Asegura haber fotografiado fantasmas con una cámara térmica en Córdoba
El hecho fue registrado en el Gran Hotel Viena de Córdoba, donde se supone que hay una fuerte actividad paranormal.
Un fotógrafo santafesino difundió una serie de fotos que sacó durante su visita al Gran Hotel Viena, una atracción turística de la ciudad de Miramar de Ansenuza, Córdoba. El material lo tomó mediante una cámara térmica y el resultado fue escalofriante.
"El fin de semana fuimos con mi familia de paseo y decidimos hacer la visita al hotel. Llegamos para hacer el último recorrido, que termina a las 21, ya de noche, por eso es que utilizando el celular de mi hermana –que tiene una cámara térmica–, después de recorrer la cocina, la usina eléctrica, llegamos a la zona de habitaciones y en el pasillo en el que se encuentra la número 106, pude registrar estas imágenes", declaró Guillermo a C2N.TV.
La habitación que mencionó el fotógrafo es uno de los sitios que más se destaca del hotel, reconocido mundialmente por su actividad paranormal: de acuerdo con estudiosos de la materia es el lugar con más actividad paranormal de Sudamérica y el segundo de todo el mundo.
Tras pasar por la habitación 106 chequeó cómo habían salido sus fotos, se sorprendió y llamó a la guía turística para mostrarle el hallazgo. Allí se podían apreciar las siluetas de una persona y un rostro bastante claro.
Para terminar, contó además que mientras sacaba las fotos sintió un fuerte dolor en una pierna y al día siguiente apareció un hematoma en el mismo lugar donde sintió el dolor. El Gran Hotel Viena fue el más grande de la localidad, ubicada en la costa de la laguna Mar Chiquita, cuyas aguas y fangos tienen propiedades curativas para las enfermedades de la piel y las articulaciones.
El hotel se comenzó a construir en 1941 y se lo terminó definitivamente en 1947 bajo el financiamiento de Máximo Pahlke, un inmigrante de origen alemán que llegó a Argentina a principios del siglo XX.
Los vecinos aseguran que el hotel recibía a familias alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Pero por cuestiones sindicales y problemas de la política mundial, cerró sus puertas en 1947, para reabrir parcialmente en 1962. Desde ese entonces tuvo explotaciones parciales, hasta que las inundaciones que comenzaron a fines de 1970 terminaron por destruir sus instalaciones.
Entre los mitos que rodean al edificio está que fue habitado por los nazis, inclusive por Adolf Hitler, y además dicen que está embrujado. Que los espectros de sus antiguos vigilantes siguen custodiando los helados pasillos que lo recorren de punta a punta. Se supone que han sido vistos y hasta grabados.