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Sudor y sangre se escriben con Z de Zara

Como, año tras año, en el ranking de los más ricos de España, Amancio Ortega Gaona gana por goleada. El segundo puesto queda bastante lejos del capital de 63 mil millones de euros que declara el industrial textil gallego, dueño de Inditex.

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Conocido mundialmente por ser el dueño de la cadena de tiendas Zara –con más de 7 mil locales que se extienden por Europa, América, Asia, Medio Oriente y norte de África-, pocos clientes imaginan que cuando recorren un centro comercial, casi todas las tiendas pueden ser de Amancio Ortega: además de Zara, Bershka, Lefties, Oysho, Pull & Bear, Massimo Dutti, Stradivarius, Uterqüe y Tempe también son de Inditex. Hasta el propio centro comercial puede ser de este multimillonario que tiene cuantiosas inversiones inmobiliarias (centros comerciales, hoteles, edificios de oficinas) por miles de millones de euros en Europa y Estados Unidos. A eso se suman las empresas financieras, los concesionarios de automóviles y otros negocios alrededor del mundo.

Su más reciente adquisición fue la compra del 5% de la compañía energética Enagas, una de las 15 grandes empresas españolas que, hace menos de un año, se han beneficiado del programa del BCE para adquirir bonos corporativos por 10 mil millones de euros en títulos de deuda.

Su fortuna, sumada a la de su hija –la segunda del ranking español de multimillonarios- y a la de quien ocupa el tercer puesto, equivale a lo mismo que poseen los 15 millones de españoles más pobres.

Excelentísimo explotador

Pero la fortuna de Amancio Ortega que equivale al salario promedio de más de 5 millones de años de una trabajadora de Zara, no se ha hecho, fundamentalmente, con el apoyo de la casta política del régimen español o las medidas de salvataje financiero de la Unión Europea. Ni siquiera por el hecho de que Zara se haya considerado la marca más valiosa de España, por encima de Movistar o Banco Santander.

Su inconmensurable fortuna surgió del trabajo de hombres, mujeres, niñas y niños esclavizados en distintas partes del mundo. No es una metáfora: las denuncias contra Inditex y Zara, reaparecen, año tras año, aunque el esclavista de La Coruña haya sido convertido por el gobierno español en el Excelentísimo Señor Amancio Ortega, condecorado en 2009 con la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil. Una distinción que suele otorgarse a altos cargos del poder del Estado, generales del Ejército o de la Guardia Civil y otras personas consideradas relevantes por el Ministerio de Asuntos Exteriores, que deben ser aprobadas por el Consejo de Ministros. ¡Gran mérito debe haber hecho para el capitalismo español el excelentísimo Ortega para que el gobierno de Zapatero del PSOE, decidiera darle una condecoración que no había recibido ningún empresario desde 1953!

Comprando a la justicia y una porción del cielo

Cuando fue condecorado por el gobierno, hacía tres años que Zara había sido condenada judicialmente por obligar a las empleadas y empleados a trabajar domingos y festivos. Aunque las peores denuncias ocurrieron después de que ya portara su medalla al mérito. Veamos algunas de las acusaciones que han sido públicas:

 2012, en una investigación realizada en la India sobre la explotación de niñas y adolescentes de entre 14 y 20 años en empresas textiles, Inditex fue una de las empresas denunciadas.  2013, fue clausurado un taller ilegal en Buenos Aires (Argentina), donde niños y adultos trabajaban hasta 13 horas para la marca Zara, en condiciones insalubres.  2014, fue obligada a retirar del mercado una camiseta con un diseño similar al que los nazis obligaban a usar a los judíos en los campos de concentración.  2016, una investigación de la BBC sobre fábricas de Turquía que emplean irregularmente a refugiados sirios con salarios de miseria, descubrió que entre quienes subcontratan este trabajo, también se encontraba Inditex. En el mismo año, un informe presentado en el Parlamento Europeo señaló a Inditex por evadir impuestos por un monto de casi 600 millones de euros.  2017, la marca fue condenada por la justicia brasileña por “trabajo esclavo”, algo que Ortega resolvió pagando una multa de un millón y medio de dólares.  2018, la empresa fue condenada por la justicia italiana por plagio en el diseño de prendas.  2019, Zara fue condenada nuevamente por la justicia en España, por discriminación contra las trabajadoras de una tienda que tenían reducción de jornada por cuidado de hijos menores de edad.

Pero, después de superexplotar a niñas, mujeres y hombres en condiciones insalubres, jornadas extenuantes y con pagas miserables; después de evadir impuestos y eludir a la justicia, el excelentísimo Ortega se encarga de hacer jugosas donaciones al Estado para atender la sanidad pública u otras necesidades de las masas. Y así va comprando voluntades, conciencias y, en cuotas adelantadas, su propia porción del cielo, el español que actualmente es el sexto hombre más rico del planeta y el primero en el ranking de multimillonarios del Estado español.