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Sigue la incertidumbre en Colombia con respecto al inicio de la liga femenina, pues los dirigentes locales no han logrado definir si existen las garantías para el buen desarrollo del torneo en este 2020.
Mauricio Alvarado

El fútbol femenino sigue buscando su norte en Colombia

En el siguiente texto se ofrece una visión sobre lo que ha sido el proceso de incorporación y desarrollo del fútbol femenino en el país. Algunos vacíos en el apoyo a las mujeres han llevado a que varias de ellas se quejen del presente laboral y busquen oportunidades en el exterior.

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Para nadie es un secreto que el fútbol femenino no ha tenido la trascendencia suficiente en Colombia. Aun así, en los últimos tres años ha obtenido mayor reconocimiento gracias a su incorporación a la liga profesional colombiana, la cual ha surgido con grandes polémicas, de tipo económico, profesional y especialmente interpersonal entre dirigentes y jugadoras, aspecto que impidió que en el primer semestre de los años 2018 y 2019, se llevaran a cabo las ediciones correspondientes del torneo, dejando a varias deportistas sin equipo y sin estabilidad laboral.

En la última edición de esta competición, fue el América de Cali el equipo campeón del fútbol profesional colombiano, después de Independiente Santa Fe (2017) y Atlético Huila (2018). El alto nivel que han mostrado los equipos colombianos ha significado que ocupen una plaza especial en la Copa Libertadores en donde han sido protagonistas, pues el Huila llegó a ser campeón de América hace dos años, cuando superó en la final al Santos de Brasil.

A pesar de estos buenos resultados, aún hay aspectos que no son tan positivos, no solo para el fútbol de nuestro país, sino para el de todo el continente.

La FIFA, el máximo ente del balompié mundial, ahora busca brindar apoyo a la rama femenina, incluso imponiendo normativas que afectan a los equipos masculinos, si no se les da cabida a las futbolistas. Sin embargo, hace años, esta misma institución, prohibió el fútbol femenino por casi 60 años, dándole peso y poder a la exclusión de las mujeres futbolistas.

En varios países latinoamericanos las diferencias entre ligas masculinas y femeninas son abismales: en Argentina la liga femenina se inauguró un siglo después de la masculina; en Brasil, fue hasta el año 2013 que su pudo ver futbol femenino brasileño; en México hay una diferencia de 114 años entre la fundación de la liga masculina y la femenina; en Perú aún no hay liga profesional pues esta es “aficionada” y no hay sueldos para las deportistas excepto por dos equipos.

La historia no es muy diferente para Colombia, pues hasta el año 2016 se inició la liga femenina. Después de múltiples escándalos e inconformidades, -entre ellas las palabras del presidente del Deportes Tolima, en las que afirmaba que las mujeres eran indisciplinadas, “tomatragos”, y que el fútbol y en general el deporte femenino era un “caldo de cultivo del lesbianismo”-,  también se dio la polémica sobre la duración que iba a tener el torneo, que de hecho fue de apenas tres meses en su última edición, más corta que las dos primeras, en donde había menos equipos y deportistas. La razón principal, es la inestabilidad e inconstancia, por lo que muchas deportistas que han expresado su gusto por pertenecer a la liga femenina colombiana, se han visto “obligadas” a jugar en el extranjero, especialmente en Europa donde tienen más oportunidades, estabilidad laboral, mejor infraestructura y por supuesto un mayor sueldo.

En los últimos años, distintos hechos y competencias deportivas han cambiado esa mentalidad, tales como las ligas profesionales (aunque pocas) que existen en varios países de Europa y que convierten al Viejo Continente en el sueño de la mayoría de los deportistas amantes al fútbol, también la incorporación del fútbol femenino en Juegos Olímpicos, en mundiales de fútbol, Copa América y de Europa, entre muchos otros

En ese orden de ideas, los países candidatos para ser sedes de las distintas competiciones femeninas, siguen buscando ser los elegidos para acoger a los mejores equipos de fútbol. Colombia es uno de ellos, pues en diciembre de 2019 presentó su candidatura a la FIFA, junto con Brasil, Japón y la alianza entre Nueva Zelanda y Australia para ser anfitriones del próximo mundial que se llevará a cabo en el año 2023, aun así, se cree que el país no está preparado para recibir un certamen de esta magnitud, sobre todo porque la liga nacional no se ha consolidado. No obstante, los delegados del mayor ente que rige el fútbol a nivel mundial se encuentra estos días en el país para inspeccionar los estadios y la infraestructura que podría acoger a los equipos que clasifiquen al mundial.

En primer lugar, el aspecto económico parece ser el mayor problema, pues según el presidente de la Dimayor, Jorge Enrique Vélez, la cifra que aportaría Coldeportes de 700 millones de pesos no sería suficiente para forjar una liga profesional con una duración y cantidad de equipos estándar. Segundo, el semillero limitado que se tiene en el país para incorporar jugadoras a equipos profesionales y por tal razón, la falta de los mismos para consolidar una liga seria. En último lugar, la masificación, que es necesaria para mantener un equipo y en general una liga en la esfera pública, pero en el caso colombiano se ve afectada por la poca presencia de hinchas en los estadios y la falta de espectadores por televisión, sin añadir la nueva polémica de Win Sports +, el único canal que transmite partidos femeninos y que ahora pide un monto de 29.900 pesos mensuales a sus usuarios, para que puedan acceder a su contenido, a lo que muchos se niegan. Se tendrá que esperar qué sucede por lo menos un mes después de que este servicio se lleve a cabo, y cómo este, afectará a nuestro fútbol femenino y masculino.

Ahora bien, con el fin de ir apaciguando algunas de las irregularidades mencionadas, especialmente económicas, y solventar varios de los problemas de discriminación hacia las futbolistas de todo el mundo, muchas veces por falta de oportunidades en competencias de rigor, la FIFA creó un programa llamado “FIFA Forward 1.0”, que se extendía de  2016 a 2018 y que buscaba por medio de un monto de 750 mil dólares para cada federación del mundo, que existiera una estabilidad tanto económica como deportiva y laboral para las futbolistas, destinando este dinero para indumentaria, infraestructura y competiciones. Desde ese momento, y según la FIFA, más de la mitad de las federaciones pertenecientes a esta entidad, han puesto en vigor a los equipos femeninos de su país.

A pesar de varias quejas y situaciones aun discriminatorias hacia las mujeres futbolistas, los buenos testimonios que se han recibido por parte de muchas federaciones, significaron que la FIFA ampliara el programa que ahora se llamará “FIFA Forward 2.0”, que se inició el 1 de enero de 2019 e irá hasta el 31 de diciembre de 2022, el cual aumentará en un 20% los fondos dados a las 200 federaciones y 6 confederaciones que son actuales miembros.

Así pues, el fútbol femenino aún queda a la expectativa de cómo se desarrollará en los próximos años de la mano de la FIFA, que aún le queda mucho por hacer para poner a la categoría femenina en el mismo nivel de éxito en el que se encuentra la masculina. En cuanto a nuestro país, como primera instancia, los amantes del fútbol y defensores de las mujeres exigen una liga constante y firme que les permita a las deportistas soñar con, algún día, cumplir el sueño de ser futbolistas profesionales en su país y a la vez poder vivir de ello, de manera que se den cuenta de que no fue un error tener como juguete favorito un balón por encima de una muñeca.

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Daniela Sánchez Martínez

Fútbol colombiano

El fútbol femenino sigue buscando su norte en Colombia

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