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(Foto: Ministerio Interior)

¿Pueden los padres ayudar a prevenir y detectar el acoso escolar?

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Tendemos a creer, que el papel de los profesores y los responsables de los centros escolares, es fundamental para detectar situaciones de acoso en el centro y así se lo hacemos saber y lo reclamamos, siempre que nos enteramos de que nuestro hijo está siendo víctima o posible víctima de acoso escolar.

Del mimo modo, tendemos a dirigir todas las campañas de prevención, sensibilización y actuación, a las víctimas, y familiares de los mismo, pero ¿qué pasa cuando nuestro hijo o hija es el verdugo o el líder de la situación de acoso a un compañero?

El papel del centro, es imprescindible en la detección y en la prevención de conductas de acoso, pero en casa, en el domicilio con la familia, es el lugar donde nace todo, los comportamientos de los menores y sus conductas, crecen en el entorno familiar, en su entorno de confianza, y para eso, es necesario que desde el núcleo familiar se fomente el respeto entre iguales, por ejemplo, con los hermanos o primos.

Tenemos el papel de transmitirles, que todos los niños, son igual que él o ella y que si alguno de sus compañeros tiene un problema, debemos intentar ayudarle con el fin de que ese compañero no llegue a tener un problema peor.

En casa podemos empezar a trabajar desde pequeños la gestión de conflictos, es decir, que un menor entienda qué es un conflicto, cómo se genera y cómo se soluciona. Podemos fomentar la resolución de conflictos sin violencia y sin faltas de respeto. Del mismo modo, es en casa donde tenemos que inculcar a los menores la tolerancia a la frustración, es decir, no todo puede ser como ellos quieran, en el momento que ellos quieran y han de asumirlo sin dirigir comentarios despectivos y ofensivos a las personas que no se lo concedan, ya sean padres, hermanos o amigos.

Es necesario que los adultos, enseñemos a los niños a solucionar los conflictos sin que el mismo suponga un problema más gordo, de la misma manera que le enseñamos a comer, y dejamos que lo haga solo, o le enseñamos a escribir, y posteriormente lo intenta solo. En lo relativo a las conductas y a los conflictos, es nuestra labor enseñarles a solucionarlos y que ellos aprendan a gestionarlos de manera autónoma.

Es fundamental en el núcleo familiar, fomentar la comunicación con nuestros hijos, puesto que es una muy buena manera de conocer la situación en la que se encuentra en el colegio, tanto si esta siendo victima como si esta ejerciendo de verdugo. Lo ideal sería no limitarnos a contarnos las cosas entre padres e hijos sino a incluir sentimientos en las situaciones que contamos, es decir, si nuestro hijo tiene un examen, no basta con que nos cuente qué tal lo ha hecho, sino qué ha sentido él cuando lo ha hecho, tanto si ha salido bien como si ha salido mal, cómo lo ha vivido, integrar el vocabulario emocional desde pequeños, facilita mucho la expresión de situaciones de conflicto.