Clase media

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Una clase media vigorosa, con esperanza en un mejor futuro, es clave para la estabilidad de una democracia liberal y también para su propio progreso y consolidación. Por lo menos eso fue lo que muchos teóricos respetados sostuvieron en los años 60 y 70 del Siglo XX.

La teoría del Desarrollo Económico tenía su horizonte en la creación de una clase media y se discutía cómo lograrlo, si como un efecto automático o si por medio de estrategias específicas.

Y así se construyó la teoría que consideraba que si hubiera una clase media fuerte, la democracia estaría asegurada. Los pobres eran testigos del progreso de parientes, amigos, vecinos, que habían logrado incorporarse a las filas de la clase media. Había futuro. Había esperanza. Esa es la esencia del ‘sueño americano’, que todos los días mostraba ejemplos que ratificaban esta realidad. El trabajo duro, constante, que sabía aprovechar oportunidades que ahí estaban para todos, era la herramienta del éxito.

Estaba en primer lugar el sistema educativo, como el principal factor de movilidad social. Por ello, no pocos autores consideran que la educación fue la revolución que caracterizó el progreso innegable de los Estados Unidos. Una educación no elitista, no excluyente, abierta a todos incluidos los extranjeros, ha sido el gran motor en Estados Unidos y por eso sus universidades pronto pasaron a ser las mejores en el mundo.

Educación y movilidad social. ¿Cómo ha sido entre nosotros? Pues no ha tenido la misma dimensión ni dinamismo pero es innegable que ha sido el factor de cambio social más importante. Ahí está Marco Fidel Suárez, expresidente de la República. y, ahora, así lo proclama a todos los vientos, Claudia Nayibe López Hernández, nuestra alcaldesa. Y así podríamos mencionar muchas personalidades que se han destacado en el sector político, financiero, intelectual o militar. Para qué mencionar a García Márquez. Y tantas veces nos lo contó, también, Belisario Betancur. Cuando se pregunta por el triunfo de Trump en los Estados Unidos, el diagnóstico más difundido menciona un debilitamiento o crisis de la clase media, en particular en algunas municipalidades. Lo mismo cuando se pregunta por el voto mayoritario que obtuvo la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Y si se pregunta por lo que ha venido ocurriendo en Chile, la respuesta es la misma. Por eso se habla de la rebelión de la clase media.

Es que “la revolución de las expectativas crecientes” se está convirtiendo en la revolución de las frustraciones crecientes. Y eso es muy grave. Si se acaba la esperanza de mejorar, el Sistema Político entra en crisis.

El profesor de Historia David Motadel, en una columna publicada en el New York Times el sábado 25 de enero, hace una breve revisión de las teorías que adjudicaban el éxito de la democracia a la existencia de una clase media y llama la atención sobre ocurrencias históricas que podrían apuntar en el sentido contrario. Significativamente, el título de la columna es: ‘El mito del liberalismo de la clase media’. El profesor hace la siguiente observación: “En su lucha para preservar su posición socio-económica, sectores de las clases medias se están incorporando a la política de la protesta, creyendo que caudillos populistas protegerán sus intereses. (…) Ignorarlas será un peligro para ellas y para la sociedad”.