siendo alcalde en dos ocasiones, los funcionarios puestos por él en la junta directiva de Triple A (empresa de acueducto, alcantarillado y aseo de Barranquilla) no se dieron cuenta de que se estaban robando miles de millones de pesos. Sorprende que no estén siendo investigados, entre ellos el alcalde Jaime Pumarejo y la gobernadora del Atlántico, Elsa Noguera.

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Si fuera presidente, ¿cómo logrará gobernabilidad en el Congreso?

Aspiro llegar a la Presidencia con mayorías en el Congreso. Espero que los congresistas que no me respalden entiendan que lo que voy a hacer es un gobierno de progreso del país y los convenza con mis argumentos.

¿Y eso de “convencer con argumentos” es así de idílico y romántico en el Congreso?

Nada es idílico ni romántico, pero esa es la lucha. Se supone que yo no podría haber llegado al Senado, pero ahí estoy. Colombia está madura para un momento de cambio democrático, civilizado, pacífico y de un pacto nacional, sin quitarle nada a nadie, respetando la Constitución y la ley.

¿Cómo sería su relación con Maduro? ¿Reconocería a Guaidó?

Tendré buenas relaciones con todos los países, así tenga las diferencias políticas más grandes. Todo sobre la base del respeto a la autodeterminación y la no injerencia. ¿Cómo serán las cosas en ese momento? Ya veremos. No intente ponerme a adivinar. Tengo perdida la bola de cristal, la bata y el turbante. Hace días que no los encuentro.

¿Qué haría con el Esmad?

Todo país necesita una fuerza policial dedicada a los conflictos, pero paciente y cuidadosa. Hay que acabar el Esmad porque está muy desacreditado y reemplazarlo por un cuerpo que tenga las virtudes de las que ha carecido, por ejemplo, no usar escopetas como las que mataron a Dilan Cruz. Sería muy distinto, comenzando porque lo voy a dirigir yo y no Duque. Tendría detrás un gobierno como el mío, al que no le va a importar un pepino que maten a un estudiante.

¿Se necesitan las reformas pensional y laboral?

Se pueden necesitar, pero no las que están proponiendo Duque ni la OCDE, que es la que al final decide. Lo que proponen tiene bases que las matan de entrada, porque están montadas sobre un país que no tiene derecho a crear riqueza ni empleo. Haré mis propuestas en el debido momento. Si presento mi nombre con este tiempo no es para salir con un as bajo la manga.

Al margen del Acuerdo de Paz, ¿para usted hay alguna diferencia entre el gobierno de Duque y Santos?

En términos de paz hay diferencias grandes, pero frente al modelo económico ninguna. Es que la característica fundamental de los mismos con las mismas es que ellos pueden tener pleitos en lo político, pero cuando se trata de los "negocios-socio", ahí no tienen diferencia.

jgonzalez@elespectador.com

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-Javier González Penagos / Twitter: @Currinche

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