Pepón Nieto: "Si hubiéramos ido a América a descubrir, no a conquistar..."
by LUIGI BENEDICTO BORGES- El intérprete malagueño encarna al desquiciado Pánfilo de Narváez, líder de la fatídica expedición de 600 personas que en el siglo XVI se adentro en La Florida. Sólo cuatro sobrevivieron
Pepón Nieto (Marbella, 1967) deja a un lado sus interpretaciones más amables para meterse en la psique de Pánfilo de Narváez, militar y conquistador español, líder de la expedición de 600 hombres y cinco barcos que se internó en La Florida buscando riqueza y sólo encontró muerte. Sobrevivieron únicamente cuatro y su odisea es versionada por José Sanchis Sinisterra y Magüi Mira en Naufragios de Álvar Núñez.
¿Cómo es meterse en la piel de alguien como Pánfilo de Narváez?
Mi personaje es un gobernador, el adelantado del emperador. Es el que está al mando de la expedición. Tiene varios capitanes, entre ellos Álvar Núñez, uno de los cuatro que vuelven de los cientos que marcharon. Aquello fue un desastre y Álvar escribe unas memorias en la que cuenta la conquista que hicieron.
Narváez no era una persona emocionalmente estable, que digamos...
Es un hombre al que le sale todo mal. Lleva años saliéndole mal. Es una especie de enchufado de Carlos I de España y V de Alemania, pero no se sabe muy bien por qué, ya que, como te he dicho... no le sale nada bien. Anteriormente había estado con Hernán Cortes intentando conquistar Veracruz, donde le hicieron preso, le dejaron tuerto, lisiado... Es un loco. Llega allí, está sobrepasado por la situación y es de esta gente que tiene más testosterona que dedos de frente y por sus cojones quiere ir, entrar... No para de tomar decisiones equivocadas.
¿Conocía la historia de Alvar Núñez antes de entrar en la producción?
Conocía al personaje. Hay una película estupenda que había hecho el actor Juan Diego [Cabeza de Vaca], maravillosa. Sabía de la historia, pero no tanto como ahora, claro. De todas manera, como dice Magui, nosotros no hacemos historia, no contamos la historia de Alvar Núñez con mayúsculas. El texto es el de Sanchis Sinisterra, que basándose en esas memorias y en ese momento histórico introduce mucho de relato y mucho de ficción también, incluso personajes que no aparecían. También hay una puesta en escena muy teatral y lo que contamos está al servicio de eso.
¿Sentimos atracción por esa época y rechazo por no aceptar todo lo que pasó?
Nos gusta mucho tener una manta, ocultar lo que hicimos porque los que tapan la historia son lo que están dispuestos a repetirla. Y nosotros tenemos esa cualidad. Somos expertos en tapar, en meter la cabeza en el agujero como el avestruz y no analizar lo que hicimos para no repetirlo. Nos pasa continuamente: con la Ley de la Memoria Histórica, intentando desenterrar y no pudiendo, que nadie quiera hablar de nada y diga «esto ya pasó y entonces es mejor no menearlo»... Todo este tipo de cosas, que nos define mucho a los españoles, está en la función. Así somos. Es además una parte de la historia muy amplia, toda la parte de la supuesta conquista. Descubrimiento y conquista... Mejor no hubiéramos ido. Si hubiéramos ido a descubrir y no a conquistar... Pero fuimos a lo segundo. Todo eso, que además es una parte de la historia de nuestro país muy importante, no se conoce. Ni en los colegios. No se le da la importancia que tiene a lo que representa para nosotros como pueblo. La tenemos bastante escondida. Y esta función merece la pena por esa lectura, por ponernos en esa sensación, en ese lugar, en ese sitio.
¿Cómo ha sido trabajar con Magüi Mira y con un montaje con 16 actores?
Hacía muchísimo que no trabajaba en una compañía tan grande, con tantos actores. Estos espectáculos sólo lo pueden hacer los centros dramáticos, los teatros públicos que se pueden permitir estos repartos. Y es maravilloso estar ahí. Y luego con Magüi había trabajado como actor. La había tenido como compañera. No hace mucho habíamos hecho una obra de Mamet, La culpa, dirigida por Juan Carlos Rubio, y la verdad es que va un mundo de Magüi como actriz a Magüi como directora. Al mando, es una mujer muy lúcida. No quiero decir que como intérprete no lo sea, digo que a mi me ha sorprendido muchísimo como directora. Tiene una energía enorme, una capacidad de generar situaciones colectivas muy difíciles... De mover a los grupos. Usa imágenes en la función muy impresionantes. Y luego hay un punto de vista muy claro en ella. Esta función a ella le fascina, la conoce muy bien. Admira muchísimo a Sanchis Sinisterra y sin embargo ha hecho una adaptación sobre el texto con una mirada muy suya, muy personal, que nos ha contagiado a todos. Y la verdad es que ha sido un disfrute trabajar con ella, verla con nosotros, tirarse al suelo, arrodillarse, estar ahí todas las horas de ensayos, de pases técnicos desde por la mañana... Ha sido muy inspirador su trabajo. No podías decir "oye, que estoy cansado", porque estaba Magüi ahí dándolo todo. Ha sido alucinante. Y el tener un reparto grande es un lujo, con todos yendo a una, desde el primero hasta el último. No te los voy a nombrar porque seguro que tienes ahí el listado de todos y si te nombro a los 16 me voy a dejar alguno en el tintero. Pero con todos está siendo muy bonito trabajar. Y terminamos y estamos deseando ir a tomarnos una cerveza y hablar de la función. Estamos muy integrados en el grupo y con mucha energía. Sobre todo, tirando todos de la misma cuerda. Eso está muy bien.
Usted también aúna dos facetas teatrales: intérprete y productor.
Hace años que llevo produciendo cosas en a que yo salgo. Pero sólo en las que yo salgo. Tengo una productora pero no una oficina que produce espectáculos. Sólo en los que yo estoy. Me gusta mucho hacerlo, estar en el germen de una obra desde el principio, tomar decisiones... tiene una parte de riesgo importante y es meterse en un negocio aparte de hacer tu actuación, pero me gusta generar trabajo para los demás y también para mí mismo. No sé quedarme quieto cuando el teléfono no suena. Yo tengo ya una edad en la que no puedo dedicarme a una cosa que no sea esto. Y muchas veces toca buscarse las habichuelas
DATOS DE INTERÉS
¿Qué? Naufragios de Álvar Núñez.
¿Dónde? Teatro María Guerrero (Tamayo y Baus, 4. Madrid).
¿Cuándo? Hasta el 29 de marzo.