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Desde la izquierda, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; el del Parlamento, David Sassoli, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, este viernes en Bruselas. AFPJOHN THYS

Bruselas hace un llamamiento a cerrar filas para capear la primera escisión en la historia de la UE

Los presidentes de la Comisión, el Parlamento y del Consejo europeos insisten en que la unión hace la fuerza y confían en establecer una nueva relación con el Reino Unido

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Bruselas ha hecho este viernes un firme llamamiento a la unidad de los 27 socios del club solo unas horas antes de que el Reino Unido abandonase la Unión Europea. Los máximos representantes de las tres instituciones comunitarias —Consejo, Comisión y Parlamento— han insistido en que ningún país europeo es suficientemente grande ni rico para resistir por sí solo los embates de la globalización. Y han apelado a hacer un esfuerzo por recuperar el apoyo de la opinión pública al proyecto de integración europea y lograr así que el Brexit sea la primera y única escisión en la historia de la UE.

"La historia es conocida, pero la historia no termina aquí", ha señalado el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, quien ha subrayado que, tras el Brexit, "sigue habiendo grandísimas oportunidades para Europa, que es el mayor mercado económico del mundo". Sassoli ha comparecido junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en una rueda de prensa conjunta que ha marcado de manera sencilla y sin excesos sentimentales de ningún tipo la definitiva despedida del Reino Unido de la UE.

En varias capitales nacionales, los jefes de Estado o presidentes de Gobierno también se han dirigido a su país y al pueblo británico en unos mensajes televisados similares a los que graban con motivo de Año Nuevo. "Este es un momento decisivo para todos nosotros, para los 27 países de la UE y también para Alemania", ha señalado la canciller alemana, Angela Merkel. La canciller ha ofrecido a Londres la posibilidad de seguir siendo "un estrecho aliado y un amigo", alejándose, al menos por esta noche, de la retórica reciente en la que había calificado al Reino Unido como un temible competidor. Más dramático, el presidente francés, Emmanuel Macron, calificaba el Brexit de "histórica señal de alarma". En países como el suyo, los euroescépticos proclives al Brexit son la segunda fuerza más votada.

Pocas horas después, las banderas eran arriadas, tanto la europea en la Representación Permanente del Reino Unido ante la UE en Bruselas (que pasa a ser la delegación de un país tercero) como la británica en el Parlamento y en el Consejo. Europa quiere pasar la página, después de tres años y medio de tortuosas negociaciones con Londres, y centrarse en el futuro de un club que pierde a una  gran potencia económica, cultural, militar y diplomática.

"Los desafíos y las oportunidades de Europa siguen siendo los mismos, antes y después del Brexit", ha asegurado Von der Leyen. Y ha pedido que la Unión se centre en la lucha contra el cambio climático, en liderar la revolución digital, en gestionar la migración y en reforzar su voz en la escena internacional.

Para Michel, "lo importante ahora es centrarse en el futuro de Europa". Los tres líderes europeos consideran que la próxima conferencia sobre el futuro de Europa, que arrancará en mayo y se prolongará durante dos años, debe ser la ocasión para reflexionar sobre un modelo de integración que ha prosperado durante 70 años, pero que atraviesa momentos de flaqueza simbolizados por la primera ruptura del club.

La conferencia intentará recabar el parecer no solo de los Parlamentos nacionales, sino también de la sociedad civil, desde las universidades a los sindicatos, de las organizaciones no gubernamentales a cualquier persona interesada.

La propia organización de la consulta, sin embargo, ya ha desencadenado una lucha institucional por el control del proceso, con el Parlamento Europeo situándose en cabeza para hacerse con él. Y varias decenas de académicos ya han suscrito un manifiesto contra un modelo al que acusan de elitista y alejado de la realidad social.

"Hay un riesgo de que levante expectativas que no podrá cumplir fácilmente y que acabe por erosionar la confianza de la gente", avisa el manifiesto, que defiende un planteamiento de abajo hacia arriba, "en el que las voces de los ciudadanos sean escuchadas y contribuyan a los debates sobre el futuro de Europa".

El presidente del Consejo reconoce que una de las lecciones del Brexit es la necesidad de recuperar la conexión con los electorados. "Es esencial que en el futuro se tomen más en cuenta las expectativas de la opinión pública", ha recomendado Michel. Y ha pedido, tanto a las instituciones comunitarias como a las autoridades nacionales, que hagan un esfuerzo para pregonar "más a menudo el valor añadido de la Unión".

Von der Leyen ha recordado las numerosas bondades de un club que ha ganado ímpetu político y económico durante los 47 años que ha compartido con el Reino Unido. "En ningún otro lugar del mundo se puede encontrar a 27 naciones, con 440 millones de habitantes y con 24 idiomas diferentes, confiando unas en otras y trabajando y viviendo juntas", subrayó la presidenta.

Para Sassoli, ese modelo de convivencia es, precisamente, lo que pretenden destruir los partidarios del Brexit y de rupturas similares. "¿Por qué todos quieren dividirnos?", se pregunta el presidente del Parlamento. "Hay alguien a quien le gustaría dividirnos porque temen un mundo regulado. La respuesta que debemos dar es la importancia de la UE, no solo para los ciudadanos europeos, sino para un mundo global, porque sin reglas los más débiles serán excluidos y los más fuertes gobernarán".