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Crédito de foto: Especial para 90minutos.co

La estrategia del tridente

Se equivocan los jerarcas católicos si creen que esta es la mejor manera de blindar a la iglesia y resolver el grave problema de pederastia que enfrenta en su interior.

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Mientras el Papa Francisco lucha de manera sincera para erradicar la pederastia y sus secuelas de la Iglesia Católica, en Colombia sus jerarcas le dan la espalda y mantienen vigente lo que podríamos llamar ¨la estrategia del tridente¨, por cuanto consta de tres elementos perversos:

  1. Proteger, respaldar y ayudar, al grado de la complicidad, a los sacerdotes pederastas. En este comportamiento han incurrido obispos y arzobispos en todo el país.
  2. Achacar la culpa de los abusos cometidos por sacerdotes a las propias víctimas y a sus familiares. Esta tesis, descabellada e infame, fue sentada por la arquidiócesis de Cali, en cabeza de DARIO DE JESUS MONSALVE, en un documento donde expresa que los responsables de los abusos sexuales cometidos por el cura WILLIAM DE JESUS MAZO PEREZ, eran los niños victimizados, por viciosos y mal educados, y sus padres por no haberlos protegido adecuadamente.
  3. Amedrentar, asediar y amenazar a las víctimas de curas pederastas y a sus familiares, para evitar que denuncien los hechos y exijan justicia. Esto incluye el ataque a los abogados de las víctimas y a los periodistas y columnistas que se atreven a denunciar los hechos y opinar sobre el particular.

Como parte de esta estrategia algunas arquidiócesis colombianas se han atrevido a cobrar venganza a los familiares de las víctimas que decidieron denunciar.

Veamos dos casos puntuales: a finales del mes de noviembre del año pasado (2019), fueron despedidos de sus trabajos 2 familiares de víctimas de pederastia que laboraban en obras relacionadas con las arquidiócesis de Bogotá y Cali.

En la capital del país fue echado de su puesto, después de 25 años de servicio, el hermano de una de las víctimas del confeso cura pederasta GUSTAVO GARCIA GARCIA, párroco de la iglesia 20 de Julio, esto debido a la insistencia del ofendido en lograr que la iglesia sancione al sacerdote, ante la imposibilidad de que responda por sus delitos ante la justicia ordinaria debido al fenómeno de la prescripción.

En Cali sucedió algo parecido. La madre de uno de los niños abusados por el cura MAZO PEREZ, quien laboraba desde hacía 7 años en una escuela de la arquidiócesis de esta ciudad, pero financiada con dineros públicos, fue despedida sin justa causa poco después de que la iglesia resultara condenada por los abusos cometidos por el clérigo.

¿Coincidencia? Nada de eso. Pura y simple venganza, al peor estilo mafioso.

Se equivocan los jerarcas católicos si creen que esta es la mejor manera de blindar a la iglesia y resolver el grave problema de pederastia que enfrenta en su interior.

La iglesia católica colombiana debe acatar los dictados del Papa Francisco y respaldarlo en las decisiones que viene tomando respecto a la pederastia, pero sobre todo, asumir una actitud solidaria y piadosa con las víctimas de sacerdotes y promover que acudan a los órganos de justicia ordinarios y canónicos para evitar que estos hechos queden en la impunidad. Si esto ocurre, tal vez, muchas de las ovejas vuelvan al rebaño y los curas dejarían de ser el “coco” con el cual hoy asustan a los niños.