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Irene Lozano promete su cargo ante su antecesora, María José Rienda, y el ministro Rodríguez Uribes. EFEZipi

Irene Lozano, gestión y humanismo en el CSD

Alentado por el perfil de la nueva presidenta del CSD, el autor reflexiona sobre las relaciones, tan tortuosas, entre deporte y cultura

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En su discurso tras la toma de posesión de Irene Lozano, este viernes, en la sede del Consejo Superior de Deportes, como si necesitara justificar la adscripción del deporte a su departamento, el ministro responsable, el de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, citó a Coetzee y a Auster, a Camus y a Pasolini, autores alejados del planeta deportivo que, sin embargo, en cierta manera legalizaron el derecho de los intelectuales a disfrutarlo y apreciarlo. Aunque la nueva secretaria de Estado, más modesta, citó solo a Gabriel García Márquez, el efecto de ambos discursos combinados sorprendió en unos salones más habituados a otras reflexiones. Juan de Dios Román, uno de los padres del balonmano español, se alegra de ello, y lo explica.

Nada más lejos del deseo de quien escribe estas líneas valorar el nombramiento de Irene Lozano como presidenta del Consejo Superior de Deportes. Impensable en mi proceder evaluar los caminos y vericuetos por los que haya transitado la biografía de la segunda mujer que accede al puesto. Ya aparecerán voces que manifiesten la idoneidad o no del nombramiento y, con el tiempo, el acierto o no de los pronósticos.

Los motivos son de otra índole; quien escribe, y esto se conoce, llegó al deporte por azar tras finalizar los estudios de Filosofía y Letras en la Complutense de Madrid en momentos en los que la cultura deportiva no gozaba precisamente de afecto y comprensión en el mundo humanístico en general. Menos aún, los responsables políticos que dirigían el sector. Ahí, la inquietud del momento respecto a la ausencia del cariño cultural hacia el deporte en aquellos años. El bruto que corría, saltaba o lanzaba igualmente ejercía de rata de biblioteca.

En el transcurso de los años, personajes de nivel en diferentes sectores de la vida cultural fortalecieron su carácter y formación a través de la vía del deporte arrinconando los matices de desprecio de una ignorante sociedad arcaica. Cito, entre muchos, en primer lugar y no solo por edad, a Gonzalo Suárez jugador de balonmano a once antes de darse a conocer como Martin Girard. Javier Cercas, Jaime Cabré, Mario Gras y otros muchos personajes del mundo intelectual jugaron balonmano en sus años jóvenes. El mundo de la política arrasa en hombres y mujeres que desde el despertar democrático ocuparon puestos de relevancia.

He vivido el tránsito de la ignorancia existente respecto al valor del deporte a la infinita dimensión de valores de que se le rodea en la actualidad. En claro ascenso progresa un sector castigado que, a pesar de ello, mantiene su ambición de orden, protección y crecimiento. Se trata, una vez más, de recibir respuestas adecuadas a los esfuerzos que se ofrecen y parece que aprovechar los éxitos internacionales, aumentando su visibilidad, ocupa lugar preferente en la agenda de la presidenta en una labor no desconocida por anteriores responsabilidades.

Bienvenida una desconocida del sector al mundo del deporte con bagaje humanístico como el de Irene Lozano. No hay que dudar de su capacidad para iniciativas sugerentes. El perfil único que le concede este periódico no debe frenar la amplitud de un proyecto en el que reconoce “que más allá de los resultados el peso del deporte español tiene un reputado valor social”. Espero y confío que el día a día, esas denominadas urgencias del deporte español, no oscurecerá la gestión humanística que algunos esperamos, aceptando como prioridad la urgencia que exige la Ley del Deporte, más necesitada de política que de redacción.

Parece que coincido con la presidenta en el respeto a Murakami; la búsqueda y posterior encuentro entre los intelectuales y el deporte que pregonaba el escritor japonés no se alejará en su gestión de buscar motivos que aparezcan en proyectos igualmente humanísticos diseñados en el CSD.

Finalmente, este deportista que lo fuera por azar, toma muy buena nota de una de las primeras reflexiones que ya atribuimos a la presidenta Lozano: “Debemos ser más ambiciosos. Igual que hay un Instituto Cervantes para la promoción de la lengua es precisa una plataforma internacional para nuestro deporte”. Quien ello escribe algo debe conocer del deporte español, al menos del balonmano, especialidad que practicara en la edad escolar.

Juan de Dios Román Seco es expresidente de la RFEBM y ex Seleccionador nacional de balonmano.