El huracán Dominnico arrasa con sus españolismos
by RAFAEL MUÑOZ(@munoz_rafa)Tradición y vanguardia, palabras de las que siempre presume Oteyza, resuenan ahora en boca de Dominnico, aunque ambas firmas estén a años luz una de la otra y pululen por universos diferentes. Domingo Rodríguez Lázaro, alma mater de la firma, lanza a la pasarela una declaración de principios y una fuerte apuesta por prendas que tienen vocación de escenario. Rosalía y Aitana son sus embajadoras pero Domingo no se conforma con ser noticia por vestir a una estrella, él quiere convencer y enamorar con su trabajo.
Un trabajo que sobresale entre los demás presentados en esta pasarela y que sorprende, por su madurez y creatividad, en un joven de 25 años. “Estoy en un constante ejercicio de abarcar nuevos retos, desde la utilización de tejidos nobles, como la seda, o darle un nuevo aire a los mantones de Manila”.
Son muchos los diseñadores que han utilizado esta pieza, desde Roberto Verino a Lorenzo Caprile o Duyos, e incluso John Galliano pero los que han entrado en el taller de Dominnico han salido completamente renovados. “Mis prendas no tienen nada qué ver con los vestidos que ha llevado la reina Letizia, es otra dimensión”, dice. Los suyos se convierten en vestidos asimétricos que llevan el enrejado del mantón en un costado. Vemos también bodies muy modernos, sombreros y se aprecia un estupendo ejercicio de deconstrucción, apoyado en todas las posibilidades que ofrecen los flecos. “El flecado me ha permitido hacer descubiertos en las prendas, como en los escotes”, dice. El pantalón hecho con flecos es de quitar el hipo.
En su versión de los símbolos patrios no faltan los lunares. “Es un tejido de plumeti texturizado que va conformado con tul rígido y envivado en tafetán, y va sobre un crêpe”, dice en el idioma de los modistos. Pero no hace falta entender lo que dice para llegar a la conclusión de que ha trabajado mucho cada prenda. Tanto, que casi todas podrían ser reversibles.
Morado y verde marcan el paso a una paleta de contrastes de mate y brillo. Los mismos contrastes se dan en los tejidos, desde las elegantes sedas a las texturas técnicas, como sus ya famosos tejidos holográficos, que encuentra en Gratacós, los mismos que usa John Galliano en Maison Margiela.
Llaman la atención, por novedosos en la casa, los vestidos, sobre todo en los que desarrolla los códigos de la sastrería. Asombran las prendas más osadas, como las cazadoras mini con flecos charol, potro y lentejuelas metálicas y que llevan piezas enormes en los hombros que se desmontan y vemos que son riñoreras. ¡Una genialidad!
Hay muchos guiños al andalucismo, como los alamares que abrochan chaquetas, al tipismo, a Anglada Camarasa, a Romero de Torres, Picasso, Pedro Almodóvar…. a esa españolidad que, a través de sus ojos y su talento, se nos presenta moderna y renovada. ¡Tra-trá!
Domingo domina el espectáculo y la excentricidad pero también, y lo ha demostrado, sabe hacer vestidos. Vemos uno en muaré amarillo que promete ser un éxito de ventas y, como no, utiliza el tul aunque se desmarca de los vestidos maximizados para hacer otros más elegantes con tul rizado y prensado que añade un toque couture. Una costura nueva, necesaria porque hay un nicho de mercado que quiere vestir al compás de la música que escucha, que las series que ve, de los influencers a los que sigue...
Lo que más llama la atención es el calzado, hecho por la casa española Art. Sobre todo las botas-pantalón, tan altas que casi llegan a la cadera. “Hay plataformas que llegan a medir 21 centímetros, y he hecho versiones de la bota cowboy pero con los colores y flores de los mantones de Manila”, dice nervioso. “Soy un afortunado estando en la pasarela principal, con los consagrados, son muchos sueños cumplidos ya, pero este me hace muy feliz. Estar aquí pero con los pocos recursos que tengo es… ¡Mi marca es aspiracional pero tengo claro que lo hago bien o no lo hago!”.
Entre el público destacó la artista Brisa Fenoy. "Estoy entusiasmada, ¡ha hecho un trabajo fantástico!". Poco más que añadir.