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Personal médico ayuda a un paciente en Wuhan (China), el 26 de enero. AP

Confianza

La respuesta frente al coronavirus debe estar coordinada por la OMS

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Lo peor que puede ocurrir cuando una epidemia está en condiciones de propagarse a escala internacional es que cunda el pánico y cada país intente aplicar por su cuenta medidas de prevención o contención sin contar con los demás, porque, en ese caso, el riesgo de situarse en el peor escenario posible y dar una respuesta desmesurada que agrave las consecuencias es muy alto. Es lo que podía empezar a ocurrir con la epidemia de coronavirus 2019-nCoV surgida en la ciudad de Wuhan el 31 de diciembre pasado a medida que se iban confirmando nuevos de casos de contagio fuera de la China. Por eso está justificado que la OMS decretara el jueves la emergencia internacional, pues eso garantiza una estrategia coordinada de los diferentes países afectados bajo la autoridad del organismo de Naciones Unidas.

En la última semana se ha acelerado la propagación del virus por toda China, hasta alcanzar ayer más de 9.500 afectados y 213 muertes, el 90% de ellas en la provincia de Hubei donde surgió la epidemia. Aunque el número de afectados supera ya los 8.096 que provocó en 2003 el SARS, el síndrome respiratorio agudo provocado por otro coronavirus que causó más de 700 muertos, la tasa de mortalidad en esta nueva epidemia es inferior, alrededor del 3%. El aspecto más inquietante del nuevo coronavirus es que puede contagiarse en el periodo de incubación —que puede durar 14 días—, es decir, antes de presentar síntomas, por lo que complica el seguimiento de los posibles contactos. Pero las medidas adoptadas por las autoridades chinas parecen, de momento, efectivas para contener su expansión. Hay que tener en cuenta que hasta ahora se han notificado 15.250 casos sospechosos sobre una población de 1.300 millones de habitantes.

El regreso a nuestro país de 21 personas que se encontraban en Wuhan no debe causar tampoco inquietud, pues se han tomado las medidas de protección y cuarentena necesarias para evitar que el virus se propague.

Los coronavirus son organismos vivos con especial capacidad de mutación y las autoridades sanitarias trabajan en estos casos sobre diferentes escenarios posibles. Pero de momento los expertos en salud pública ven como el escenario más probable que la epidemia se vaya atemperando a partir de ahora. De momento, el número de casos diagnosticados fuera de China son muy pocos y están controlados, por lo que, de acuerdo con la OMS, no es necesario aplicar restricciones en el comercio o en los viajes, y menos aún el cierre de fronteras.

La declaración de emergencia internacional no debe ser interpretada como una falta de confianza en la capacidad china de controlar la epidemia, como ha enfatizado la OMS. La virtud de esta medida radica en que, una vez detectada la presencia del virus en al menos 19 países, permite coordinar la respuesta a escala internacional y actuar con rapidez si el virus se extendiera a países con un sistema sanitario sin capacidad de reacción.

De la misma manera que la OMS ha aprendido de episodios anteriores, también de este deben salir lecciones de mejora. Una de ellas es la de evaluar la conveniencia de una declaración gradual y flexible de la emergencia internacional para evitar la inseguridad que esta vez ha provocado el hecho de que el comité de emergencias estuviera dividido a la hora de decidir la semana pasada que esa declaración todavía no estaba justificada.