El cambio olía a hamburguesa: 30 años del primer McDonalds 'soviético'
31 de enero de 1990: miles de personas hacen cola en el centro de Moscú desafiando un frío glacial para comer en el primer restaurante extranjero de la Unión Soviética: un McDonalds, uno de los símbolos del capitalismo que se había combatido durante décadas. Pero en Moscú había vientos de cambio y ese viento olía a hamburguesa.
"Era una puerta a Occidente. Más de 30 mil clientes vinieron aquí el primer día. Contantemente entraba gente preguntado cuántas hamburguesas quedaban. A los rusos les costaba creer que habría suficientes para todos", explica la periodista de euronews Galina Polonskya.
"Esos nuevos vientos soplaron de repente. La multitud se concentró allí y decía ooooh, un McDoonalds, ¡es un Macdooonald's! Algo de Occidente, algo increíble. Así que todo el mundo estaba haciendo cola para verlo, ¡era increíble!", recuerda Iona, una de las afortunada que entró el primer día. Pasó ocho horas en la cola.
"Guardé las cucharas rosas del McDonald's durante unos veinte años, nunca habíamos tenido ese color en nuestras vidas", añade.
Irina tenía ocho años, y, como todos los niños soviéticos, estaba acostumbrada a hacer cola para todo, salvo para dormir:
"Entramos y me dije, ya está, ahora vendrá la felicidad... En ese momento me pareció que era el olor más delicioso de mi vida, porque nunca había olido así. ¿Dónde está mi hamburguesa? No me interesaba nada más, quería probarla. Y la probé, y fue lo más rico que había comido hasta entonces, al menos así me pareció", explica Irina
"Nadie sabía cómo comer aquello, a todos se les caía por algún lado. Se les escurrían los pepinillos, era muy difícil saborearlo porque estabas centrada en la tarea de meterme la hamburguesa en la boca", rememora Iona.
El primer restaurante extranjero de la Unión Soviética recibió 27.000 solicitudes de trabajo, pero sólo 630 personas fueron elegidas. Natalia y Svetlana estaban entre las afortunadas. Ambas hicieron carrera en McDonald's y aún recuerdan la primera entrevista de trabajo y los primeros clientes.
Natalia es jefa de estrategia de desarrollo de McDonald's Rusia: "Nos hacían preguntas extrañas en ese momento. Querían saber si podíamos sonreír durante 4 horas, si podíamos correr cien metros, y si podíamos servir a los invitados sin parar", recuerda.
Su compañera Svetlana, jefa de Comunicaciones de McDonald's Rusia añade: "Venir aquí, sumergirse en ese ambiente, obtener un servicio rápido y agradable, fue sin duda un choque cultural para los clientes".
En 1990, el McDonalds del centro de Moscú era un restaurante de lujo, un lugar para que las estrellas pasaran el rato. Se Pronto se convirtió en una atracción para los turistas de otras ciudades soviéticas, que visitaban el McDonald's después o incluso antes que la Plaza Roja, y que guardaron cajas y cucharas de plástico durante años para enseñarlas en casa y a los vecinos.