El Androide Libre | Canal
Una semana sin smartphone: así ha sido mi experiencia
Durante una semana he estado sin smartphone para recordar como era la experiencia antes. ¿Qué es lo que más y lo que menos eché en falta?
Como editor de El Androide Libre si que ha habido ciertas ocasiones en las que he tenido que saltarme las restricciones y utilizar un smartphone para redactar algunos artículos. Fuera de ese uso laboral, el resto de mi día a día he tenido que dejar Android de lado por un móvil que a simple vista parece sacado de hace 20 años. ¿De qué móvil se trata?
El móvil por el que he dejado Android: Nokia 800 Tought
Es estos días he estado utilizando como móvil personal un equipo muy interesante. Su nombre es Nokia 800 Tough, y se trata de un móvil que podríamos considerar como feature phone o móvil clásico. Un móvil que lejos de ser una anticualla, fue presentado hace poco como el último móvil ultra resistente de Nokia. Si tienes curiosidad sobre este móvil podrás leer su análisis a fondo, pero hoy nos vamos a centrar en parte de la experiencia, y es en cómo he pasado mi última semana, sin Android.
Entre sus herramientas cuenta con WhatsApp, una herramienta que a día de hoy es tan estándar de comunicación entre la gente como lo eran los SMS hace 20 años, aunque en una versión muy limitada que hace que no quieras chatear con nadie.
En términos de hardware he dado un gran paso atrás, aunque el verdadero lastre en la experiencia sería más el software. A fin de cuentas, en estos años he disfrutado más de dispositivos Android con peores especificaciones técnicas. El smartphone, al final, es una ventana a las aplicaciones y es lo que da sentido al procesador, pantalla y demás componentes.
Las aplicaciones que más he echado de menos del smartphone
La cámara sería la aplicación que más he echado en falta, sin ningún tipo de duda. Si alguien observa mis perfiles de Twitter o Instagram puede parecer que no, pero realmente me apasiona la fotografía (la disfruto, pero no suelo compartirla por Internet).
Año tras año, la razón que más peso tiene para optar al mejor smartphone no está en el rendimiento, está en las cámaras. Sí, una Reflex o una mirrorless producen mejores resultados que un móvil, pero también te exigen que la fotografía sea la actividad principal y tengas que llevar la cámara. La fotografía móvil muchas veces se centra más en los pequeños momentos del día a día, como encontrarte una escena agradable mientras das un paseo. Es lo que más he echado de menos.
Otro aspecto que he echado mucho de menos es el consumo de contenidos: la escucha de Podcast constituye una parte importante de mi día a día, y con ello, he echado mucho de menos Pocket Casts. Para cada día que quisiera escuchar un Podcast tenía que ir al ordenador, descargar el mp3, conectar el Nokia al ordenador y pasarlo. Nunca había visto tanto valor al streaming hasta que me he quedado sin él.
Y hablando de streaming, Netflix, Crunchyroll y YouTube han sido otras aplicaciones que he echado mucho de menos. No soy una persona que vea demasiados vídeos, pero la mayoría de ocasiones en las que los veo suele ser en el smartphone.
Las que no he echado para nada de menos
Instagram: reconozco que es una aplicación que cada vez utilizo menos. Hace un par de años entraba varias veces al día, más tarde a diario y en los últimos meses entro únicamente cuando no tengo nada mejor que hacer.
Samsung Health si creía que lo iba a echar de menos, ya que se trata de la aplicación de salud en la que registro todos los entrenamientos realizados con el Galaxy Watch Active 2. No lo he echado para nada en falta porque al final con entrenar ya te sientes realizado. Pero también es verdad que el valor de estas aplicaciones es que puedas ver todos tus entrenamientos de hace meses con mejor perspectiva.
Google Assistant es una de mis herramientas preferidas, y aquí me ha sorprendido (cabe destacar que el Nokia tiene Google Assistant, pero es prácticamente inútil) no haber echado de menos para nada al asistente de Google. Es cierto que la mayoría de usos que hago de él son para preguntarle por el tiempo y poner alarmas, pero es una actividad que tenía tan interiorizada que
Notas: Tomo muchas notas, y aquí simplemente he vuelto al papel. No lo he echado de menos, pero estoy seguro que a la larga, cuando perdiese los papeles, terminaría añorando esta aplicación.
Y por último, los videojuegos. Sin los videojuegos mi vida es una miseria, pero parece ser que vivir sin juegos móviles no me ha afectado en absoluto.
Y las que he podido seguir utilizando
Correo electrónico: Siempre estuvo ahí, mucho antes del smartphone, y durante estos días ha vuelto a su lugar de origen. Reconozco que estoy más cómodo leyendo los correos en el móvil, pero también siento mayor paz mental al no recibir notificaciones de correos.
Twitter: más o menos como Instagram.
Telegram es la aplicación de mensajería que más me importa, ya que en El Androide Libre nos comunicamos con ella. La ausencia de tenerla en el móvil quizás haya levantado la desesperación de más de uno al ver que no respondía a algo urgente al instante, pero afortunadamente cuando tengo que responder a algo suelo estar en el PC.
Ahora lo reafirmo: el smartphone es más ordenador que móvil
Antes de la llegada de los smartphones nunca tuve un gran interés en la telefonía móvil. La primera década del 2000 si que veía que la gente vivía entusiasmada con los móviles como herramienta de comunicación. Sí, tenía móvil (principalmente para que mi madre pudiese contactar conmigo siempre, aunque también llamaba a amigos de vez en cuando), pero nunca me entusiasmó tanto como un ordenador o la Game Boy, el que en esos años era el dispositivo de bolsillo que nunca me olvidaba.
Ni siquiera la llegada del iPhone y Android me llegaron a encantar, ya que en aquel momento mi concepción del móvil era distinta. No fue hasta 2010 con la llegada del iPad que comencé a sentir todo esto, lo que me llevó a mi primera tablet Android, y a partir de ahí, mi transición al móvil.
Volver a un teléfono tan limitado me hace entender dos puntos muy importantes: existe gente que sólo necesita una herramienta de comunicación, y después estamos todos los que disfrutamos del smartphone como el ordenador personal que siempre estará con nosotros.
El experimento ha sido muy útil para comprender cuales de las aplicaciones y servicios que utilizo en mi día a día son imprescindibles y de cuales podría llegar a prescindir sin dificultad. También me ha servido para comprobar mi nivel de adicción al smartphone, el cual ha sido más moderado de lo que pensaba que llegaría a ser.
En mi caso concreto, el uso del smartphone como herramienta de ocio es más una cuestión de conveniencia y lo uso porque está ahí, no porque necesite utilizarlo.